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Tatuajes en el alma

Tatuajes en el alma
Tatuajes en el almalarazon

Es un día distinto. He escrito tantas veces, en este blog, sobre el lamentable estado de la administración de justicia, que cuando, como hoy, he recibido una resolución del Consejo General del Poder Judicial en la que se reconoce el derecho una indemnización a un cliente (un sufridor diría yo, o dos mejor, porque yo sufro con el) por un funcionamiento anormal de esa administración de justicia, parece que las viejas luchas en que uno está metido y los continuos disgustos y reivindicaciones, reverdecen y reciben savia nueva como una corriente fresca de aire o de agua purificadora. Entonces me digo a mi mismo, frente a los sinsabores, frente a los disgustos, contra los retrasos, contra la administrativizacion de la justicia, contra el trato despersonalizado, merece la pena seguir luchando porque algunas veces se puede ganar. Y sí; efectivamente esta es una de esas veces en que se gana, y en que el sistema es derrotado por el justiciable doliente y sufriente, y por un modesto abogado de trinchera.

Juzgado de Ocaña, ubicado en un palacio-Castillo del siglo XV en el que los abogados y los procuradores tenemos que ponernos el abrigo por encima de la tóga , del frio que hace. Marcando tendencia de moda. Uno de ellos, tarda seis meses en realizar impulso procesal alguno en un procedimiento de divorcio, en un caso en el que se había producido un traslado inconsentido de un niño al sur de España. Iniciamos acciones inmediatas ante el Juzgado pero pasa el tiempo y mientras tanto el padre, mi cliente, se ve sometido a un “tratamiento completo” de violencia de género: la madre le presenta una denuncia por maltrato ante el Juzgado de violencia contra la Mujer de la ciudad del sur a donde se había trasladado. La representante del Ministerio Fiscal no duda en pedir provisionalmente un régimen de visitas que supone a mi cliente viajar, entre ida y vuelta, en torno a 1.000 Km, más alquiler de habitación, más condiciones de visitas restrictivas. Y, para terminar, el Juzgado tarda más de lo adecuado en potenciar e impulsar el procedimiento. Mientras tanto, mi cliente aunque se ha visto privado de su hijo físicamente y se ha visto meses privado por la madre de cualquier contacto, antes de que se produzca el auto de medidas provisionales, cumple con la resolución judicial y hace la pena de “kilómetros” de condena correspondientes para poder estar con su hijo, del que se ha visto privado por voluntad unilateral de la madre. Se celebra la vista por la denuncia de violencia de género y es absuelto con todos los pronunciamientos favorables, pero el juzgado sigue sin señalar fecha para el juicio pero las lamentables medidas provisionales siguen en vigor, y como dice Sabina en su canción

“Y nos dieron las diez y las once y las doce

y la una y las dos y las tres

y desnudos al amanecer nos encontró la noche.”

Y así fue, pasó un mes y dos y tres hasta llegar a seis, y desnudos por el sistema, o sea indefensos, nos encontró la luna de invierno y frío de Ocaña, y se acordaron de nosotros, pero nosotros también nos acordamos de la administración de Justicia, y acudimos a presentar una reclamación patrimonial contra la administración por retrasos indebidos. Y esto es lo que ha venido ahora estimado en el informe del Consejo General del Poder Judicial.

¿Y porque pasa esto?, porque la Justicia de familia se ha deshumanizado, los justiciables han pasado a ser un numero estadístico, un instrumento del engranaje en el sistema, un producto de funcionariado; se ha vuelto lenta en términos generales y en particular en este caso muy lenta, demasiado lenta en más ocasiones de las que debería, como para valorar que no estamos hablando de papeles, estamos hablando de personas, estamos hablando de niños, estamos hablando de entornos familiares que sufren, de paro, de falta de dinero, de crisis que afecta a la vida y a la esperanza de pasar página, y esto no es un tatuaje sino que esto es alma interior, derechos fundamentales, dignidad.

Termino con una anécdota, de ayer mismo. Hablaba con un tatuador sobre la crisis económica y la repercusión sobre la familia y las rupturas, y me contaba la historia de sus padres y sus problemas, además de cargar contra los políticos, la corrupción etc, ( yo callado por si acaso) y me decía como vive su sector las rupturas de parejas.: ha aumentado el número de clientes que quieren borrarse tatuajes de nombres de novias o novios o esposas o esposos.

Vida esta que nos lleva al Castillo de Kafka y al exterminador de tatuajes.

Ojalá pudieran también quitarse los tatuajes del alma con una administración de justicia que fuera rápida y eficaz, además de cálida, y sin que fuera necesario indemnizaciones por retrasos o dilaciones indebidas.