Barcelona

Puigdemont y Junqueras no se hablan desde la DUI

El ex president confiesa que no ha vuelto a contactar con su ex vicepresidente y reivindica su fuga a Bruselas como la mejor estrategia.

Imagen del acto de campaña de ayer en Mollerussa de JxCat, con Puigdemont interviniendo por videoconferencia.
Imagen del acto de campaña de ayer en Mollerussa de JxCat, con Puigdemont interviniendo por videoconferencia.larazon

Las sesiones parlamentarias del 26 y 27 de octubre, que arrojaron la declaración de independencia, inmortalizaron la ruptura entre Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. En ambas jornadas, se pudo percibir la tensión que existía entre el ex president y el ex vicepresidente, y cómo a su conclusión, ambos salían por puertas diferentes. La relación, muy deteriorada durante la acción de Govern, estalló en las horas previas a la declaración, cuando Puigdemont amagaba con desertar y convocar elecciones y Junqueras, en un gesto electoralista, boicoteó esa decisión. Lo cierto es que tras la proclamación «simbólica» de la independencia no se han vuelto a hablar y todo hace sospechar que la huida a Bruselas tampoco fue consensuada.

Así aparece en una entrevista en el «Ara» publicada ayer, en la que Puigdemont asegura que «no ha podido hablar» con Junqueras durante desde que se marchara a Bélgica. De esta manera, esta nueva declaración apuntala la tesis de la inexistente relación entre los candidatos de los dos partidos independentistas, lo que también ha imposibilitado la reedición de la coalición de Junts pel Sí y han abocado a ERC y JxCat a ir por separado, encandenando numerosas fricciones que pueden desmovilizar al electorado separatista, que prefería una lista única para optimizar la unidad de acción que requiere el 21-D. En este contexto también parece ponerse cada vez más difícil hasta el acuerdo programático de mínimos que ERC y JxCat quisieron cerrar para maquillar la concurrencia al 21-D por libre.

También empiezan a crecer día tras día las sospechas de que la estrategia judicial del Govern no estuvo en ningún momento acordada. El primero en alzar la voz fue el ex conseller de Exteriores, Raül Romeva, que este semana sugirió que Puigdemont había tenido poco compromiso con la independencia al irse a Bruselas, mientras él, optó por permanecer en España como gesto de «solidaridad» con Junqueras, partidario de quedarse. En la misma entrevista, Puigdemont –que puntualizó también que no ha podido hablar con Romeva– alimentó esta conjetura al referirse a su fuga a la capital belga como «una gran jugada», avalada por la libertad que disfruta para promover su candidatura y refrendada tras la retirada de la euroorden, maniobra que no dudó en arrogarse como una derrota de la Justicia española.

De esta manera, la fractura en el bando independentista vuelve a quedar reflejada. Puigdemont, que ayer volvió a intervenir en la campaña electoral por videoconferencia y por partido doble –por la mañana en un acto en Mollerussa (Lleida) y por la tarde en Parets del Vallés (Barcelona)–, agitó el temor a que gobiernen PP, PSC y C’s para tratar de reactivar al electorado separatista, que parece desanimado y a la baja en todas las encuestas. Así, calificó de «Frankenstein» un gobierno de constitucionalistas y aseveró que la aplicación del 155 se quedará en un «juego de niños» comparado con lo que puede llegar si gobiernan juntos.