Santiago de Compostela

La madrina de Asunta cambia de versión: la niña «tenía alergia»

María Isabel Véliz, madrina de Asunta Basterra, a su llegada los juzgados compostelanos
María Isabel Véliz, madrina de Asunta Basterra, a su llegada los juzgados compostelanoslarazon

«Jamás me dijo que sus padres le hicieran daño», dijo la mujer sobre la menor asesinada.

A las nueve de la noche acabó la sexta jornada del juicio por el crimen de Asunta y fue justo al final cuando se produjo un giro inesperado y sorpresivo. Declaraba la madrina de Asunta, María Isabel. Durante su interrogatorio dejó una revelación de tal tamaño que el fiscal estuvo unos segundos interminables masticándola. «Era una niña espabilada, aguda, muy inteligente y encantadora. También bastante reservada. Su salud era magnífica, vamos, un roble. Comía como una lima. Sí me acuerdo que tuvo la varicela. Ninguna enfermedad más, que yo sepa». Hasta ahí su declaración caminaba por los cauces previstos, pero cuando el representante del Ministerio Publico le preguntó si Asunta padecía algún tipo de alergia, lo inesperado de la respuesta provocó hasta alguna exclamación de asombro: «Yo algo de alergia en primavera le tengo oído que tenían todos, y Asunta también». Durante la instrucción deslizó lo contrario.

El fiscal quedó noqueado. Consiguió rehacerse y logró un recuerdo de la madrina favorable a la acusación: «A mí no me dijeron que estuviese enferma en su último verano que pasó conmigo ni me dieron medicación alguna». Un comentario que analizado puede inducir a pensar que Asunta, en realidad, no padecía alergias.

Los que sí aprovecharon el testimonio fueron los abogados de las defensas. A sus preguntas la madrina respondió: «El verano de su vida fue el que pasó conmigo la niña antes de morir. Se reía, nadaba, lo pasó muy bien, fue a las fiestas del pueblo, estaba exultante de alegría. Aunque ella siempre fue una niña feliz. La relación con su madre era buena. Ella tenía ideas de que estudiase chino, inglés, piano, violín... Potenciaba sus capacidades».

Además de dibujar una maravillosa relación familiar, las palabras de María Isabel sirvieron para poder construir una interpretación alternativa de las fotografías comprometedoras que de la menor constan en el sumario: «Asunta contaba historias para asustarme a veces. Se metía dentro de un armario y se escondía. Yo la buscaba y gritaba: “¿Dónde estás?”, hasta que la encontraba. Era muy fantasiosa. A veces pensé que alguna de las historias falsas podía ser cierta. Me engañaba. A Asunta también le gustaba disfrazarse, en carnavales. Yo le compré hasta un traje de bruja». Su declaración concluyó con una frase que hizo que Rosario Porto rompiese a llorar: «Jamás me dijo Asunta que sus padres le hicieran daño o que les tuviese miedo. Esas cosas a mí no me las contaba». A la salida de la sala, la asociación Clara Campoamor acusó a la madrina de haber mentido cuando se le preguntó por las alergias de Asunta.