Cataluña

Y la gente se movió

La retórica hueca fue sustituida por la política del conocimiento

La Razón
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Hace diez años ni siquiera estaba constituido como partido, hoy es la segunda fuerza política de Cataluña. Es la lectura de los resultados de ayer que han sacado en Ciudadanos, un partido que a base de coherencia en el mensaje, constancia en la lucha por la libertad y la igualdad de todos los catalanes con independencia de ideologías y sin complejos de un argumentario y unos postulados se ha convertido en la principal alternativa a un nacionalismo sentimental, utópico, metafórico y extremadamente mítico.

Ayer escribí que si la gente se mueve Cataluña no se moverá. Pues bien, la gente se ha movido y con una participación fuera de lo esperado ha lanzado un mensaje claro: la mayoría silenciosa prefiere seguir siendo ciudadano y no súbdita esclava de pasados mitológicos. Ciudadanos ha multiplicado exponencialmente en cada comparecencia electoral sus resultados. De tres, pasó a nueve y ahora casi vuelve a multiplicar por tres para superar la veintena. Ahora empieza el partido por las generales y este resultado alimentará las esperanzas de una futura tercera vía en España. Un aviso a los dos grandes partidos de que aquí hay una formación dispuesta a competir y a ganar. Ni el baile de Iceta ni el «efecto Albiol» han mermado las posibilidades y resultados de la formación naranja. La campaña de Inés Arrimadas ha sido la única (junto con la del PSC) que se ha resistido a centrar el debate en independencia sí o no y ha marcado las líneas sobre las cuales se debe gobernar Cataluña. Ha sido la única que ha escapado de la seducción y persuasión por todos los medios preocupándose no de lo que fue Cataluña hace 300 años sino de lo que pasará en Cataluña al día siguiente de las elecciones.

Los debates de fondo se han contrapuesto a la permanente sobrexposición y empatía de adhesión a la nada. El mensaje que lanzaba Ciudadanos era claro contra la lista de Juntos por el Sí: no puede gobernar una nación quien no sabe gobernar su propia casa. La consecuencia para Ciudadanos de estos resultados es la consolidación de un proyecto sin ambages ni envoltorio, trabajado en torno a una figura y extendido a través de caras de ilusión y talento. La retórica hueca sustituida por la política del conocimiento, el envoltorio nihilista vencido por la sobriedad de la razón. Ciudadanos ha hecho del lema «no nos importa de dónde vienes sino a dónde vamos juntos» algo más que una declaración de principios, ni siquiera un eslogan facilón de campaña; es el punto y aparte de quien entiende la política como un ejercicio de tolerancia y consenso y no como una batalla de buenos, malos y peores. Ayer en el cuartel general de Ciudadanos había alegría contenida. Satisfacción por lo que han hecho. Contención por lo que quedan por hacer. El techo como ambición, el suelo como humildad.