Nueva York
Militares del «apartheid» para derrotar a los furtivos
En el mismo terreno en el que hace décadas luchaban contra los guerrilleros que hoy les dan trabajo desde el Gobierno, veteranos de las fuerzas del "apartheid"dirigen la batalla contra los cazadores de rinocerontes en el Parque Nacional Kruger. "Ésta es mi decimocuarta guerra", dice el exsoldado Otch Otto, coordinador de la unidad de operaciones contra los furtivos en esta reserva estatal de más extensión que Israel, donde el año pasado vio morir a 827 de los más de 1.200 ejemplares abatidos en Sudáfrica para obtener su cuerno.
Como muchos de sus subordinados, Otto ha recibido este mandato de las autoridades sudafricanas por su vasta experiencia en las guerras de frontera que el antiguo régimen segregacionista libró contra el hoy gubernamental Congreso Nacional Africano (CNA) y sus socios en países vecinos.
"Es un tipo de guerra como el de la jungla en Vietnam", cuenta Otto, con treinta años de experiencia militar a sus espaldas, la mitad en las fuerzas especiales, quien define la batalla contra los furtivos como "una guerra de guerrilla de contrainsurgencia".
"Los furtivos utilizan tácticas propias de fuerzas especiales: cruzan la frontera, caminan en silencio, no fuman, andan 40 kilómetros sin descansar, usan señales de manos para comunicarse, caminan sobre la vegetación y saltan sobre las rocas para no dejar huellas".
Otto explica que los cazadores abaten a los animales cuando es casi de noche y que los "rangers"(guardas) deben seguirlos en la oscuridad, en zonas donde se mueven también animales peligrosos como rinocerontes, leopardos o elefantes.
"No hay ningún Ejército que dé este entrenamiento. Por eso nuestra experiencia es decisiva. Es exactamente el mismo tipo de conflicto", afirma el exmilitar, en referencia a las guerras en las fronteras con Mozambique, Zimbabue o Angola que las Fuerzas Armadas del "apartheid"libraron hasta 1994 contra los milicianos del CNA y sus aliados.
La guerra en este tipo de terreno de arbusto, aclara Otto, es especialidad del "ranger", no del Ejército, y los militares sudafricanos recibieron formación de los guardas cuando en los años 60 comenzaron a combatir a la resistencia refugiada en los países limítrofes.
"No sólo tenemos que atrapar a los cazadores, también debemos cuidar la naturaleza", añade, destacando la importancia de mantener el equilibrio entre esas dos labores.
Otto trabaja bajo las órdenes directas del general retirado Johan Jooste, con quien comparte el inglés de fuerte acento afrikaans y el ademán marcial.
Un Ejército convencional como el sudafricano actual, sin experiencia en guerra de guerrillas, puede ofrecer apoyo pero no liderar las operaciones de contrainsurgencia contra los furtivos, explica desde su despacho en el centro de operaciones.
"El cuerpo de rangers del Kruger se ha convertido en una unidad antifurtivos", dice Jooste, quien destaca la importancia insustituible de las habilidades en el campo de estos guardas convertidos en fuerzas especiales.
"No puedes traer gente de Nueva York, no importa cuán inteligente sea, sin esa experiencia", sostiene con cierto orgullo Otto, quien cita cuerpos de elite del Ejército estadounidense para explicar que no podrían hacer el trabajo de los "rangers".
Pero los ecos del pasado militar de la región se encuentran también en las líneas enemigas.
Los comandos de furtivos que amenazan al rinoceronte en el parque provienen mayoritariamente de Mozambique, desde donde a menudo se infiltran cruzando la frontera para buscar a sus presas con una disciplina militar que es alabada por los propios guardas.
Son en muchos casos exguerrilleros, que deben sus aptitudes a los más de quince años de guerra civil mozambiqueña, durante la que vivieron literalmente en bosques de arbustos similares al que predomina en el Kruger, y conocen la zona como la palma de su mano.
"Son auténticos soldados de contrainsurgencia, verdadera elite", dice de ellos con admiración Otto.
✕
Accede a tu cuenta para comentar