Crítica de cine

«Kingsman, el círculo de oro»: El agente Peña nos echa el lazo

Confiesa que en Madrid, donde vivió un tiempo, fue gogó y se lo pasó bárbaro, pero la vida del agente Peña («Narcos») y Oberyn Martell («Juego de tronos») cambió, no por los contoneos en una pista de baile, sino gracias a la televisión.

Ya se apunta a Pedro Pascal como la nueva estrella latina de Hollywood
Ya se apunta a Pedro Pascal como la nueva estrella latina de Hollywoodlarazon

Confiesa que en Madrid, donde vivió un tiempo, fue gogó y se lo pasó bárbaro, pero la vida del agente Peña («Narcos») y Oberyn Martell («Juego de tronos») cambió, no por los contoneos en una pista de baile, sino gracias a la televisión.

Que te de las buenas tardes y además en un español estupendo, porque nació en Chile, el mismísimo agente Peña es muy fuerte. Al menos, para los tropecientos mil seguidores y fans de «Narcos», entre los que me incluyo de cabeza. Hasta la tercera temporada, con Escobar ya por fin bajo tierra y Peña transformado en protagonista casi absoluto y ya un poco fantasmagórico, un hombre sin pasado ni presente cuya razón de vida radica en eliminar el tráfico de drogas, resulta extrañamente hipnótica, oscura y fascinante. También apareció en «Juego de tronos», pero esa no me gusta. Le pregunto, porque la actualidad manda en el cine y la televisión también, sobre las extorsiones y peligrosos comentarios de un hermano de Escobar para que no exista una nueva ración de la serie, y Pedro Pascal no se lo piensa: «A veces se provoca mucho drama con un éxito, sobre todo, si contamos temas tan recientes, complejos y violentos; en el fondo, el problema no es conmigo. Pero en Netflix saben todo lo que deben hacer para contar la historia, están abiertos y tiene licencia para interpretar, inventar o exagerar; la intención es narrar algo muy humano y, visualmente, lo mejor radica en que capturan lo que supone Colombia y su belleza. De hecho, el héroe hasta ahora de la ficción es aquel país, la complejidad que encierra, y la resistencia y alegría de su gente por encima de los políticos, la policía o los propios mafiosos». Es una forma de verlo.

Y de una polémica a otra: la airada queja de los colombianos residentes en España por la campaña aquella de «Narcos» con el slogan «Blancas Navidades»: «Es normal que se cansen y estén agotados de que los asocien con ese asunto, tienen mucho más que ofrecer como dije, la hermosura de Colombia, su literatura... todo más poderoso que la cocaína. La guerra allí estuvo relacionada sobre todo con el conflicto del comunismo. Yo viví tres años por aquellos lugares debido a la serie, además, tengo familiares y amigos en Colombia, y andaba tranquilo por la calle, iba al cine, llevaba una vida normal. Volveré durante el resto de mi vida a visitarla. Ya basta con eso, hay mucho más que decir».

Y aparcamos a Peña un poco a regañadientes para hablar del agente Whiskey (así escrito), el personaje que encarna este atractivo y cálido actor en «Kigsman»: «El director vio los primeros episodios de “Narcos” y es una persona que cuando descubre lo que busca ya no lo suelta. ¿Cómo se llama eso? (y dice, pero en inglés, lo siguiente) Un obsesivo compulsivo, exacto, lo que se refleja en todo cuanto hace, en los colores de la película, en las secuencias de acción, y descubrió algo de mí que quería para Whiskey, aunque yo no sea ni un caballero del sur ni un vaquero... Sin embargo, hubo un largo cansting para la película. Este hombre se trata de un tipo misterioso, un poco malote, peligroso y serio comparado con el loco mundo que lo rodea. Tuvimos que encontrar su estilo».

En cuanto al rodaje, y, aunque parezca que se lo pasaron en grande, confiesa que «fue muy fuerte, trabajamos como locos, incluso hay escenas que no se ven porque las dejaron fuera tremendas. Por ejemplo, me amarraron a un toro mecánico cinco días, y ya no soy tan joven... También nos movimos, viajamos a Italia, pero la mayor parte del tiempo transcurrió en Londres». Y Pascal reconoce asimismo que compartir filme con un reparto como éste (de Colin Firth y Taron Egerton a Julianne Moore, Jeff Bridges, Halle Berry, Channing Tatum o el mismísimo Elton John con una memorable autoparodia) «ha sido un sueño para mí, aunque las horas en el set eran bastante largas porque debíamos ofrecerle a Matthew Vaughn lo que buscaba...». Tal como lo pinta, causa un poco de respeto este realizador.

Y también responde sobre la importancia que le otorga a las redes sociales: «No me las tomo muy en serio, me tomo en serio mi trabajo, las entrevistas como ésta, y todo eso... No sé. Cuando estás solo en un hotel y aburrido, vale; ahora bien, subir las fotos de tu sobrino, controlar cómo te ven los demás... Yo creo que se debe intentar ser lo más auténtico posible. No obstante, ya hablamos de otro tema más serio si, frente al actual clima en la política estadounidense, alguien se siente un inútil y recurre a ellas para decir lo que piensa y luego comprueba que tiene 800.00 personas que ven de qué lado está». ¿Y cómo le sienta la fama al nuevo chico Loewe (es la imagen de su perfume Solo) y al latino de moda en Hollywood? «Pues no la he experimentado en ningún sitio como aquí, en España, éste es mi verdadero hogar...». Pues quédate entre nosotros, Peña, que falta nos haces.