Teatro

Madrid

Azucena Alonso: «El jazz es la mejor banda sonora para una noche de sexo»

Azucena Alonso / Actriz. Interpreta a VampiJazz, la protagonista de «Love That Jazz», un espectáculo un punto picante y golfo, pero elegante

Azucena Alonso
Azucena Alonsolarazon

Interpreta a VampiJazz, la protagonista de «Love That Jazz», un espectáculo un punto picante y golfo, pero elegante

«Mujer, 30 años, morena, delgada, no fuma y bebe sólo en ocasiones. Con pareja, sin hijos, estudios universitarios. Le gusta ir al cine, el teatro, los documentales de La 2... Y está aquí para conocer gente y lo que surja». Así se presenta ante el público VampiJazz, la protagonista de «Love That Jazz», un espectáculo teatralizado en el que el jazz es la excusa para hablar de sexo. Azucena Alonso interpreta a una madura que busca aventuras por internet. Defensora acérrima de los animales (sobre todo, de los gatos), no le gusta hablar de toros, aunque su personaje lidie y reciba embestidas de todo tipo de cuernos. Es su segunda temporada con esta obra de teatro, dirigida por Isabel Prinz. En el Teatro Arlequín Gran Vía de Madrid pueden disfrutar todavía del montaje mañana y el sábado. El horario no podía ser otro: 23:15 (el jueves) y 23:59 (el sábado).

–¿Qué es «Love That Jazz»?

–Un divertimiento, una cita nocturna con jazz en directo y sexo. VampiJazz llama jazz a lo que realmente debería llamar sexo. Es recatada en las redes y dice que está para conocer gente y lo que surja. Y ahí está el problema, porque en internet surge de todo.

–¿Un monólogo explosivo?

–Y completamente teatralizado. No es un monologuista con un micro, sino un actor interpretando a un personaje que se mueve en el escenario, que baja al patio de butacas y saca del público a voluntarios.

–Mientras se toman una copa.

–Sí, improviso con ellos, les hago participar, que sientan que son protagonistas. Se busca subir un poco la temperatura, y a veces se ha conseguido.

–Qué picante...

–Todo depende de quien lo escuche. Es un cabaret. Las mujeres lo somos mucho más que los hombres. En nuestras conversaciones hablamos tan abiertamente y de una manera tan divertida... Los hombres siguen alardeando de las conquistas como si fueran cazadores. A nosotras nos gusta sentirnos vivas.

–Una mujer con pareja que busca aventuras en la red. ¿Un tema morboso?

–Las relaciones personales y el sexo interesan a todo el mundo, son universales. VampiJazz empezó con este jueguecito a los 40 años. Cuando las mujeres superan esta barrera, pese a tratarse de una edad personal y profesional estupenda, sufren una crisis. Es terrible.

–¿Y el sexo rejuvenece?

–No, pero te hace sentir viva, estar en el mercado. Cuando tienes una edad te gusta que te piropeen, que te digan que tus piernas son muy bonitas... Al superar los cuarenta hay como una necesidad de revolución, de segunda juventud, de sentirte plena. Te gusta que se te queden mirando. Las emociones y los sentimientos no son cuestión de edad. A partir de los 40 los piropos te ponen.

–Es un espectáculo canalla.

–Y bastante golferas, pero dentro de una elegancia. No somos vulgares. Ahora estamos hartos de ver desnudos, que en el teatro son completamente gratuitos. El espectáculo tiene el morbo de que decimos muchas cosas sin pronunciar palabras malsonantes, sin mostrar nada, sin ser ordinarios.

–Las mujeres vampiras no arañan, chupan la sangre.

–Tienen que ser noctámbulas cien por cien y atrevidas. Les gusta gustar. No chupan la sangre, ni las ideas, sino que absorben todo lo que les puede divertir. Una mujer vampira absorbe divertimento y si lo puede transmitir se convertiría en la reina de las vampiras.

–A unas les pierde el chocolate, a otras, las rebajas. Y a usted, ¿qué le pierde, el jazz o el sexo?

–Los gatos. Soy muy felina. Las mujeres también somos ariscas. Y cuando hay que sacar las uñas, las sacamos. El hombre caza a la que quiere ser cazada. Pero el jazz es una música sugerente. Es la mejor banda sonora para una noche de sexo, para calentar el ambiente. Si estás buscando pareja, enciende más que ponerte a dar saltos con heavy metal de fondo.

–Música para los preliminares.

–¡Uy! Una copita de champán bien fría mientras suena algo de Miles Davis pone a cualquiera, ayuda a llevar al huerto a una mujer. Aunque es fundamental acompañar con una buena conversación, ya que los pibonazos que no saben hablar te ponen el anillo en los pies.

–¿Se puede hablar de sexo con elegancia?

–Eso es lo que más ayuda a una relación. Una vez dentro del ambiente, quizá haya que dejar la elegancia, el saber estar, y pasar a lo demás. Cuando estés con tu pareja en la cama haz lo que te apetezca. Siempre que la otra persona quiera, en el sexo no hay límites.

El lector

Aunque no sea su periódico habitual, Azucena Alonso lee LA RAZÓN. Siempre empieza por el final –también en los libros– y le encanta nuestra sección de Cultura. Admiradora de Alfonso Ussía, le gusta mucho la retranca e ironía de sus textos. E incluso guarda varios libros dedicados por él.