Boicot

La Vuelta explota en Madrid: 22 policías heridos y dos detenidos tras las protestas

Manifestantes propalestinos irrumpieron con violencia en el recorrido y obligaron a suspender la etapa a 56 kilómetros para el final

Un grupo de turistas esperaba las explicaciones de su guía al lado de la iglesia de los Jerónimos ajenos a lo que sucedía unos metros más abajo, entre Neptuno y Cibeles. La Vuelta terminó de manera abrupta. Los más de 1.800 agentes de Policía y de Guardia Civil que trataban de garantizar la seguridad, a los que se sumaban otros 700 entre agentes de la Policía Municipal y de Movilidad, resultaron insuficientes para contener a las masas que cortaron el paso a los ciclistas.

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Se reivindican como protestas pacíficas, pero antes de que comenzara la etapa la organización ya tuvo que cerrar la fan zone por problemas de seguridad. Y después de que la etapa saliera de Alalpardo camino de la capital la intensidad de los ataques a la Vuelta continuó creciend o.

La organización trató de evitar incidentes al evitar el paso por los cascos urbanos de las localidades intermedias igual que había sucedido el sábado en Cercedilla, cuando una multitud alentada por la exministra Irene Montero y la líder de Podemos, Ione Belarra, cortó el paso de los ciclistas. Pero en el centro de Madrid contener a la masa enfurecida e irracional se hizo imposible.

El derribo de vallas comenzó en Callao y continuó en Atocha, el extremo sur del circuito que debían completar los corredores por el centro de la capital como homenaje y fin de fiesta. El circuito se fue modificando sobre la marcha hasta quedar reducido a un paseo entre Neptuno y Colón.

Multitud de banderas palestinas; camisetas y pancartas con sandías y kufiyas, el tradicional pañuelo palestino, se veían desfilar desde horas antes camino de Cibeles. «Que viva la lucha del pueblo palestino» era uno de los gritos que acompañaban al tradicional «Palestina libre» y «No es una guerra, es un genocidio». Tanquetas de la Policía estaban preparadas para intentar contener a los manifestantes. Imposible.

La presunta protesta pacífica ya había destrozado el circuito en Callao y en Atocha. El otro punto de visibilidad de las protestas según los convocantes debía ser el paseo de la Ermita del Santo. Antes de llegar ahí, terminó la Vuelta a España.

Manifestantes con una pancarta que decía «Abajo el Estado de Israel» consiguieron parar a algunos ciclistas y después la organización, los paró a todos a la altura de los jardines del Campo del Moro, cuando quedaban 56 kilómetros para el final de la carrera. Los ciclistas echaron pie a tierra y la Vuelta terminó de forma abrupta. Los ciclistas ya habían advertido después de la caída que obligó a retirarse a Javi Romo de que el siguiente episodio de violencia sería el último. Y así fue. Los corredores pararon y la organización con ellos. La seguridad siempre ha sido lo más importante para Javier Guillén, el director de la carrera, y para Unipublic, la empresa organizadora.

Era imposible llegar hasta el centro de la capital. Se suspendía el esprint y también la ceremonia de podio en Cibeles. Las calles que debían ocupar las bicicletas estaban «okupadas» por manifestantes que han convertido las protestas contra la presencia del equipo Israel en la carrera en una protesta contra la Vuelta. Las autoridades, entre las que estaba el príncipe Alberto de Mónaco, eran desalojadas de la zona de manera inmediata. El principado acogerá la salida de la carrera en 2026.

Todos los miembros de la caravana de carrera, ya fueran ciclistas, coches de equipos o de la organización han recibido insultos, gritos de «asesino» y lanzamientos de todo tipo de objetos durante la carrera. La etapa que acababa en Bilbao fue el principio del fin, el efecto llamada se multiplicó por el éxito de la protesta y la organización aprendió a estar preparada para los siguientes sucesos. Reaccionó a tiempo en Mos, donde los manifestantes habían atravesado el tronco de un árbol en la carretera a 30 kilómetros de meta, igual que camino de la Bola del Mundo y de Madrid,

Gritos y protestas que se han multiplicado en Madrid. Con la carrera ya suspendida, los manifestantes no abandonaron la zona. Muchos, los pacíficos, subían por la calle Alcalá con sus banderas y sus pañuelos. Otros, los más violentos, se quedaron en las calles. Las vallas de protección ya eran sólo un recuerdo, chatarra para el desguace y el paso era libre.

La Policía estaba preparada para contener los ataques y tuvo que hacer algunas cargas y disparar pelotas de goma. De repente, se podía ver una estampida de manifestantes que trataban de salir de la zona de conflicto. Los indicentes se saldaron con 22 policías heridos y dos manifestantes detenidos.

La Vuelta queda inconclusa a su llegada a Madrid. En 1978, en los años de plomo, la última etapa tuvo que ser neutralizada en su primer sector, entre Durango y San Sebastián, porque unos troncos atravesaban la carretera y el segundo sector, una contrarreloj individual por las calles de San Sebastián, tuvo que ser suspendido. Esta es la segunda vez que se cancela la etapa final de la carrera.

Mientras los manifestantes iban desalojando la zona cero, otras personas acampaban en los jardines junto al paseo del Prado como si fuera un domingo normal. Un domingo de campo y violencia.