Conflicto armado

La ONU congela la ayuda humanitaria en Siria

Cruce de acusaciones entre Moscú, Damasco y los rebeldes sirios tras el ataque al convoy que dejó más de 20 muertos. Sin embargo, Kerry insiste en que «el alto el fuego no ha muerto».

Una moto pasa frente a uno de los camiones de ayuda humanitaria que fueron calcinados cerca de Alepo
Una moto pasa frente a uno de los camiones de ayuda humanitaria que fueron calcinados cerca de Alepolarazon

Cruce de acusaciones entre Moscú, Damasco y los rebeldes sirios tras el ataque al convoy que dejó más de 20 muertos. Sin embargo, Kerry insiste en que «el alto el fuego no ha muerto».

El deliberado ataque aéreo del lunes contra el primer convoy de ayuda humanitaria que entraba en Siria, horas después de que se diera por finalizada la tregua en el país árabe, ha traído consecuencias nefastas para la población civil que vive en los barrios asediados de Alepo y otras ciudades sirias. La ONU decidió dar por terminado ayer el reparto de la ayuda vital. «Por ahora no tenemos una visión global de lo que pasó, pero se ha tomado la decisión de que todas las operaciones humanitarias de convoyes sobre el terreno quedan suspendidas por el momento», afirmó Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA). «Este es un día muy negro para la comunidad humanitaria», apostilló Laerke.

El portavoz de la OCHA aclaró que el convoy tenía la autorización del Gobierno de Damasco para cruzar al territorio sirio y distribuir la asistencia humanitaria, que todas las partes implicadas estaban informadas de su trayectoria, y que estaba claramente marcado como humanitario con distintivos de UN (Naciones Unidas, en sus siglas en inglés) en la parte superior de los camiones. «No hay ninguna explicación o excusa, ninguna razón o racionalidad que explique el ataque a trabajadores humanitarios que intentan ayudar a ciudadanos que necesitan ayuda de forma desesperada», declaró, por su parte, el jefe humanitario de la ONU, Stephen O’Brien. «Si se encuentra que este insensible ataque fue una manera deliberada de hacer blanco de trabajadores humanitarios, entonces constituiría un crimen de guerra», advirtió.

El ataque, además de causar la muerte de 20 voluntarios humanitarios y del responsable de la Media Luna Roja, Omar Barakat, provocó que toneladas de suministros humanitarios que transportaban 18 camiones quedaron destruidos tras el ataque, según confirmó ayer el Comité Internacional de la Cruz Roja. Ante este fatídico episodio, la pregunta que se lanza al aire ahora es qué interés tiene el régimen sirio en bloquear el acceso de la ayuda humanitaria.

En declaraciones por teléfono a LA RAZÓN, Basma Kodmani, miembro del equipo negociador de la oposición siria, dijo que el alto el fuego no tenía «ningún valor» para el Gobierno sirio y que el presidente Bachar al Asad «nunca cumpliría» con el acuerdo. «Durante los siete días que se declaró el cese de hostilidades, la ayuda humanitaria no llegó a ninguna de las áreas afectadas. Ahora que se supone que iba a entrar un poco de ayuda, lo que ha sucedido en cambio es que haya más desplazamientos de civiles tras los ataques», denunció la opositora siria.

Si bien todas las miradas internacionales estaban puestas ayer en el régimen sirio, al que responsabilizan como autor de esta masacre contra el personal humanitario, Rusia, aliado de Damasco, y uno de los artífices del acuerdo de alto el fuego negó ayer cualquier implicación de las fuerzas sirias o de la aviación rusa. «Aviones de Rusia y Siria no realizaron ningún ataque al convoy humanitario de la ONU en la periferia suroccidental de Alepo», sentenció el portavoz del Ministerio ruso de Defensa, el general Igor Konashenkov.

El portavoz militar indicó que el Centro ruso para la Reconciliación en Siria realizaba el seguimiento del mismo con ayuda de aviones aéreos no tripulados y que «el convoy atravesaba territorios controlados por los rebeldes». Además, agregó que los grupos armados de la oposición eran «los únicos que disponían de información completa sobre la ruta del convoy atacado en Alepo». Konashenkov quiso dejar claro que, tras haber estudiado los vídeos publicados por los activistas, no vieron ni rastro de impacto de proyectiles en la caravana de la ONU. «No se observan los cráteres correspondientes, los vehículos no presentan daños en el cuerpo ni fracturas de estructura que habría provocado la onda explosiva de una munición aérea», detalló el portavoz militar ruso. Las infundadas declaraciones del Estado Mayor Ruso, sin duda, habrán indignado aún más a todos los responsables de las agencias humanitarias de la ONU.

El deliberado ataque ha tirado al traste las mínimas expectativas para la reanudación de la tregua en Siria que tenía la intención de sentar las bases para negociar la salida de un conflicto que desde 2011 ha causado la muerte de unos 500 mil civiles y el éxodo de millones de sirios a los países vecinos y a rumbo Europa, provocando la mayor crisis de refugiados en el viejo continente desde la II Guerra Mundial. Sin embargo, para el secretario de Estado de EE UU, John Kerry: «el alto el fuego no ha muerto», indicó tras la reunión que mantuvo ayer el llamado Grupo Internacional de Apoyo a Siria, a la que también acudió el ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov.