Política

Tribunal Constitucional

El Govern se rebela y dice que desobedecerá al TC

La vicepresidenta del Govern y portavoz en funciones, Neus Munté, durante la rueda de prensa
La vicepresidenta del Govern y portavoz en funciones, Neus Munté, durante la rueda de prensalarazon

La vicepresidenta Munté anuncia que la suspensión no impedirá desarrollar la resolución que da inicio a la independencia.

El Govern de Artur Mas está dispuesto a que la desobediencia no sólo sea un mero ejercicio retórico sobre un papel, sino a que también sea acción política. Pocas horas después de que el Tribunal Constitucional (TC) suspendiera la resolución que «declara solemnemente el inicio del proceso de creación del Estado catalán independiente en forma de República», la vicepresidenta de la Generalitat, Neus Munté, aseguró que «la voluntad es sacar adelante el contenido de la resolución». «Los motivos son claros: es el mandato de un Parlamento soberano», afirmó.

Las palabras de Munté confirman la intención del Govern de ignorar las resoluciones del TC, tal y como se afirma en la mencionada resolución. «Este Parlament y el proceso de desconexión democrática no se supeditarán a las decisiones de las instituciones del Estado español, en particular del TC, a quien considera deslegitimado y sin competencia», dice el texto aprobado el pasado lunes en la Cámara catalana y ya suspendido por el Constitucional.

Convergència, muy criticada por su propio entorno por dar luz verde a una resolución de insurgencia sin obtener nada a cambio de la CUP, demostró ayer que no tiene otro plan que proseguir la huida hacia adelante. Una rectificación en estos momentos significaría tanto como romper las conversaciones con la CUP para lograr un acuerdo de gobernabilidad.

El Govern en funciones tiene la instrucción de Mas de no modular su desenfrenado viaje a la independencia. Por una parte está en juego la negociación con la CUP y, por otra parte, la estrategia electoral de Convergència de cara a las elecciones generales, consistente en pugnar con ERC por la bolsa de electores independentistas.

La vicepresidenta en funciones trató de dar una justificación política sólida a su anuncio de desobedencia. Para empezar, evitó mencionar esta palabra y, para continuar, subrayó que la resolución de inicio del proceso independentista fue aprobada por una mayoría absoluta de un Parlamento constituido tras unas elecciones, por lo que dio por indiscutible que existe una «clara legitimidad» para aplicarla.

Munté garantizó «un estricto cumplimiento de un mandato de nuestro Parlamento soberano». «No es una desobediencia (al TC), sino una obediencia a un mandato democrático que emana de nuestro Parlamento», aseguró, empleando el mismo argumentario que CDC ha desplegado durante las últimas semanas.

Dicho esto, la vicepresidenta pasó al ataque contra el Gobierno del PP, al que acusó de «utilizar» el TC para «poner una mordaza» a los «anhelos de libertad» de los ciudadanos de Cataluña. Munté se refirió a las declaraciones del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y dijo que le «sorprende» cuando dice que actúa en defensa de los catalanes porque, según Munté, en Cataluña hace tiempo que se «echa en falta» la defensa desde el Estado de los derechos de los catalanes.

Asimismo, replicó a Rajoy que «la democracia no está en juego en Cataluña; al contrario, se está defendiendo y goza de buena salud». La vicepresidenta y diputada de Junts pel Sí, finalmente, afirmó que no ha recibido aún ninguna notificación por parte del TC y avanzó que podrán hacer una valoración más exhaustiva desde las instituciones catalanas cuando les llegue toda la documentación.

Como no cuenta con el apoyo de ERC, pero eso no sorprende de un partido independentista de nacimiento. Esquerra eligió a su cabeza de lista para las generales, el independiente, Gabriel Rufián, para reaccionar ante las cámaras al contraataque del Gobierno y el TC al desafío de los soberanistas. De esta manera mató dos pájaros de un tiro, los ciudadanos se familiarizan con su candidadato a la par que Rufián coge soltura ante los micrófonos.

Rufián no dijo nada asombroso, criticó la celeridad con que el TC ha admitido a trámite el recurso de la Abogacía del Estado contra la resolución rupturista e intentó argumentar la viabilidad de la propuesta catalana con un juego de palabras que no decía nada. Alegó que el texto no anima al Parlament a desobedecer la legalidad de un Estado, sino a obedecerse a sí mismo.

El joven candidato de Esquerra definió el Tribunal Constitucional como «brazo armado de un gobierno indigno que usa las instituciones del Estado contra el voto de la gente». Nada nuevo viniendo de ERC. Reacciones contrarias se oyeron en el bando constitucionalista. Inés Arrimadas, de Ciudadanos, celebró la decisión del TC que «sea quien sea el presidente de la Generalitat», dijo metiendo el dedo en la llaga soberanista, «por suerte no podrá saltarse las leyes». La ciudadana llamó a buscar una mayoría alternativa para construir un gobierno que no se salte leyes. Desde el PSC, Miquel Iceta pidió no hablar del artículo 155 si no hay desviación grave de la legalidad.