Cataluña

Guerra a la anorexia

El Govern ultima cambios legales para sancionar las webs y el contenido en redes sociales que hagan apología de los trastornos alimentarios

Imagen de uno de los blogs que muestran trucos disparatados para no comer
Imagen de uno de los blogs que muestran trucos disparatados para no comerlarazon

El Govern ultima cambios legales para sancionar las webs y el contenido en redes sociales que hagan apología de los trastornos alimentarios.

«Hoy quiero hablarles un poco de mi, de cómo empecé con esto y cuáles fueron los problemas que me trajeron a este mundo (...) mi historia comenzó hace tres años, cuando conocí a un chico a través de las redes sociales». Quien habla es una popular «blogger» que ofrece consejos disparatados para hacerse anoréxico o bulímico. Cuenta que empezó a obsesionarse con perder peso cuando este chico que conoció por Internet y con quien inició una relación, la dejó «porque era una gorda». En su blog admite que ese chico logró que detestara su aspecto físico y se compromete «a callar a todos los que alguna vez me dijeron que nadie me iba a querer». ¿Cómo? Adelgazándose hasta estar en los huesos. Para ello ofrece «trucos» descabellados como «masticar hielo, chicles sin azúcar, incluso, fumar para calmar el hambre y la ansiedad», no comer pasadas las siete de la tarde y meterse en chats y blogs que hacen proselitismo de la anorexia y la bulima «para matar el tiempo y no pensar en comer».

En países como Francia e Italia, estas páginas webs son ilegales. En España, no, aunque varias asociaciones llevan años reclamando al Gobierno que las penalice. El gobierno catalán ha decidido dar el paso y ultima cambios legislativos para poder perseguir las webs, blogs y cuentas en redes sociales que hacen apología de la anorexia y la bulimia en Intenet. La directora de la Agencia Catalana de Consumo, Montserrat Ribera, anunció ayer que la nueva legislación podría ver la luz en seis o siete meses. Lo hizo en una comparecencia junto a la directora de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia, Marta Voltas, y la nueva presidenta honorífica de la Mesa de Diálogo para la Prevención de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), Marcela Topor, que como esposa del president de la Generalitat releva a Helena Rakosnik al frente de esta institución. La Generalitat actúa a partir de unos trabajos sobre «anorexia e Internet» que ha elaborado la Mesa de Diálogo para la Prevención de los TCA para los que ha analizado el impacto de contenidos «no saludables» en la red en pacientes con anorexia y bulimia. El estudio concluye que el 60 % de los pacientes encuentra contenidos perjudiciales para su salud la primera vez que busca información en la red para adelgazar. Que el 87 por ciento de las familias no conocen estos hábitos de navegación y que el 40 por ciento de los pacientes sigue conectándose a estas páginas a espaldas de sus familiares durante el tratamiento, lo que perpetúa la enfermedad. La misma portavoz de la Generalitat concluyó que «no podemos avanzar si no se reforma el ordenamiento jurídico para poder perseguir estos contenidos on line». Por eso el Govern trabaja desde hace un tiempo con el Colegio de la Abogacía de Barcelona para reformar la legislación desde dos perspectivas. Por un lado analiza la reforma del artículo 55 de la Ley 18/2009 de Salud Pública para prohibir el proselitismo de trastornos alimentarios en Internet y redes sociales, reconociendo su apología como una infracción a la normativa de salud pública y dotándose de herramientas para poder sancionar a las empresas intermediarias, ya sea Facebook, Youtube, Instagram ... puesto que no se puede actuar contra particulares. Actualmente, esas empresas pueden ampararse en el derecho a la libertad de expresión.

Por otro lado, ultima la modificación del Código de Consumo de Cataluña para frenar la comercialización y publicidad de contenidos no saludables.

El perfil de persona con trastorno alimentario es una niña de 13 años, pero cada vez hay más adultos y niños de hasta 10 años. En Cataluña, hay 28.000 jóvenes con trastornos alimentarios. La mortalidad está alrededor del 5 por ciento, esto se traduce en la escalofriante cifra de 1.400 fallecidos. En muchas ocasiones, la enfermedad lleva al suicidio.