Tour de Francia

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El sueño amarillo de Nairo Quintana, Froome y Nibali

La Razón
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«Tengo el sueño amarillo, pensando en esta carrera que es la más importante del mundo. Sueño y les invito a soñar, porque de esa manera lo hago yo, día a día, saliendo a entrenar con mucho amor por lo que uno hace. Porque es emocionante cuando me pongo a pensar en estar otra vez en el pódium de París y vestirme de amarillo. Como las novias cuando se van a casar. Sueño. Y quiero que sueñen conmigo». El aliento de Nairo Quintana es el deseo de todo un pueblo al que clama para que lo empuje. Le pide a su patria que lo impulse para convertirle en el primer colombiano en ganar un Tour de Francia. No lo tendrá fácil. En el Tour de los 56 puertos de montaña. Siete de ellos finales de etapa y con pocas crono. Los 13’8 km de lucha individual que dan hoy el pistoletazo de salida en Utrecht y los 28 de la crono por equipos, de los muros y del pavé en la primera semana que conforman un recorrido vibrante, a este Tour se presentan las cuatro estrellas que más brillan del ciclismo mundial y harán de esta edición más apasionante e igualada.

El dorsal 1 se lo colgará a la espalda Vincenzo Nibali, que llega exactamente igual que la pasada temporada a la salida. Con una sola victoria, la del campeonato italiano, que le sirvió para catapultarle, superior y sin discusión como el vencedor del pasado año ante las caídas de Froome y Quintana. El «tiburón del Estrecho» aseguro: «No me obsesiona conseguir un segundo triunfo en el Tour. No lo necesito. Y obsesionarte sólo te lleva a hacerlo peor. Me gustaría mucho ganar y he trabajado todo el año para ello».

Igual que Froome, que tras durísimas jornadas de entrenamiento en el Teide bajó de las alturas para imponer su ley y su molinillo en el Dauphine. «Y no lo escondo, me siento realmente bien. Para llegar bien a las etapas de montaña es clave estar en el peso que estoy. Cualquier cosa que como, como un plátano, me produce una subida de azúcar porque no tengo muchas reservas ahora», asegura el líder del Sky. Al lograr el triunfo en Dauphine ya avisó: «No estaba aún en mi mejor forma, estas últimas semanas he afinado los detalles que me faltaban».

Para Froome su principal adversario está claro. «No puedo dejar fuera a Quintana, Nibali y Valverde, pero Contador está por encima. Es el punto de referencia, el rival a batir». Para Contador, Froome ha sido y es «el ciclista que más difícil me ha puesto las cosas y el más duro de ganar de los que me he encontrado en mi carrera». ¿Guerra? Sana. «Nuestra rivalidad es buena, no nos odiamos. Los dos queremos hacer buenas carreras y salir de ellas diciendo que fuimos los mejores», dice.

Con ellos cuatro en liza y un escenario perfecto, el espectáculo está garantizado. «En la primera semana tenemos el pavés, donde hay que tener mucho cuidado», reconoce Quintana, «luego la crono por equipos que termina subiendo. Los Pirineos serán exigentes porque son etapas largas y habrá que estar atentos. El día más duro será el Alpe d’Huez, porque está al final de la carrera y necesitas llegar con fuerzas, que a esas alturas pueden escasear. Allí se definirá todo», opina el colombiano. Allí se hará real, sólo para uno de ellos, el sueño amarillo.