Ayuntamiento de Madrid

Sin bordillos, con carriles móviles y cerrada a los no residentes

Carmena peatonalizará casi por completo la calle y únicamente consultará a los madrileños «para afinar» su plan, que comienza este año con la ampliación de aceras y la colocación de bolardos. En 2018 sólo podrán pasar vehículos de vecinos.

El proyecto de Gobierno municipal plantea situar al mismo nivel las aceras y las calzadas para aumentar la flexibilidad en los usos de la Gran Vía
El proyecto de Gobierno municipal plantea situar al mismo nivel las aceras y las calzadas para aumentar la flexibilidad en los usos de la Gran Víalarazon

Carmena peatonalizará casi por completo la calle y únicamente consultará a los madrileños «para afinar» su plan, que comienza este año con la ampliación de aceras y la colocación de bolardos. En 2018 sólo podrán pasar vehículos de vecinos.

Apenas dos días después de que la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, se mostrara a favor de celebrar una consulta para que los madrileños expresaran su opinión en torno a una eventual peatonalización de la Gran Vía, el Ayuntamiento avanzó sus planes para esta calle. El proyecto se llevará a cabo sí o sí, y lo hará conforme a las líneas generales explicadas ayer por el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo: desaparecerán los bordillos de forma que las aceras y la calzada estén al mismo nivel y se incorporarán bolardos móviles y sistemas de iluminación luminosa que permitan cerrar o abrir carriles al tráfico rodado en función de las necesidades. Este proyecto está actualmente en fase de redacción y la intención del Ejecutivo de Ahora Madrid es comenzar a ponerlo en práctica a lo largo de este año. Calvo señaló que la ejecución de este plan es «relativamente sencilla».

Según el borrador de presupuestos para este año elaborado por el Ejecutivo de Carmena y que todavía está en proceso de negociación con el PSOE, el Ayuntamiento prevé gastar 3,3 millones para la ampliación de las aceras de Gran Vía: 800.000 euros presupuestados para 2017 y el resto, 2,5 millones, para 2018. Sin embargo, lo esbozado ayer por Calvo y por la delegada de Movilidad, Inés Sabanés, va más allá de la mera ampliación de las aceras. Una de las principales novedades respecto a la Gran Vía actual es la apuesta por la «plataforma única», sin desnivel entre el espacio reservado al peatón y el utilizado por los distintos tipos de vehículos. «El grado de civilización de una ciudad se mide por la altura de sus bordillos», aseguró Calvo para defender su propuesta. Los bordillos desaparecerían de esta calle y el espacio dedicado al peatón –de acuerdo con la partida incluida en las cuentas de este mismo año– aumentaría considerablemente al ganar un carril en cada extremo. En paralelo, el segundo eje de esta actuación pondría el acento en su flexibilidad, con elementos móviles como bolardos y señalización luminosa. Este sistema permitiría abrir uno o dos carriles por sentido e, incluso, realizar en momentos puntuales un cierre total como sucede actualmente los domingos en el paseo del Prado.

El tercer pilar del plan municipal para la Gran Vía pasa por dar alternativas de transporte público para atravesar la calles después de las quejas recibidas durante los cierres parciales de estas fiestas navideñas relativas a la acumulación de coches en Gran Vía como autobuses y taxis en algunos momentos puntuales.

A este respecto, el delegado de Urbanismo adelantó estar estudiando fórmulas para que el tránsito en transporte público sea «más ágil y rápido». Sabanés añadió que la Empresa Municipal de Transportes ya está trabajando en «distintas alternativas» sin excluir ninguna. Estos tres elementos en la Gran Vía harán de Madrid, según Calvo, una ciudad «más amable, cercana, más abierta, que esté a la altura del siglo XXI».

Una de las cuestiones que quedaron en el aire tras la comparecencia de los responsables de Urbanismo y Movilidad es la relativa a la consulta a los vecinos anunciada por Carmena. ¿Por qué la alcaldesa dejó caer el lunes que preguntaría sobre esta cuestión en una votación si el Ayuntamiento ya ha decidido qué va a hacer en este entorno? Calvo trató de explicar el planteamiento de Carmena. El delegado señaló que lo que propone es tener en cuenta la experiencia de este mes y medio de cierres parciales en esta arteria del distrito Centro pero no para validar la futura actuación en Gran Vía mediante una consulta de sí o no, sino para que se adentre en el ajuste de algunos aspectos del proyecto. De esta forma, la consulta sobre la Gran Vía podría ceñirse a preguntas sobre las que los vecinos darían su opinión, pero, en ningún caso, estaría en cuestión el proyecto municipal de limitar el tráfico privado y ampliar las aceras. «A lo largo de este ejercicio deberían estar resueltos todos estos asuntos», concluyó. Sabanés insistió en la voluntad de consenso con la que nace este plan y, en este sentido, recordó que ya se está dialogando con sectores como el del taxi, el comercio o el transporte de carga y descarga. Por la tarde, Calvo añadió que «la consulta debe servir para afinar el proyecto».

Al margen de estas obras, la transformación total de la Gran Vía afrontará en los próximos meses otra circunstancia que la cambiará por completo: su integración en el gran Área de Prioridad Residencial que englobará a todo el distrito Centro. El calendario previsto por el consistorio plantea que entre en vigor en 2018. En un primer momento, la integración de la Gran Vía en la APR era una incógnita, aunque las recientes declaraciones de distintos miembros del Gobierno de Ahora Madrid apuntan claramente a que sí formará parte de esta zona de bajas emisiones. O lo que es lo mismo, desde 2018, sólo los residentes en este distrito podrán circular en su interior, además del resto de excepciones que se establezcan y que tengan que ver fundamentalmente con vehículos comerciales o con aquellos que se dirijan a un aparcamiento situado en el perímetro interior de la APR. Pese a su integración efectiva en esta zona exclusiva para residentes, el Ayuntamiento está estudiando todavía si habrá algún tipo de «flexibilidad» para que puedan pasar más vehículos por esta arteria que por el resto del distrito.

El delegado de Desarrollo Urbano Sostenible fue preguntado por la propuesta lanzada por la portavoz del grupo municipal del PP, Esperanza Aguirre, sobre la construcción de un túnel que recorra la Gran Vía desde Cibeles a Plaza España. Calvó calificó la iniciativa de «ocurrencia» y aseguró «que la propuesta de un túnel queda descartada desde el minuto inicial» por no ser adecuada para ciudades del siglo XXI.