Sagas que gozan de muy buena salud

Es la excepción. Georges Remi, alias Hergé, pedía en su testamento que nadie se ocupara de su universal Tintín tras su muerte. Así ha sido, aunque recientemente la viuda del dibujante belga abría la posibilidad a revivir la serie con nuevas entregas, una manera de poder mantener los derechos del héroe cuando estos caduquen en 2054.

Si alguna vez vuelve el reportero a las viñetas, no será el primer personaje que sobrevive a su autor. El mundo del cómic, especialmente el francobelga, está lleno de antecedentes en esta línea, con dibujantes y guionistas que han conseguido mantener el espíritu de estas series.

Uno de los casos más conocidos es el Lucky Luke, el vaquero creado por Goscinny y el dibujante Morris. Achdé con el dibujo y Laurent Gerra con el guión obraronel milagro. Achdé aseguraba en 2005 lo complicado de su trabajo: «Ha sido muy difícil seguir la labor de Morris porque él era muy bueno técnicamente. Me ha costado seis meses poder meterme totalmente en la historia, todo un desafío para un dibujante».

Edgar P. Jacobs fue uno de los íntimos colaboradores de Hergé y a él se le debe la pareja de investigadores Blake y Mortimer. Cuando murió en 1987 dejó sin acabar la última entrega, «Las tres fórmulas del profesor Sato», y fue el mítico Bob de Moor el encargado de concluir esa labor. Posteriormente se han editado nueve entregas de Blake y Mortimer firmadas por otros guionistas y dibujantes, siempre fieles al espíritu del original. Un caso paradigmático es el del aventurero botones Spirou, creado por Rob-Vel en 1938. Fue el gran André Franquin el responsable de darle un toque diferente y lanzar al personaje al éxito. Pero Franquin se cansó tras dedicarle 24 libros de historietas y prefirió centrarse en Gaston Lagaffe. Desde entonces, Jean-Claude Fournier o el murciano José Luis Munuera han seguido con Spirou.

Este año también será el del regreso de Corto Maltés a las librerías, aunque ya no estará firmado por su creador Hugo Pratt, fallecido en 1995. Los españoles Juan Díaz Canales, en el guión, y Rubén Pellejero, en el dibujo, asumen el reto. Por no hablar de la buena salud de Mortadelo Y filemón, a quienes su «padre», Ibá Ibáñez, sigue dando nueva vida