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¿Qué son y por qué han aparecido dos manchas negras sobre Júpiter durante esta semana?

Un inusual fenómeno astronómico ha dejado a los telescopios de medio mundo apuntando hacia el gigante gaseoso: dos sombras oscuras se proyectaron sobre su superficie en un evento tan espectacular como imposible en la Tierra

¿Qué son y por qué han aparecido dos manchas negras sobre Júpiter durante esta semana?
¿Qué son y por qué han aparecido dos manchas negras sobre Júpiter durante esta semana?Montaje propio

Durante la madrugada del 5 de noviembre, según ha informado National Geographic, los observatorios profesionales y miles de astrónomos aficionados de todo el planeta dirigieron su mirada a Júpiter, el mayor de los planetas del Sistema Solar. Lo que registraron fue algo que, aunque no inédito, sí excepcional: dos manchas negras perfectamente visibles sobre las nubes del gigante gaseoso, moviéndose lentamente de un extremo a otro.

A simple vista o, más bien, a través de telescopios de aficionado con una apertura de unos 15 centímetros, las manchas parecían misteriosas sombras flotando sobre la atmósfera del planeta. Pero su origen tiene una explicación fascinante y completamente natural.

¿Qué son las dos manchas sobre Júpiter visibles durante esta semana?

Las dos manchas eran, en realidad, las sombras proyectadas por Ío y Europa, dos de las lunas más conocidas de Júpiter, cuando ambas se interpusieron entre el planeta y el Sol. En otras palabras, dos eclipses solares simultáneos desde la perspectiva joviana.

El fenómeno, conocido como tránsito doble, ocurre cuando dos satélites del planeta cruzan frente a su disco al mismo tiempo, proyectando sus sombras sobre las nubes. En este caso, la sombra de Ío se desplazó ligeramente al sur del ecuador joviano, mientras que la de Europa lo hizo más al norte, en un movimiento que duró casi tres horas.

Desde la Tierra, este espectáculo pudo ser captado incluso con equipos modestos, algo que multiplicó su difusión en redes sociales, donde abundaron las imágenes captadas por aficionados desde España, América y parte de Asia.

Un fenómeno imposible en la Tierra

Si el evento resulta tan llamativo es, en buena parte, porque en nuestro planeta jamás podría ocurrir algo así. La razón es tan simple como que la Tierra tiene solo una luna, mientras que Júpiter cuenta con 95 satélites conocidos, según los últimos datos de la NASA y la Unión Astronómica Internacional (UAI).

Esa multitud de lunas convierte a Júpiter en un escenario habitual para los eclipses. Sin embargo, que se produzcan dos o más al mismo tiempo es mucho menos frecuente, debido a las distintas inclinaciones y velocidades orbitales de sus satélites.

Los científicos explican que estos tránsitos múltiples no solo son espectaculares, sino también valiosos para la investigación astronómica. Permiten afinar los cálculos de las órbitas de las lunas galileanas y estudiar la dinámica atmosférica de Júpiter, cuyas capas nubosas reflejan y difuminan la luz solar de forma compleja.

Júpiter y sus lunas galileanas: un laboratorio celeste

Ío y Europa forman parte del grupo de las llamadas lunas galileanas, descubiertas por Galileo Galilei en 1610, junto a Ganímedes y Calisto. Son los cuatro satélites más grandes de Júpiter y los únicos visibles con telescopios de aficionado desde la Tierra.

Cada una de ellas es un mundo en sí mismo:

  • Ío es el cuerpo volcánicamente más activo del Sistema Solar, con cientos de volcanes que expulsan azufre y dióxido de azufre.
  • Europa, por su parte, alberga bajo su corteza helada un océano subterráneo, lo que la convierte en uno de los principales candidatos para albergar vida fuera de la Tierra.

Cuando ambas lunas coinciden alineadas con el Sol, como ocurrió el 5 de noviembre, el resultado es una danza cósmica de sombras que revela tanto la precisión de sus órbitas como la majestuosidad del sistema joviano.

Los astrónomos también aprovechan estas coincidencias para medir la estructura atmosférica de Júpiter, ya que las sombras proyectadas permiten calcular la profundidad de las nubes y su composición mediante análisis de luz reflejada.

Aunque los tránsitos dobles son poco comunes, no son únicos. La NASA prevé que el próximo evento similar será visible a finales de 2026, cuando Ganímedes y Europa crucen simultáneamente frente al disco joviano.

Hasta entonces, el fenómeno del 5 de noviembre quedará como una muestra más de que, incluso a más de 600 millones de kilómetros de distancia, el cosmos sigue ofreciendo espectáculos capaces de asombrar a quienes levantan la vista al cielo.