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Génova quiere que los candidatos de 2019 se presenten en diciembre

Prevé empezar a fijar «carteles electorales» para que quienes sean cabeza de lista puedan ponerse cuanto antes a hacer un «trabajo de cercanía» a la calle para recuperar gobiernos

Entrada de la sede del PP, en la calle Génova de Madrid
Entrada de la sede del PP, en la calle Génova de Madridlarazon

Prevé empezar a fijar «carteles electorales» para que quienes sean cabeza de lista puedan ponerse cuanto antes a hacer un «trabajo de cercanía» a la calle para recuperar gobiernos.

La publicación de los datos del CIS ha venido a alterar algo la calma de los contados moradores del cuartel general del PP en estos primeros días de agosto. La subida de Sánchez, que se coloca ya a cuatro puntos de Rajoy, «no es que dé lo mismo, pero se valora en su justa medida», apunta un mandatario popular con quien hablo. Las razones para justificar los datos surgen en la conversación: «La encuesta se ha realizado inmediatamente después del éxito de Sánchez en las primarias y cuando arreciaban las noticias de la ‘‘operación Lezo’’ con Ignacio González de protagonista». Con todo, los datos del CIS refuerzan el discurso remarcado por Génova, es decir: «En España hay riesgo real de que se instale un ‘‘frente popular’’ con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, y sólo el PP está en disposición de impedirlo, porque, como se viene demostrando, Ciudadanos es un voto perdido que debilita el centro derecha y lo aleja de la mayoría absoluta».

Naturalmente, no es lo mismo contestar a un encuestador que votar. De hecho, los batacazos que suelen darse las predicciones demoscópicas evidencian esto. Y la próxima cita con las urnas no toca hasta el 2019. Salvo que pudiese haber sorpresa por adelanto electoral, cuestión que los populares no contemplan salvo en Cataluña, en el Partido Popular saben que donde primero se la juegan es en las autonomías y en los ayuntamientos. Y, para este tipo de comicios (aquí sí que no tienen duda) o ganan por mayoría absoluta o el pacto de izquierda les dejará sin gobernar. Madrid, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Santiago de Compostela... son algunas de la capitales que el PP perdió en 2015 por pactos de sus rivales, pero que creen poder recuperar. Igualmente, comunidades como Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura y Andalucía consideran tenerlas al alcance. Ahora bien, para ello no hay tiempo que perder. Dos años pasan rápidamente. Y, naturalmente, tienen por delante una tarea primordial: la elección del candidato «idóneo».

Y esta vez todo indica que –salvo excepciones– las decisiones ni se tomarán ni se anunciarán a última hora. De hecho, en algunos despachos de Génova ya hay una propuesta sobre la mesa que contempla hacer la presentación de algunos candidatos a alcaldías en diciembre de 2017. Propuesta que ahora mismo sólo es eso, a la espera de recibir la aprobación de Mariano Rajoy. La idea sería empezar a fijar «carteles electorales» para que quienes sean cabeza de lista puedan ponerse cuanto antes a hacer un «trabajo de cercanía» imprescindible si se quiere recuperar la mayoría absoluta. Máxime en aquellos lugares en los que el candidato debuta y, por ello, debe darse a conocer. Sobre todo, en este momento cuando los logros políticos del Gobierno de Rajoy, primordialmente en materia económica, dan sus frutos y son percibidos gratamente por parte de los ciudadanos. Aunque, como se ve, no es suficiente y es imprescindible revitalizar el mensaje político que permita sumar nuevos votantes y retener los que se tienen. Ello por no hablar también de que en el otro lado, los llamados «ayuntamientos del cambio» son a diario una pura exhibición de mala gestión envuelta en maneras estrambóticas que dejan amplio espacio para la crítica.

Los populares desde luego tienen importantes incógnitas que resolver. El candidato es clave para pasar de solo ganar (y no gobernar) a inclinar la balanza del lado de la mayoría absoluta. «No hay que precipitarse ni dormirse en los laureles», me dice el dirigente genovés. Reconoce, eso sí, que no se pueden manejar los tiempos igual cuando se gobierna en un municipio o autonomía que cuando hay que recuperar el poder. Por ello, «los interrogantes deben irse despejando cuanto antes».

Madrid, sin duda, es la joya de la Corona. En la capital de España el PP debe poner toda su capacidad. Y no se descarta nada. Claro. De hecho, han salido a la palestra nombres con tanto peso como el de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, o el del vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado. «Se consultará a la presidenta regional, Cristina Cifuentes, pero es una de las grandes decisiones que tiene Rajoy sobre sus hombros», se asegura. Tampoco son menores las cábalas que el presidente tiene para lugares como Valencia, Sevilla o Castilla- La Mancha, donde además las cosas se complican porque las caras que más consenso concitan (como en el caso de Madrid si se optase al final por Sáenz de Santamaría), implicaría apartarlos de misiones actuales en instituciones distintas de las que entran en liza electoral. Ya sea Esteban González Pons (portavoz en la Eurocámara), Juan Ignacio Zoido (ministro del Interior) a o María Dolores de Cospedal (ministra de Defensa) deberían dejar sus cargos en un tiempo razonable para dedicarse a recuperar plazas simbólicas para el futuro político del PP.