Novela

Duelo emocional «on the road»

Duelo emocional «on the road»
Duelo emocional «on the road»larazon

Es una autora desconocida en castellano, pero a buen seguro que pronto dejará de serlo. Para hablar del presente libro, es inevitable remitir al lector a códigos literarios y visuales de los que Bensimon es deudora y que fluctúan entre los mejores clásicos del «spaghetti western», la oscarizada «Thelma y Louise», las míticas road-movies que se sirven de la Ruta 66, sin olvidar una obra de culto: «On The Road». Las dos protagonistas de este libro arrastran mochilas emocionales vinculadas a su educación y su pasado, y no podemos simplificar la novela en un mero viaje por Brasil o los desolados paisajes de La Pampa. Gasta, la novelista, un lirismo prudente y un sarcasmo a prueba de algodón que se columpia por cada línea o cada kilómetro que recorren. Julia y Cora no se ven desde hace tiempo. En mitad de la veintena, se reencuentran para hacer un viaje en coche. Es cuando la narradora, con el dedo certeramente instalado en el gatillo –como un buen director de cine–, convierte los diálogos en una alerta contundente de los distintos universos en los que viven las jóvenes: una, estudiante de moda que vive en París; la otra, aprendiz de periodismo que reside en Montreal. Sensibilidad, sutileza, pericia e ironía son la tónica de este texto en el que la novelista transforma cada detalle en un ítem complejo. Por sus páginas se deslizan cuestiones controvertidas que nos hablan de conocimiento, redención y ruptura de un amor reprimido por no ser políticamente correcto. Aunque pueda parecer un alegato pan-pluri-sexual, en el fondo, sólo hay una lectura: las verdaderas pasiones son un único sexo: el propio; y sólo tienen una medida: nuestro ombligo. No es la crónica de un romance gay... Se habla de dudas vitales. Un viaje de piel hacia adentro, con paradas en segundas oportunidades, que arriban en equívocos poéticos. Se habla de una mujer que no tiene ningún problema con su libido y otra que sí lo tiene... Pero más allá del argumento (siempre hay que ir más allá de él), luce la prosa de una escritora –en quien la revista «Granta» ya ha puesto su pluma– y tiene un modo de mirar, distinto, que ilumina el verbo.