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«Atrapa la bandera»: A media asta

La Razón
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Animación española. Bien, qué alegría. Con una historia que transcurre en EE UU y basada en un capítulo de la humanidad tan norteamericano como aquel viaje a la Luna de los años 60. Lo entiendo, una buena idea para vender la película fuera de nuestras cada vez más confusas fronteras, pero el público que juega en casa puede quedarse un tanto pasmado. Me contestarán sus creadores, y también es cierto, que el guión de «Atrapa la bandera» planea alrededor de los, por otro lado, mismos mensajes de siempre en esto de la animación para menores, y que resultan universales: el enaltecimiento de valores como la amistad y el valor, y la defensa del núcleo familiar, que al arrancar la cinta (con unas magníficas escenas acuáticas, todo hay que reconocerlo) se encuentra en este caso un poco descompuesta. Así el asunto, cuando un ambicioso y hortera multimillonario (no hace falta que nos digan que nació en Texas, porque canta...) quiere apropiarse de la energía que alberga aquel satélite para explotarla y aumentar una ya considerable fortuna, el niño protagonista decide plantarle cara y recurrir a su abuelo, un ex astronauta amargado porque jamás pudo participar en ese mítico viaje (que para un 40 por ciento de la población mundial fue un timo rodado cerca de Londres...) y, junto a una valiente chica, se embarcan en un cohete para frenar los planes del malvado tipo. De buena factura técnica y algún despiste raro (me pregunto de dónde saldrían los diminutos trajes espaciales que se enfundan ambos niños), el filme resulta entretenido, que no emocionante, aunque, insistimos: puestos a elegir, preferimos al castizo y peludo Indiana Tadeo.