Presidencia del Gobierno

«Casting» de ministros para la moción de censura

Rajoy impone el secreto sobre su estrategia para «demostrar que no hay otra opción posible de Gobierno». Baraja que en la sesión de mañana no intervengan los miembros más desgastados de su Ejecutivo.

«Casting» de ministros para la moción de censura
«Casting» de ministros para la moción de censuralarazon

Rajoy impone el secreto sobre su estrategia para «demostrar que no hay otra opción posible de Gobierno». Baraja que en la sesión de mañana no intervengan los miembros más desgastados de su Ejecutivo.

Mariano Rajoy ha rodeado del máximo secreto su estrategia ante la moción de censura a la que se enfrenta este martes en el Congreso de los Diputados. El objetivo de La Moncloa es que bajo todo el «ruido» que va a organizar la formación morada se imponga la idea de que «sólo hay un Gobierno posible». «La Cámara no se posiciona sobre cómo gobierna Rajoy sino sobre si queremos que nos gobierne Iglesias. Ése es el titular del martes», explicaban ayer en Moncloa. Para apuntar, a continuación, que «así está configurada la moción de censura en la Constitución, aunque ellos quieran vender lo contrario».

La reserva con la que el presidente está dirigiendo la preparación de este debate con sus más cercanos está haciendo que incluso desde el Gobierno surjan informaciones contradictorias o que se desmientan entre ellas. La primera impresión que se generó apuntaba a un escenario como el que se vivió en la Asamblea de Madrid con motivo de la censura que Podemos también ha protagonizado esta pasada semana contra Cristina Cifuentes. Y el viernes, desde la dirección del Grupo Popular apuntaban, sin embargo, que probablemente Rajoy sí tomaría la palabra, a diferencia de lo que hizo Cifuentes. Ayer, frente a las especulaciones sobre que hubiera muchos intervinientes, lo que argumentaban es que lo más previsible es que no haya muchos ministros dando réplica, y que es posible que «no hable más de uno o una». Ahí también entra en juego el nombre de la vicepresidenta, y ministra de la Presidencia, Soraya Sáenz de Santamaría. La vicepresidenta ha estado siempre detrás de la preparación de todos los grandes debates a los que se ha enfrentado Rajoy como líder de la oposición y al frente de La Moncloa, aunque el jefe del Ejecutivo acabe dando su estilo propio a los papeles en los que basa sus discursos. También parece descartado que vayan a buscar protagonismo alguno de los ministros más desgastados, como son los titulares de Hacienda, Interior o Justicia.

Aunque en Moncloa cuentan con que el debate será muy bronco y corrosivo, confían también en que esa imagen de dureza por parte de Iglesias, en su competencia con Pedro Sánchez, acabe volviéndose en contra del líder de la formación morada. Por parte del Gobierno, entrarán al cuerpo a cuerpo con Iglesias, pero quieren que sobre todo acabe imponiéndose el lema de que no hay ninguna alternativa seria que pueda garantizar la estabilidad política y que salve la recuperación económica. En Moncloa valoran que el contexto político, con el reciente fallo del Constitucional contra la amnistía fiscal aún caliente, complica el debate de este martes. Pero cuentan también con que el PSOE esté más preocupado por no facilitarle las cosas a Iglesias que por centrar el golpe en Rajoy, y que esa pelea en la izquierda abra espacio al presidente del Gobierno para no salir «quemado» del examen parlamentario.

La posición de Ciudadanos también es «incómoda». Socios, en teoría, del Gobierno, pero son la principal china en el zapato de los populares en Madrid y también en la pelea territorial. En el PP están a la espera de ver por dónde les puede atacar Albert RIvera, y de cómo va a componer su posición durante el debate. La falta de apoyos de Iglesias en el Pleno en el que se toma en consideración esta moción, y el hecho de que el PSOE la interprete como una maniobra en su contra, condiciona la posición de todos los grupos en la sesión parlamentaria.

Moncloa rebaja por completo el alcance, y los daños, que pueden recibir de esta «bronca». En el partido la ven como un «obstáculo incómodo», en el que lo mejor que les puede pasar es que el pulso entre Podemos y el PSOE ponga sordina a los «golpes» que Rajoy va a recibir de uno y otro flanco, y con la corrupción como elemento central de los mensajes de la izquierda. Rajoy se defenderá haciendo valer las actuales cifras económicas, los datos de creación de empleo, el apoyo internacional y la confianza de los inversores, y, por supuesto, la mejoría de las previsiones económicas. «El va con su perfil de hombre de Estado, moderado y abierto al diálogo, que hasta ahora le ha ayudado a sostenerse electoralmente. Pero está preparado para devolver los golpes», afirman en medios gubernamentales.