Sevilla

«Si en Sevilla hago el toreo que llevo dentro, mi vida cambiará por completo»

Gonzalo Caballero repasa el invierno y habla de sus sensaciones ante la novillada que el miércoles abre la Feria de Abril

El novillero madrileño, en imagen de archivo
El novillero madrileño, en imagen de archivolarazon

Su refugio es el campo sevillano de Aznalcázar y su compañía, la soledad. La misma que estará a su lado, en el ruedo, este miércoles en La Maestranza cuando salgan por la puerta de chiqueros sus dos novillos.

Su refugio es el campo sevillano de Aznalcázar y su compañía, la soledad. La misma que estará a su lado, en el ruedo, este miércoles en La Maestranza cuando salgan por la puerta de chiqueros sus dos novillos de Juan Pedro Domecq y Parladé. Gonzalo Caballero volverá al coso del Baratillo un año después de su debut con picadores. Por su mente pasa el triunfo: abrir la Puerta del Príncipe. Sin embargo, el madrileño sabe que ser la novedad quedó atrás. Ahora toca aguantar la exigencia. Y así lo desea.

-Sevilla, primera cita de la temporada, un año después de debutar con picadores. ¿Cómo afronta un compromiso de este peso?

-Sevilla es la primera novillada que tengo este año y lo afronto con mucha ilusión. Pienso en todas las formas en las que puedo vivir ese momento, en todos los escenarios posibles que pueden suceder esa tarde. Además, en ese ruedo debuté con picadores hace un año y estoy deseando que llegue el día. La Maestranza es la plaza donde más he podido disfrutar de la pureza del toreo.

-La preparación será clave para este tipo de compromisos.

-Llevo tiempo preparándome para esta cita. He pasado el invierno en Aznalcázar (Sevilla), aislado de todo, preparándome con mucha ilusión y ganas. He aprovechado para leer mucho, andar y pensar en lo que quiero que pase.

-¿Y qué quiere que pase?

-Principalmente deseo que el público vea la imagen y la dimensión que quiero transmitir de mí. Que sientan esas ganas y ambición con las que afronto todos los compromisos y que se vea mi concepto del toreo.

-Un concepto que sorprendió en su momento por ese valor seco que le permite clavar las zapatillas en el albero.

-Pienso como aficionado y lo que busco es la emoción. Cuando más disfruto es cuando pasan los toros muy cerca. Cuanto más cerca, mejor. Ese es mi concepto. Lo pude poner en práctica el año pasado con mi escaso oficio y este año lo seguiré haciendo, pero imprimiendo más sustancia en mi toreo.

-¿A qué se refiere con «más sustancia»?

-Me refiero a poder traer al toro más enganchado desde adelante. Dar al toro esa opción en cada cite de que elija si la muleta o uno mismo. Quiero enseñar al público, cada tarde, cuál es la condición del toro, sin abusar de los toques. Eso sí, una vez enganchado el novillo, soltarlo detrás de la cintura para darle profundidad al muletazo. Todo ello quiero sumarlo este año a lo que ya vieron de mí la temporada pasada.

-En 2012 fue la novedad, pero este año puede notar la exigencia.

-Me gustan las exigencias. Me motiva ir a una plaza exigente y que le miren a uno con lupa. Quiero que la gente vaya con la intención de ver cómo me pongo en el sitio donde el novillo puede elegir y que esperen esos muletazos largos y profundos. Me gusta ir a los cosos exigentes y estoy tranquilo porque mi idea es crecerme ante la exigencia.

-Su trayectoria novilleril está marcada por las grandes apuestas.

-Soy un novillero que entra en las plazas donde no priman los intercambios ni van los novilleros que tienen influencias, ni tampoco a un nivel económico inferior a los mínimos establecidos. El año pasado toreé 17 tardes, entre las cuales, cinco o seis fueron en plazas de primera.

-¿Se siente afortunado por ello o le gustaría poder adquirir oficio en plazas de menos categoría?

-Me siento muy afortunado. Torear en Sevilla, Madrid, Pamplona... Es un privilegio. Además, todas las noches me acuesto con la conciencia tranquila de saber que respeto la profesión. La grandeza que puede darte el toreo es lo más bonito del mundo. Y sé que si estoy incluido en esas plazas es porque me lo gano, aunque el año anterior pasé por una mala racha con la espada y perdí las orejas en Valencia y en Dax. Y sin trofeos, no es lo mismo. Por ello, soy consciente de que cada día debo dar un golpe de autoridad, pues la independencia así lo pide.

-Además de Sevilla, el miércoles, está anunciado el 20 de mayo en Las Ventas con una novillada de Nazario Ibáñez.

-Torear en Madrid es un placer. Siempre que paso cerca de la plaza se me pone el vello de punta. Poder actuar en Las Ventas es lo más bonito que me ha pasado en esta vida, de momento, y siempre que tengo un compromiso en esta plaza me considero el más feliz del mundo.

-¿En qué piensa antes de afrontar una responsabilidad como es torear en plazas de primera?

-El año pasado no tenía ningún oficio y la mentalización era clave. Debía suplir mis carencias con ello. Cuando uno está mentalizado y sabe a lo que va tiene un punto importante ganado a su favor. También te ayuda a ver qué ha pasado cuando las cosas no han salido como uno se las esperaba.

-¿Entrena también la mente?

-La lectura es mi gran afición, aparte del toreo, y me ayuda mucho. Me gusta leer a filósofos y pensadores de la Historia.

-¿Otras citas marcadas en el calendario aparte de Sevilla y Madrid?

-No me gusta saber cuándo toreo. Prefiero que no me digan las fechas que hay marcadas. Ahora mismo, mi mente está puesta en Sevilla. Sé que si en esa plaza se reproduce la imagen del toreo que llevo dentro, que he podido plasmar en el campo, mi vida va a cambiar por completo. Conseguiré el sitio que busco y poder estar en las grandes ferias, de otra manera.