Piragüismo

Y Ane no dejó hablar a papá

La hija de Maialen y Xabier Etxaniz, su entrenador, va a todas las competiciones

Ane recibió a Maialen en la orilla y cautivó a las cámaras
Ane recibió a Maialen en la orilla y cautivó a las cámaraslarazon

Ane le robó el protagonismo a su madre, toda una campeona olímpica, y a su padre, que además es el entrenador de la campeona. Con una camiseta azul con el logo de Río 2016 y el pelo movido por el viento esperaba la pequeña en la orilla, enredando, correteando, siempre vigilada por Raquel, su cuidadora desde que tenía tres meses. Porque Maialen tenía claro que quería ser madre y seguir compitiendo y ayer se mostró orgullosa de haber tenido éxito. Nunca se separa de Ane, siempre es la primera preocupación. Dormían en un hotel cerca de la Villa Olímpica, y a Maialen le inquietaba que estaban a una hora del lugar de la competición, que la pobre se iba a marear. Pero en Río se ha portado de maravilla, ni rastro de «jet lag». «En el último viaje lo llevó un poco peor», desvela Raquel. Está acostumbrada a ir por todo el mundo con la familia, allá donde compitan, pese a que todavía no ha cumplido tres años. En la orilla del canal de aguas bravas de Deodoro esperaba para recibir el beso más especial de la ganadora. Vio en primera persona cómo su madre se subía a lo más alto del podio mientras sonaba el himno. Los padres de Maialen, los abuelos de Ane, lo grababan todo desde la grada.

Tras la ceremonia, la joven protagonista continuó con sus juegos. Que si me subo a la valla, que si me bajo, que si hago un amago de esconderme, que si me agarro a la pierna de Raquel, antes de empezar a pasar de mano en mano. Xabier Etxaniz la sujetaba orgulloso mientras hablaba de la confianza que tenían en el oro y de que habían llegado muy preparados. «Ha sido un día de mucha tensión, pero Maialen ha estado ganadora desde que se ha levantado. Me ha dicho que lo tenía muy claro en su cabeza», relató. También sacó pecho por su preciosa hija. «Los hijos son lo más grande, pero ganar un oro olímpico hoy también está bien», reconoció con una sonrisa enorme. «La peque se entera de todo, no sabe la transcendencia que puede tener ser campeona olímpica, pero sí sabía que era un día importante», afirmaba. Ane estaba seria en ese momento. Y entonces se cansó de escuchar y pasó a la acción. Comenzó a taparle la boca a Etxaniz, como diciendo. «Calla ya, papá». Le hizo tanta gracia que siguió y siguió mientras se moría de risa y a su padre se le ponía una cara de padre que no podía con ella. Entonces, llegó Raquel para rescatarle, pero la juerga de la niña no terminó. «¿Qué le dices a mamá?», preguntaban los periodistas a la pequeña. Parecía llevar con toda naturalidad todo el follón que había alrededor. «Tap, tap, tap», contestaba ella. «¿Qué significa tap?», interrogaban de nuevo. «Tap, tap, tap», era la respuesta, seguida de una carcajada. «Claro que la anima, y hasta le da consejos de lo que tiene que hacer», desvelaba Raquel, que es una más en el equipo de la campeona olímpica, una parte imprescindible. Una de las cosas que le pide es que no vaya rápido cuando monta en piragua. Esta vez mamá no le hizo caso.