Teatro
Trapecio sin red, pero con mucho humor
Cuarta Pared recupera las variedades con «Tres Tiki Tigres»
Con la Revolución Industrial se instalaron en el ocio urbano fórmulas como los espectáculos de variedades y el café cantante. Como sostiene Ignacio García May, uno de los creadores e intépretes del espectáculo, no parece extraño que «en esa época tan convulsa, frente al teatro realista y social, existiera todo ese género que era una ventana a la fantasía y a pasar un rato fuera de esa realidad tan gris». También es obvio que en la coyuntura actual la compañía se empeña en «reivindicar lo extravagante». Sea cual sea la excusa, parece una buena oportunidad para que los espectadores del teatro alternativo descubran esos espectáculos en los que los cuplés se alternaban con los funambulistas y que, en versión contemporánea, ha hecho triunfar a «The Hole», el espectacúlo de Paco León e Yllana, que sigue en cartel.
Explorar un género tan particular ha llevado a los miembros de la compañía a tomar el escenario cuando no era ésa su idea inicial: «El proceso de creación ha sido tan singular que luego tuvimos que rendirnos a esa evidencia. Somos un grupo de cuarentones largos y, de repente, ha surgido una creación colectiva como se decía antes», explica José Luis Patiño, que se sube a las tablas con García May, Jesús Hierónides e Isabel Arévalo.
Hay que realizar una experiencia previa, pues el público no disfrutará del riesgo de semejantes hazañas sino de la forma de ejecutarlas de sus intérpretes:«Defendemos números de variedades clásicos desde la absoluta incapacidad de asumirlo, pues no somos ni trapecistas, ni mentalistas, ni ventrilocuos...». No hay mejor forma de hacerlo que a través de un «humor singular y absurdo, pero que funciona muy bien. Es la manera que tenemos de blindar el espectáculo plagado de estrellas que es lo que prometemos al principio de cada función», continúa Patiño.
«Danubio azul»
En total, catorce números en los que la ambientación musical es fundamental, pues además de un pianista, los intérpretes contribuyen a la banda sonora con trompeta, ukelele, platillo, caja... y cantando. Por ejemplo, como era tradicional, al número de los trapecistas le acompaña el vals del «Danubio azul», imprescindible en cualquier circo clásico que se precie. «Lo que sorprende, dicho con respeto al público, es la impunidad de un material difícil y que les impacta. La gente se queda pasmada de cómo resolvemos los números de circo o el del mentalista que adivina el número de la lotería con nada», asegura Patiño.
A pesar de lo minimal, el clasicismo invade la propuesta con los protagonistas de esmoquin y la pianista con un vestido largo de lentejuelas y, como único elemento escénico central, una alfombra persa. «Además de los elementos que han ido surgiendo de la absoluta necesidad, partimos del presupuesto de hacerlo todo con lo mínimo posible, no por una cuestión económica sino estética», aclara la compañía.
Cuándo: 2, 3, 4, 6, 13, 20 y 27 de enero , 20h. Dónde: Sala Cuarta Pared. C/ Ercilla, 17. Madrid. Cuánto: 14 euros. Tel. 91 517 23 17.
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