Religion

Un arzobispo no nacionalista que habla en catalán

Juan José Omella, aragonés, será el nuevo arzobispo de Barcelona. De perfil social, no era deseado por los sectores más soberanistas. Luchó por recuperar los bienes de la Franja para Barbastro

Juan José Omella sustituirá al arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach
Juan José Omella sustituirá al arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistachlarazon

El Papa Francisco ha nombrado como nuevo arzobispo de Barcelona a monseñor Juan José Omella Omella, en sustitución del cardenal Lluís Martínez Sistach, ha informado hoy en un comunicado la Santa Sede.

Se ha confirmado hoy: Juan José Omella Omella, obispo de La Calzada-Logroño, sustituirá al frente del Arzobispado de Barcelona a Lluís Martínez Sistach. Un prelado no catalán, aunque no lejano a Cataluña, para la archidiócesis más importante de la comunidad autónoma. Es lo que ha querido el Papa Francisco, quien tiene a Omella por uno de sus hombres en nuestro país. De hecho, hoy 6 de noviembre, hace justo un año que el Pontífice le hizo miembro de la Congregación para los Obispos, organismo vaticano responsable del nombramiento de obispos.

El Papa Francisco ha nombrado como nuevo arzobispo de Barcelona a monseñor Juan José Omella Omella, en sustitución del cardenal Lluís Martínez Sistach, ha informado hoy en un comunicado la Santa Sede. El pontífice ha aceptado la renuncia de Martínez Sistach en aplicación del artículo 401 párrafo 1 del Código de Derecho Canónico, que establece que un obispo debe presentar su renuncia cuando haya cumplido 75 años.

La designación episcopal llega tres años después de que el cardenal Martínez Sistach presentara su renuncia por motivos de edad, tal y como establece el Código de Derecho Canónico. Un periodo que suele ser más corto, pero que en este caso está justificado por la decisión de Jorge Mario Bergoglio de respetar los plazos del arzobispo saliente –que ha liderado un importante proyecto sobre la pastoral de las grandes ciudades con el apoyo de Francisco–, así como por la búsqueda del momento más oportuno en un periodo convulso de la política en Cataluña, con varias citas electorales y la aparición del desafío soberanista.

Es, precisamente, el sector más nacionalista el que ve con mayor recelo el nombramiento del nuevo arzobispo por no ser catalán. Sin embargo, Juan José Omella, de 69 años, nació muy cerca de Cataluña –en el Bajo Aragón; en Cretas, concretamente–, conoce la realidad de Cataluña y habla catalán. Éstos eran algunos de los requisitos que su predecesor reclamaba al nuevo pastor, tal y como dijo en una entrevista en la televisión autonómica: «Mi relevo debería ser alguien que conociera la lengua de las ovejas. Que cuando llegue, pueda hacer de pastor inmediatamente.

Además de estas condiciones, prelado, que será elevado a la condición de arzobispo, es un hombre dialogante, conciliador y sencillo. Tiene una gran experiencia como gestor y pastor de diócesis. Fue obispo auxiliar de Zaragoza (1996-1999), obispo de Barbastro-Monzón (1999-2004) y La Calzada-Logroño (2004-2015), además de administrador apostólico de Huesca y Jaca entre 2001 y 2003 al encontrarse la sede oscense vacante. En Barbastro luchó sin éxito para conseguir, por parte del Obispado de Lérida, la devolución de los bienes de la Franja.

En su pueblo natal, Cretas, los familiares están «muy contentos» por la noticia. Una prima cuenta a LA RAZÓN que es un hombre «muy bueno, muy tratable y sencillo». «Viene todos los veranos, por lo menos dos semanas. Dice todos los días la misa y luego viene a vernos. Nos sentamos a la fresca», explica, al tiempo que añade que su inquietud religiosa le viene de muy pequeño, cuando, con cuatro años, «ya se ponía a rezar».

Pero si por algo destaca el que será nuevo arzobispo de Barcelona es por su marcado carácter social. Es miembro desde 1996 de la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española (CEE), órgano que preside desde 2002. Fue, además, uno de los artífices de la Instrucción Pastoral «Iglesia servidora de los pobres», aprobada este año por los obispos en Asamblea Plenaria, y que pretende ser una voz profética ante la crisis económica que vive nuestro país en los últimos años. Son habituales sus declaraciones sobre los efectos de la crisis sobre los más vulnerables. «Hasta que no haya menos paro y menos pobres, la crisis no habrá acabado», dijo en una entrevista en el diario regional «La Rioja» el pasado mes de mayo. En ese mismo contexto, dijo que «la corrupción política y la bancaria son escandalosas» y puso sobre la mesa el concepto de destino universal de los bienes que aparece en la Doctrina Social de la Iglesia: «La propiedad privada no es un derecho intocable».

Pero su compromiso social traspasa nuestras fronteras, pues fue hasta febrero de este año el obispo responsable de Manos Unidas, organización católica que trabaja por la ayuda, el desarrollo y la promoción del tercer mundo. Omella, que ha conocido de primera mano y pisado los países empobrecidos, fue también misionero en el antiguo Zaire, actual República Democrática del Congo, durante un año. Fue quizá su formación en los seminarios de los Padres Blancos –cuya vocación misionera se circunscribe a África– de Logroño, Gap (Francia) y Lovaina la que le inculcó esta inquietud por ser voz de los que no tienen voz.

Ahora llega a Barcelona con una gran experiencia a la espalda y, sobre todo, con la intención de ser el pastor de todos, muy al estilo de Francisco y de los nuevos obispos que el Pontífice quiere para la Iglesia. «Pastores con olor a oveja». Omella tendrá que asumir que no cuenta con el apoyo de los sectores más nacionalistas de la Iglesia catalana, que preferían al arzobispo de Urgell y copríncipe de Andorra, Joan Enric Vives, que junto al actual obispo auxiliar de Barcelona, Sebastià Taltavull, estaban presentes en todas las quinielas para sustituir a Sistach.

Con este nombramiento, el Papa completa el relevo iniciado hace un año con Carlos Osoro en Madrid en las dos archidiócesis más importantes de nuestro país. Ahora tiene ante sí otros nombramientos menos mediátivos, pero no menos importantes: Jaén, Vitoria, Lérida...

EL PERFIL

Lluís Martínez Sistach Cardenal de Barcelona

Un hombre de curia y conservador

Acordó su sucesión con el Papa Francisco, que le dio una prórroga de más de tres años al frente de Barcelona. Por ganas, ilusión y trabajo no iba a ser. Lluís Martínez Sistach pasa a ser el cardenal arzobispo emérito de Barcelona, un hombre que ha marcado una etapa importante en la Iglesia de Barcelona. Con un perfil catalán y conservador bien marcado, ha sido siempre un hombre de Curia. Conocía muy bien al clero y sus necesidades. De hecho, el cardenal Jubany le encomendó ser vicario general de la diócesis, para que se encargase de coordinar todos los organismos. Sistach también destaca, además, por su gran preparación en Derecho Canónico y en cuestiones pastorales. De hecho, en los últimos tiempos ha promovido, con el beneplácito del Papa Francisco, una propuesta para las grandes ciudades. Uno de sus momentos más importantes fue la consagración por Benedicto XVI en noviembre de 2010, hace ahora cinco años, de la Basílica de la Sagrada Familia de Gaudí, celebración que dio la vuelta al mundo por las imágenes espectaculares del templo.