Estados Unidos

Las mujeres que renegaron de Hillary

Sin el voto femenino, Trump no habría llegado a la Casa Blanca. Cuatro de cada diez estadounidenses apoyaron hace un año al magnate. En Florida, el respaldo de las latinas fue decisivo

Seguidores de Donald Trump esperan la llegada del candidato republicano en un hangar en Sanford (Florida) en la campaña electoral de 2016
Seguidores de Donald Trump esperan la llegada del candidato republicano en un hangar en Sanford (Florida) en la campaña electoral de 2016larazon

Sin el voto femenino, Trump no habría llegado a la Casa Blanca. Cuatro de cada diez estadounidenses apoyaron hace un año al magnate. En Florida, el respaldo de las latinas fue decisivo.

La campaña de Donald Trump, tanto de la nominación como de la presidencia, estuvo cargada de comentarios machistas, sexistas y misóginos. Hasta salieron a la luz mujeres que denunciaron al magnate por pasarse de la raya y la famosa grabación de «agárralas por el coño». Sin embargo, el 42% de las estadounidenses votó por el magnate. Es más, algunas de ellas incluso hicieron campaña, puerta por puerta, donaciones y recolectas por él. En estados como Florida vive medio millón más de mujeres que de hombres, por lo que ese apoyo, aunque inferior al de Hillary Clinton (56%), fue fundamental a la hora de nivelar la balanza hacia Trump. En las reñidas elecciones de 2016, cada votó contó y el empresario no estaría hoy en la Casa Blanca sin el respaldo de cuatro de cada diez mujeres de Estados Unidos.

La sonrisa de Denise Gálvez se vuelve aún más amplia cuando recuerda su conversación en privado con el presidente. Durante su campaña, cofundó el movimiento «Latinas for Trump» y se entregó a la búsqueda del respaldo masivo al candidato entre mujeres hispanas y sus familias. Quería demostrar que no está reñido ser mujer con apoyar a Trump y acudió a cientos de programas de televisión y radio para defenderlo. A Gálvez, el estilo y la manera de ser del presidente le recuerdan a su hermano: «Es una persona franca, transparente. Dice lo primero que piensa en alto, se ponen bravos, pero luego son tan buenos...». Sin duda, Gálvez cree que Trump «tiene un gran corazón y se preocupa por los demás, por sus trabajadores y ciudadanos, no como la mayoría de políticos». Gálvez incide en que muchos de los trapos sucios que le sacaron de las mujeres «son del pasado y se dijeron en privado. Tampoco creo que odie a los latinos ni a los mexicanos». Ella nunca se sintió insultada, ni como mujer ni como hispana. Eso sí, le recomendaría a Trump tardar 24 horas en contestar a algunos de los ataques...

Gálvez, de origen cubano, tiene una ajetreadrísima mañana, pero tuvo tiempo para atender a LA RAZÓN en su oficina de Coral Gables. Se presenta a la comisión del distrito 4 de Miami Dade y está en pleno cierre de campaña antes de las elecciones del martes. «En mi distrito me beneficia mi respaldo a Trump, que es muy hispano y republicano, pero la ciudad es muy demócrata. Yo trato de que me conozcan y explicarles mi visión más moderna de Miami. He llamado a todas las puertas, me paro a conversar y a charlar con los vecinos. Las mujeres, aunque sean demócratas, sí que me escuchan». Como ella comprobó el año pasado, la movilización es clave, llevar a los estadounidenses a las urnas. «No habrá mucha participación, no se dan cuenta de lo importante que es la política a nivel municipal, afecta más que lo que se decide en Washington», confiesa. Gálvez recuerda cómo algunas de sus amigas, cuando se supo el resultado y comprobaron que Clinton no había ganado, se enfadaron con ella por todo lo que había hecho por la victoria de Trump. «En tres años salid vosotras a respaldar a vuestro candidato», se ríe. En un encuentro entre Marco Rubio y Trump, Gálvez le dijo al senador: «‘‘¿Viste?’’, porque él le criticó muchísimo durante la campaña, y parecía que ahora podían trabajar juntos respecto a Cuba». Gálvez define a Trump como alguien «cómico, divertido, que tiene el mismo sentido del humor en privado que en televisión». Orgullosa, repara en que «sí, conseguimos más votos hispanos que Romney».

Jessica Fernández, hasta hace dos semanas la presidenta del equivalente a las «nuevas generaciones» del Partido Republicano en Miami, volvería a votar por Trump si las elecciones fueran el martes. La joven de 32 años reconoce que su primer candidato era Rubio, pero una vez quedó relegado de las primarias su favorito fue Trump. «Le apoyamos, fuimos puerta por puerta para pedir su voto, hicimos actos para recaudar fondos», recuerda Fernández. Uno de los momentos más dulces de su carrera fue el verano pasado, cuando fue elegida como una de los 99 delegados del Estado de Florida para la convención republicana. «Estuve en Cleveland y voté por Trump. Todo el estado votó en bloque por él». Fernández se convirtió en la delegada más joven de Florida y tuvo la enorme oportunidad de ver cómo funcionaba la maquinaria republicana desde dentro. Eso sí, reconoce que le gustaría ver a gente más joven, más mujeres y más hispanas dentro del Partido Republicano.

Obviamente no le gustan los comentarios machistas de Trump, pero insiste en que no es un político al uso, «ni siquiera ha sido concejal», por lo que está aprendiendo sobre la marcha. «La gente votó por él por el cambio, era un candidato casi sin partido, sin toda esa ortodoxia que existen en ambas fuerzas políticas», explica Fernández, quien tenía claro que no iba a votar por Clinton por el mero hecho de ser mujer. Al igual que muchas de las mujeres consultadas, el género no fue decisivo a la hora de sufragar. «No puedo con ella. Hay tantas evidencias de su corrupción, el caso del uranio... No me parecía una candidata legitimada, tan distante de los problemas de los estadounidenses y sólo preocupada por su propio interés».

Sin embargo, agradece el lenguaje llano y directo del magnate neoyorquino, aunque no le gustan sus salidas de tono en Twitter. Fernández lo justifica con que es un «infoyonkie» y que está siendo todo el rato atacado: «Se hace mucho ruido sobre sus barbaridades y no se está prestando atención a lo que realmente está haciendo por el país». La derogación del «Obamacare», la reforma sanitaria del ex presidente demócrata, es una de las medidas que Fernández más valora de Trump. Ella cree en el libre mercado y, según su experiencia personal, pasó de pagar 400 dólares al mes a 700, por lo que, de momento, no tiene seguro médico. Un motivo más que la llevó a respaldar a Donald Trump.