
Jeff Bezos
Jeff Bezos, fundador de Amazon, desvela su plan para salvar el planeta: "Tendremos que llevar toda la industria pesada fuera de la Tierra"
El fundador de Amazon plantea trasladar fábricas y centros de datos a la Luna o asteroides, usando energía solar ilimitada y recursos espaciales, con la promesa de liberar a la Tierra de la contaminación industrial

El fundador de Amazon y Blue Origin, Jeff Bezos, ha vuelto a insistir en una idea que parece sacada de una película de ciencia ficción: trasladar la industria pesada fuera de la Tierra. Según su visión, las fábricas y los centros de datos podrían instalarse en la Luna o en asteroides cercanos, aprovechando la energía solar prácticamente ilimitada y los recursos minerales extraterrestres.
Su objetivo sería dejar la Tierra como nuestro lugar seguro y protegido. Su objetivo sería dejar la Tierra como nuestro lugar seguro y protegido. En palabras del propio Bezos: “Tendremos que llevar toda la industria pesada fuera de la Tierra. No hay plan B, este es el bueno”.
La propuesta de Bezos se presenta como una solución radical, y quizá demasiado optimista, a la crisis ambiental que vive nuestro mundo: liberar al planeta de la contaminación industrial y garantizar un futuro sostenible.
Sin embargo, este plan genera más preguntas que respuestas. ¿Quién controlará esas fábricas espaciales? ¿Qué países o corporaciones tendrán acceso a los recursos de la Luna y los asteroides?
Un futuro lejano frente a la urgencia presente
Exportar la industria al espacio puede interpretarse como una evasión de responsabilidades más que como una solución real.
Mientras se sueña con colonias orbitales, la mayoría de los países aún luchan por reducir emisiones, descarbonizar sus economías e intentar establecer planes de justicia ambiental.
La visión de Bezos puede servir de cara a un futuro muy lejano, pero no sustituye la necesidad de actuar aquí y ahora. Antes de mirar a las estrellas, debemos demostrar que somos capaces de cuidar el suelo que pisamos. Trasladar el problema fuera del planeta no lo elimina ni lo soluciona: seguirá existiendo aquí.
La propuesta genera muchas dudas. Un futuro tan idílico, con energía ilimitada y producción limpia, resulta poco creíble cuando aún no se han resuelto los problemas que persisten en nuestro planeta.
Además, la gran incógnita es quién se beneficiará realmente. Si la infraestructura espacial queda en manos de corporaciones privadas, el riesgo es que se convierta en un nuevo monopolio tecnológico, creando nuevas guerras por la colonización, ahora ya fuera del planeta, y ampliando la brecha entre quienes acceden a esos recursos y quienes quedan relegados a un mundo cada vez más vulnerable.
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