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Investigadores españoles crean una vacuna que bloquea un año el VIH

En un 95% de los pacientes reduce la carga del virus del sida, lo que permitiría controlar la enfermedad sin depender de los antirretrovirales

El investigador Felipe García (sentado); el jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clinic, Josep Maria Gatell (c), y la doctora Teresa Gallart (i), posan en el laboratorio en el que trabajan. El grupo de investigadores ha descubierto una vacuna terapéutica del sida que por primera vez reduce un 90 % de la carga viral, lo que supone un avance para lograr un día controlar la enfermedad sin necesidad de administrar antirretrovirales de por vida, como hasta ahora. EFE/Alejandro García
El investigador Felipe García (sentado); el jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clinic, Josep Maria Gatell (c), y la doctora Teresa Gallart (i), posan en el laboratorio en el que trabajan. El grupo de investigadores ha descubierto una vacuna terapéutica del sida que por primera vez reduce un 90 % de la carga viral, lo que supone un avance para lograr un día controlar la enfermedad sin necesidad de administrar antirretrovirales de por vida, como hasta ahora. EFE/Alejandro Garcíalarazon

Teresa tuvo la idea, Felipe lideró el equipo investigador y la Obra Social de La Caixa y la Generalitat de Cataluña junto a la farmacéutica Esteve, pusieron los medios para conseguirlo. El resultado es que el proyecto de investigación de la vacuna del sida (Hivacat) ha dado un paso de gigante para lograr la curación de las personas portadores del VIH. Tal y como publicó ayer la revista «Science Translational Medecine» y como explicaron los doctores Teresa Gallart y Felipe Garcia, investigadores, y el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínic de Barcelona, Josep Maria Gatell, han descubierto una vacuna terapéutica capaz de controlar la replicación del virus del sida temporalmente.

El estudio se realizó sobre 36 pacientes del hospital. De éstos, 24 recibieron tres dosis de la vacuna y otros 16 un simple placebo. Todos dejaron la medicación antirretroviral. Así, mientras en los últimos se constató un rebrote de la infección, en los primeros se comprobó una reducción de la carga viral «muy significativa». Concretamente, en el 95 por ciento de los pacientes la presencia del VIH disminuyó hasta tres veces, mientras que en el 55 por ciento bajó en un 90 por ciento, a niveles prácticamente indetectables. Es la primera vez que el test de una vacuna terapéutica aporta resultados tan buenos, teniendo en cuenta que los participantes no sufrieron efectos adversos y que la toleraron bien.

De hecho, la vacuna se confeccionó con células y virus de los propios pacientes en el laboratorio. A cada uno se le extrajeron células blancas para convertirlas en células dendríticas, las responsables de captar el virus y presentarlo al sistema inmunitario para desencadenar la respuesta inmunitaria. El virus, tras ser desactivado mediante calor, se combinó con las células dendríticas obtenidas formando así la base de la vacuna que se suministró.

Ahora bien, esta vacuna no cura. Al año de iniciar el estudio, el sistema inmunitario de los pacientes dejó de controlar la replicación del VIH y la infección rebrotó. Los 24 voluntarios se vieron obligados a reiniciar el tratamiento con antirretrovirales. «En el sida hablamos de blanco o negro, tenemos que lograr la curación funcional –cuando la carga viral es indetectable y el portador no enferma de sida ni infecta– como paso hacia la erradicación», señaló Gatell, y añadió: «No hemos llegado allí, pero nos acercamos».

En este sentido, el hallazgo supone un importante paso adelante en la lucha contra el sida, porque demuestra que la curación y la erradicación del virus en las personas infectadas con una vacuna en posible. De hecho, el proyecto Hivacat trabaja en otras dos posibles fórmulas de vacuna y busca mejorar la ahora testada. Los investigadores no descartan que la curación funcional requiera de una combinación de diferentes estrategias farmacéuticas. Alcanzar este punto significaría que los pacientes podrían dejar la terapia antirretroviral, cuyo coste, complejidad y toxicidad no son desdeñables.