Vacaciones
La belleza de un viaje a Granada en invierno
A los pies de su imponente Alhambra, la ciudad de Granada se ofrece al viajero llena de vitalidad, arte y cultura
A los pies de su imponente Alhambra, la ciudad de Granada se ofrece al viajero llena de vitalidad, arte y cultura.
A los pies de su imponente Alhambra, la ciudad de Granada se ofrece al viajero llena de vitalidad, arte y cultura. La antigua capital nazarí constituye un núcleo receptor de turismo debido a sus monumentos, a la cercanía de su estación de esquí, a los valles y barrancos de la Alpujarra, así como a su conocida Costa Tropical. Pero el llamado «embrujo» que posee Granada son sus barrios, sus plazas, sus gentes, su gastronomía. La urbe es un destino de viaje en el cual, especialmente en invierno, tal y como poetizó Federico García Lorca, “...hay que hurgar y explorar nuestra propia intimidad y secreto”.
Sierra Nevada condiciona el clima de Granada convirtiendo su invierno en una estación de frecuentes heladas. Pero lejos de hacer de ella una ciudad «fría», la envuelve en la calidez de su manto blanco dotándola de una luz única. En este marco Granada incita a pasearla, a recorrerla, a perderse en ella, a levantar la vista hacia la Montaña del Sol admirando el reflejo de su nieve, a enamorarse de sus calles, callejuelas y callecitas. Este artículo desvela rincones y establecimientos para disfrutar del invierno granadino.
En pleno centro se encuentra la Plaza Nueva, la cual –a pesar de su nombre– es la más antigua de Granada. Quizás sea uno de los puntos de inicio más populares de las rutas turísticas. Se halla entre el centro moderno y la Carrera del Darro. Desde ella se inicia la subida al Albaicín, ya sea por la emblemática calle antes citada o por las callejuelas que llevan a la Calderería y a sus muchas teterías. En un extremo de la plaza, frente al comienzo de la Carrera del Darro, se asienta un negocio de hostelería con más de treinta años de historia: Café Lisboa. Es un lugar de referencia para autóctonos y turistas, donde el calentarse saboreando su café de tueste propio acompañado de un pionono –pequeño pastel típico de Granada– se convierte en un momento inolvidable del día. Este sitio ofrece una carta de productos fresca y variada a la vez que sencilla, y por su ubicación, servicio y horario, es muy recomendable tenerlo en cuenta cuando se visita la ciudad nazarí.
Recorrer la Carrera del Darro es un imperdible en el invierno de Granada, pues en esta época el murmullo del río es aun más audible por arrastrar mayor caudal de agua. La calle está considerada una de las más bonitas del mundo: desde ella se contempla la majestuosa figura de la Alhambra. En el número 5 de la misma se conserva un interesante y bello palacio renacentista del siglo XVII –cuyo interior alberga un museo-tienda– conocido por Patio de los Perfumes. Adentrarse en él es un viaje olfativo donde se descubren los secretos de la elaboración de perfumes y se aprenden los métodos de fabricación artesanal de sus productos. Podría decirse que han conseguido introducir en un frasco la esencia de Granada, pues han elaborado una línea de aromas que evocan los rincones de la ciudad. En la sección dedicada a la venta es posible adquirir fragancias que contienen los matices que hacen única a Granada.
Un rasgo de la fisonomía del centro moderno de la ciudad es que es típicamente burguesa, con gran peso de la arquitectura del siglo XIX plasmada en numerosos edificios renacentistas y barrocos. Por su calle principal, Reyes Católicos, se vislumbra una Granada cosmopolita que ofrece entre tiendas y comercios, un rinconcito gastronómico imperdible: La Fábula. El restaurante se encuentra en el interior de un hotel asentado en un antiguo palacete. Todo el edificio fue rehabilitado siguiendo los cánones de arquitectura de los antiguos palacios andaluces. Por ello posee un característico jardín con fuentes y plantas aromáticas. La gastronomía cobra vida en este sitio guiada de la mano del chef Ismael Delgado, galardonado con un estrella Michelín en el 2008. Su cocina de autor es tranquila y sosegada en un entorno privilegiado y único, convirtiendo el acto de comer en un despertar de los cinco sentidos.
Sin abandonar el corazón de Granada, unas calles reflejo del encanto del pasado y de la armonía arquitectónica actual de la urbe conducen a la popular Plaza de Gracia. En ella, el establecimiento Puesto 43 representa la tradición granadina y su relación con el pescado. Más de cien años lleva este negocio familiar seleccionando los mejores productos de la mar, para finalmente en el año 2012 abrir las puertas de un restaurante en el que “sentarse a la mesa” es una experiencia que acerca a la cultura culinaria de Granada. Recomendado durante cuatro años consecutivos por la guía Michelín su chef, Blanca Sánchez, deleita al comensal sorprendiéndolo con el sabor del mar, y a través de él, emocionándolo.
Tal y como escribió el poeta y se indica en el inicio de este texto, “para conocer bien Granada hay que hurgar y explorar nuestra propia intimidad y secreto”. Al hacerlo nos dejamos llevar no por los grandes monumentos, sino por enclaves de belleza inmaterial e indescriptible como el Paseo de los Tristes, el Barrio del Realejo, Sacromonte, los Cármenes del Albaicín, el Lavadero de la Puerta del Sol, el mirador de San Miguel Alto, el de San Nicolás..., para descubrir que la ciudad nazarí, al igual que nosotros mismos, late y posee sentimientos.
We Love Places, amamos las ciudades que por encima de su belleza, la sencillez de su esencia las convierte en inolvidables para el viajero.
Viaje organizado por Door To Door.
Vuelo a Granada por cortesía de Vueling, uno de los destinos que la compañía oferta más económicos este invierno.
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