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El central marca los dos goles que dan la victoria a un Real Madrid todavía inseguro frente al Málaga

Sergio Ramos celebra uno de sus goles.
Sergio Ramos celebra uno de sus goles.larazon

El central marca los dos goles que dan la victoria a un Real Madrid todavía inseguro frente al Málaga

Para los malos momentos, Ramos. Es un elegido y el futbolista que de más situaciones complicadas está sacando al Real Madrid esta temporada. El equipo de Zidane perdió algo más que un partido en Sevilla: se dejó la seguridad y ahora tiene que ir poco a poco recuperándola, pero no parece que vaya a ser sencillo.

Ha ganado al Málaga y se asienta en la Liga, cierra la primera vuelta, con un partido menos y como líder. Son buenas noticias: las malas son que le asolan las bajas, que Ronaldo no encuentra el gol y que el conjunto tiembla más de la cuenta cuando no debe. Frente al Málaga se ha puesto por delante con dos tantos de Ramos, el primero de cabeza, el segundo llegando a un balón pasado, pero en la segunda mitad se ha acomodado demasiado, dejando que el rival marcase un gol y los últimos minutos se jugasen con una intraquilidad necesaria.

No era un partido fácil el de hoy. Tras las dos derrotas seguidas, más que jugar bien, lo que importa es recomponerse y no lo tiene fácil el Madrid porque parece que cada partido es una guerra en la que van cayendo hombres. Fue Marcelo quien se tiró en su área y sintió que no podía continuar. Desesperado se marchó al banquillo. Y ahí llegó la segunda sorpresa de Zidane: Danilo no empezó en la banda derecha, donde se situó Nacho y cuando el canterano pasó a la izquierda para sustituir a Marcelo, quien saltó al campo no fue el brasileño. Fue Isco. Lucas Vázquez se situó como lateral derecha. Si Zidane quería proteger a Danilo o es que no confía en él es una cosa que sólo el francés sabe, pero el partido de hoy ha abierto la puerta de salida para el lateral derecha.

Ahora mismo, a falta de las pruebas que le hagan el lunes a Marcelo deja a la defensa del Madrid con los justos, o menos si Danilo no cuenta. Carvajal no está, Marcelo tampoco ni Pepe. De Coentrao no se sabe. Sin sus dos laterales titulares el equipo de Zidane pierde muchísimo caudal ofensivo, que lo va a necesitar si quiere remontar en Balaídos el próximo miércoles. Es un esfuerzo que puede pagar el conjunto blanco, al que enero se le está haciendo más largo de lo que se esperaba.

Tiene un problema grave, además: que los delanteros han perdido eficacia. Ronaldo lanzó un balón al palo en la segunda mitad, tuvo un uno contra uno contra Kameni en la primera, se enfadó en ambas, pero no marcó, mientras que Benzema pasaba por el partido de puntillas y hubo el clásico división de opiniones cuando salió Morata en su lugar. Tiene que marcar el miércoles, pero sus delanteros se han olvidado de cómo se hacía.

Por eso apareció Ramos, para poner de cara un partido extraño. El Madrid dominaba, pero cuando el Málaga se desplegaba lo hacía con intención. Era Kroos quien más daño hacía al rival: dibujó dos pases maravillosos el alemán y puso a tono al equipo. Lucas rompía con decisión por la derecha cuando era extremo y lo siguió haciendo después, cuando se convirtió el lateral. Llegaba el Madrid, pero también permitía que el Málaga se acercase. Presiona a ratos el equipo de Zidane, que ha perdido consistencia.

Y se suponía que los dos goles de Ramos tenían que cerrar el choque.

No lo hicieron, sin embargo. El Madrid creía que sí y dejó que la segunda parte pasase. Pero no tiene la seguridad de otras veces. Marcó el Málaga y dejó un poso de inquietud en el Bernabéu, que desde hace una semana no las tiene todas consigo. Así es el fútbol, cambia en una tarde.

Está el Madrid con dudas, a la espera de que las certezas le vuelvan a rearmar. Y no hay ninguna certeza mayor, no hay mayor motivo de fe que Ramos.