Sexo

«Ya he hecho cuatro donaciones y si me piden otra lo haría»

Siempre que Julia ha donado en la clínica Ginefiv, lo ha hecho para una mujer con rasgos físicos similares
Siempre que Julia ha donado en la clínica Ginefiv, lo ha hecho para una mujer con rasgos físicos similareslarazon

Julia no sabía que podía convertirse en donante de óvulos hasta que en su propia familia surgió la necesidad. «Mi madrina no conseguía quedarse embarazada y le dijeron que necesitaba una donante». Ella no lo dudó y se ofreció a ayudarla, pero no eran compatibles. A pesar de esta primera negativa, Julia entendió que, aunque ella no había podido ayudar a su familiar, sí que podría donar para otra mujer.

Acudió a uno de los centros que Ginefiv tiene en Madrid para postularse como posible donante. «Me hicieron un test psicológico de unas 100 preguntas en las que te plantean las mismas cuestiones, pero de diferentes maneras». A eso se suman las muestras de sangre que le toman y gracias al que pueden descartar posibles enfermedades. Y es que es muy importante que los problemas genéticos de la donante no los porte también el futuro padre, porque si no las posibilidades de que el bebé lo herede aumentan.

De cada donación se extraen entre 11 y 12 óvulos, dependiendo de la reserva ovárica que tenga la mujer. «En las pruebas de salud que me hicieron determinaron que soy muy fértil. De ahí que haya podido donar en tantas ocasiones». En estas primeras pruebas no se le extraen los óvulos, sólo cuando aparece una pareja con la que Julia fuera compatible la vuelven a llamar. «Buscan que los rasgos físicos sean similares. Que tengamos el mismo color de pelo o de ojos», explica ella. «Ya he hecho cuatro donaciones y si me piden otra lo haría», aunque ahora Julia sueña con convertirse en Policía y las pruebas físicas para las que se tiene que preparar no son compatibles con una nueva donación.

Cuando dieron con la mujer a la que Julia podía ayudar con sus óvulos, «me hicieron una citología para comprobar que todo iba bien». A esta prueba se suma el proceso de estimulación ovárica para lo que «tuve que pincharme un medicamento mientras mens-truaba. Son 15 días los que tarda un óvulo en madurar», recalca la joven, que se ha convertido en toda una experta en materia de fertilidad. Gracias a las pruebas que se va haciendo cada dos días detectan el crecimiento de los óvulos y fijan una fecha para extraerlos. Se debe someter a una pequeña intervención quirúrgica que no deja de ser algo incómoda.

Su novio, al principio no entendía por qué se convertía en donante: «‘‘¿Por qué te metes en estos fregaos?’’, me decía. Él tenía miedo de que me pudiera quedar sin óvulos para cuando quisiera quedarme embarazada, pero no es así». Y es que Julia tiene claro que «quiero ser madre. Me gustaría mucho».