Valladolid

La Diputación de Valladolid se implica en el desarrollo de más de quince países

Su presidente, Jesús Julio Carnero, considera esencial ayudar al tercer mundo a pesar de los problemas locales

El presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero, junto a Luz Marí­a Sanz, Conrado Iscar y David Nieto
El presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero, junto a Luz Marí­a Sanz, Conrado Iscar y David Nietolarazon

Casi medio millón de euros en desarrollar 23 proyectos de cooperación en más de quince países. Esta es la inversión que hace la Diputación de Valladolid en el marco del convenio suscrito con varias organizaciones no gubernamentales. La partida servirá para luchar contra la injusticia, según explicó su presidente, Jesús Julio Carnero, en la suscripción de varios acuerdos con organizaciones.

La firma, habitual en la Diputación cuando se acerca el final de cada ejercicio, sentó en la mesa a los representantes de algunas de las oenegés más representativas, quienes agradecieron la ayuda de la Administración, enmarcada, dijo Carnero, en el Año Europeo del Desarrollo, que se celebra en 2015, y que supone un «punto de inflexión». Se trata de un mandato de la Unión Europea, en colaboración con la Universidad de Valladolid, para que la institución provincial «planifique y eduque en cooperación en el medio rural, que es ámbito de la Diputación». «Sólo desde la sensibilización puede haber cooperación», deslizó Carnero, quien fue más allá y justificó la necesidad de ayudar al tercer mundo, a pesar de los problemas de pobreza locales. Por ese motivo, llamó a la «solidaridad en otros países, englobada en el concepto de la tolerancia». En este sentido, citó al escritor José Jiménez Lozano, quien dijo recientemente que «la tolerancia es reconocer en la otra persona a un ser humano». «Es una buena respuesta para responder a los de aquí cuando preguntan las razones de enviar dinero fuera cuando aquí también hay problemas», manifestó.

Carnero habló de esta cuestión después de que el presidente de Arquitectos Sin Fronteras, David Nieto, una de las organizaciones subvencionadas en la convocatoria, recordara que un señor se había dirigido a él para preguntarle esto mismo cuando su hija «apenas podía pagar la luz y la hipoteca». «¿Qué sería del mundo si todos los países esperaran a tener asentado su estado de bienestar sin ayudar a los demás? Entonces nunca se habría hecho nada por ellos. Si yo estoy en paro, pero mi vecino me pide ayuda, ¿cómo no le voy a ayudar?», cuestionó. «El mundo, es como una gran comunidad de vecinos», espetó Nieto, quien consideró imprescindible que las oenegés expliquen sus proyectos a la gente, tal y como ha hecho su organización en colegios y centros cívicos.