Consumo

Otra cerveza, por favor... pero sin alcohol

Otra cerveza, por favor... pero sin alcohol
Otra cerveza, por favor... pero sin alcohollarazon

España es líder en la UE en consumo y producción de espumosa de baja graduación alcohólica. La connotación social de esta bebida y la constante innovación de los fabricantes son algunas las causas de su aceptación.

A los españoles nos gusta altenar, salir con amigos y hacer vida social, una costumbre en la que la cerveza tiene un papel más que destacado. La caña es una verdadera institución nacional, alrededor de la cual se hace grupo. Que nos gusta la cerveza está claro, aunque un poco menos que a nuestros vecinos. Y es que somos el octavo país de la Unión Europea en lo que a consumo per cápita se refiere. Sin embargo, nos colocamos como el primero de la clase en la ingesta de espumosa sin alcohol. De hecho, el 14,3% de la cerveza que nos bebemos es «sin» o «0,0», es decir, aquellas variedades cuya graduación es inferior a un 1% en volumen de alcohol. Se trata de una cifra nada despreciable, sobre todo si se tienen en cuenta que cada español consume de media al año 47,18 litros, lo que se traduce en 33,3 millones de hectolitros comercializados, según los datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente correspondientes a 2015. Estas cifras derivan en una facturación que asciende a 15.500 millones de euros –lo que representa el 1,4% del Producto Interior Bruto (PIB)–, de los aproximadamente casi 2.000 son generados por la sin alcohol.

Idiosincrasia española

¿Qué se esconde detrás de este gusto por la cerveza sin alcohol? Principalmente, la idiosincrasia de los españoles, así como sus hábitos y costumbres. Y es que en España la cerveza es un producto con un eminente carácter social. Precisamente, el 64% de las espumosas se consumen en locales de hostelería, generalmente, junto con algo de comer. El hecho de que sea un acompañamiento es una de la causas que explica la buena acogida de esta bebida entre la población española, a juicio de Jacobo Olalla, director general de Cerveceros de España, patronal que aglutina a los fabricantes más importantes del sector en nuestro país. «Somos líderes en el mundo occidental de cerveza sin alcohol, tanto en producción como en consumo, porque hacemos un producto de mucha calidad. A ello, se une el hecho de que el 84% de la cerveza consumida en España se acompaña con algo de comer y, encima, se bebe muy fría, lo que hace que las diferencias con una cerveza convencional se difuminen. En España, no buscamos consumir alcohol, sino acompañar nuestra comidas y relacionarnos socialmente con una bebida refrescante en la mano», explica Olalla.

Estilo de vida saludable

Adela María Pérez Lara, coordinadora de Innovación del Área Técnica de Heineken España, también explica las bondades de la cerveza sin alcohol para que sea tan consumida. «Con los mismos ingredientes naturales y propiedades nutricionales que la cerveza tradicional, el mismo sabor pero sin alcohol y con un aporte calórico aún menor, las cervezas «sin» se adaptan a una sociedad y a un estilo de vida actual, natural y saludable, sin perder de vista el placer».

En general, son los países de la Cuenca Mediterránea y Portugal los que más se asemejan a nuestro país en hábitos de consumo de cerveza sin alcohol, aunque están lejos de la cifras alcanzadas en España. En Francia, por ejemplo, este consumo se sitúa en el 6%, menos de la mitad que en nuestro país.

La gran oferta existente –el 96% de los establecimientos hosteleros tienen cerveza sin alcohol–, así como la creciente variedad son otros de los motivos que explican la buena aceptación de estas cervezas. Los fabricantes destinan un importante porcentaje de su innovación a invertir en nuevos productos. Así, a la tradicional «lager» sin alcohol, se comienzan a sumar un gran número de modalidades, como tostadas, con sabores o, incluso, sin gluten, dirigidas a la población celíaca. Y es que desde 2000, casi 1.000 millones de euros se han destinado a inversiones de producto, como el desarrollo de la osmosis inversa para su elaboración, un proceso que no afecta ni a la calidad de la cerveza, ni a sus aromas, ni a su valor nutricional, ya que no implica el cambio de temperaturas.

Innovación

Una de las compañías que ha apostado por la cerveza sin alcohol es Heineken, un camino que la compañía inició hace 40 años. En 1976, lanzó Cruzcampo Sin, una de la primeras cervezas de baja graduación alcohólica. Desde entonces, el fabricante cervecero no ha parado de progresar en este segmento y, a día de hoy, produce una de cada tres cervezas sin alcohol que se consumen en España. Sus últimos lanzamientos, Amstel 0,0 y Cruzcampo 0,0, vienen a sumarse a la ya conocida Buckler 0,0 y sus variedades Buckler 0,0 Blanca, Buckler 0,0 Negra y Buckler 0,0 Radler (con zumo natural de limón). Pero detrás de estos productos hay mucha innovación, la cual, en palabras de Adela María Pérez Lara, forma parte del ADN de Heineken España. Prueba de ello es que la marca ha invertido 3,2 millones de euros para adaptar las instalaciones de su fábrica de Sevilla a la producción de su nueva «0,0», una receta que han tardado en desarrollar un año. La nueva tecnología incorporada a la planta sevillana permite eliminar de la cerveza el componente de alcohol sin alterar la fórmula original y manteniendo todo el sabor. Para logralo, Heineken emplea una técnica que consiste en extraer el alcohol mediante un proceso de evaporación lenta a baja temperatura, que garantiza un perfil organoléptico similar al de una cerveza con alcohol. «Aproximadamente, el 10% de nuestra facturación procede de lanzamientos de los tres últimos años, lo que nos convierte en la cervecera líder en innovación de nuestro país. En una sociedad con gustos cambiantes, Heineken España mantiene un continuo afán por adaptarse a las necesidades y gustos del consumidor, y la apuesta por las cervezas ‘‘0,0’’ son un magnífico ejemplo de ello», asevera la responsable de Innovación de la marca cervecera.

Es precisamente ese espíritu inquieto de los fabricantes lo que lleva a compañías como Mahou San Miguel a seguir desarrollando nuevas categorías de producto, pero sin olvidar una tradición cervecera de más de 125 años.

Hace más de 25 años que Mahou San Miguel lanzó su primera «sin», Laiker, y en 2001 dio el salto a la «0,0» con San Miguel. Pero la innovación no se quedó ahí, ya que posteriormente ampliaron esta categoría incorporando por primera vez zumo natural. Así, surgieron San Miguel 0,0 Manzana y San Miguel 0,0 Limón, portafolio que se ha visto ampliado con la creación de otras referencias como San Miguel 0,0 Sabores (Naramango y Melocotuva). «Tenemos la intención de adaptarnos a los gustos y necesidades del nuevo consumidor. El pasado septiembre, lanzamos la San Miguel 0,0 Isotónica, la primera de este tipo fabricada en España», afirma Benet Fité, director de Calidad, I+D+i y Medio Ambiente de Mahou San Miguel.

Exportaciones

Otro dato relevante es el incremento de las ventas al exterior de espumosa «made in Spain». «Las exportaciones de cerveza se han multiplicado por cuatro en la última década. Lo mismo ha sucedido con la ‘‘sin’’, que ha encontrado un mercado muy potente en países musulmanes», señala Olalla,

Las campañas de máketing y publicidad realizadas por los fabricantes, así como la colaboración con algunas instituciones como la DGT, también han potenciado el consumo de las sin alcohol. De hecho, el 21% de los conductores declaran que, hoy en día, consumen más cerveza sin alcohol que hace cinco años. Pero también Sanidad ha llevado a cabo campañas informativas sobre los beneficios que para las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia tiene la cerveza libre de alcohol.

La favorita de los cerveceros

La cerveza sin alcohol es la bebida preferida entre los cerveceros cuando no quieren o no pueden tomar alcohol. Según la encuesta realizada por Heineken en su portal Let’s Beer en noviembre 2016, 9 de cada 10 cerveceros escogen la «0,0» ante cualquier otra bebida, principalmente por su sabor y su naturalidad, al permitirles seguir una alimentación sana disfrutando de todo el sabor de la cerveza, y por la libertad para desarrollar además otras actividades (conducir, trabajar, practicar deporte...), siendo muy adecuadas para cualquier momento del día o de la noche.