Buenos Aires
Huskies, los perros de trineo del fin del mundo
La crianza y el entrenamiento de los huskies, los clásicos perros que tiran de los trineos, es una de las tantas atracciones que posee la ciudad argentina de Ushuaia, a 3.260 kilómetros al sur de Buenos Aires, donde todos los inviernos se realiza la Carrera del Fin del Mundo.
Desde hace 23 años, Hugo Flores cría y adiestra huskies en la capital de Tierra del Fuego, la provincia más austral de Argentina, donde administra el centro invernal Las Cotorras, que durante todo el año recibe a turistas de distintas partes del mundo ansiosos por conocer a los famosos "perros nórdicos"del hemisferio sur.
Flores tiene alrededor de cien perros, cada uno con su propia caseta, de dos razas distintas: alaskan husky, especie que se caracteriza por ser de las más veloces ya que es un mestizaje entre nórdicos y lebreles, y siberian husky, valorados por su "largo aliento"y resistencia para "correr todo el día".
"El siberian es más liviano y es un perro muy hiperactivo, pero tiene que tener un amo que los sepa dominar porque es muy independiente", dijo Flores, quien también es uno de los organizadores de la competencia de trineos que en junio, con las primeras nevadas fuertes, se lleva a cabo en Ushuaia.
Las carreras se desarrollan en el transcurso de cuatro días a lo largo de 200 kilómetros, en jornadas tanto diurnas como nocturnas en las que "los perros corren entre 20 y 40 kilómetros"diarios, y donde se utilizan como "pistas"distintos valles y bosques fueguinos.
"Tengo un equipo de competición que hace 30 kilómetros por hora", aseguró con orgullo Flores.
En cada edición participan un promedio de veinte equipos, principalmente argentinos, pero también corren chilenos y en alguna oportunidad hubo concursantes de Brasil.
Flores entrena con sus perros incluso en la época del año en la que no hay nieve y el rendimiento de los canes se reduce considerablemente.
"Estos perros, mientras más frío hace, mejor trabajan. Cuando hace calor tienen otro ritmo, por eso en verano la tirada la hacemos de dos kilómetros", explicó el adiestrador.
En primavera y verano, Flores abandona el típico trineo por un carro con neumáticos para desplazarse con los huskies por el terreno rocoso característico de la zona, y así continuar con los paseos turísticos que permiten que el centro invernal subsista todo el año.
"Normalmente ato a doce (perros) y subo hasta seis turistas (al carro). De esa forma nos ganamos la vida todos los días", contó.
Al frente del trineo siempre va el perro "líder", que no es aquel "que tiene supremacía por ferocidad"sino que es el más atento a las órdenes del conductor del trineo, lo que no se debe a una característica innata particular sino que se logra a base de mucho entrenamiento.
"Los líderes normalmente son más tranquilos y ellos permanecen a la espera de que uno les de una orden. Los perros que van al fondo puede ser porque están aprendiendo o son muy dominantes y les gusta el conflicto", aseguró Flores.
La comunicación entre el entrenador y sus huskies es con gritos y silbidos: "shi"es para girar a la derecha, mientras que "ja"indica a la izquierda.
"Cuando uno aprieta el freno del trineo, el animal siente la resistencia y sabe que vamos a parar. Hay algunos a los que no les gusta mucho parar y entonces comienzan a hacer, como dice la jerga humana, un 'piquete' y ladran como diciendo 'vamos, vamos'", contó el experto.
Flores aseguró que los canes disfrutan pasear en el trineo ya que "lo único que quieren es salir a correr"y por eso comienzan a aullar e impacientarse cada vez que llega un contingente de turistas porque "saben que van a salir"a andar.
"Por eso a estos perros en las grandes ciudades la gente no los entiende y normalmente huyen, no porque no quieran estar con la familia, sino porque su mente está preparada para marchar todo el día", sostiene.
Para el entrenador las personas adquieren este tipo de perros "por su estética y belleza"y se olvidan de que su hábitat natural no es un "apartamento"sino que los huskies "corren por instinto".
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