Turismo

Estos son los pueblos medievales más bonitos de España para disfrutar del "Puente de Mayo"

Su patrimonio y su gastronomía hace de estas villas un lugar idóneo para viajar en familia desde Madrid

La localidad segoviana de Maderuelo
La localidad segoviana de MaderueloProdesturDiputación de Segovia

Arranca un "Puente de Mayo" ideal para hacer una escapada en familia, sobre todo para los madrileños, ya que tienen cinco días por delante para conocer nuevos rincones de España. Estos son los mejores ejemplos de pueblos medievales para disfrutar de unos días de paz y tranquilidad, y a poco más de dos horas de la capital de nuestro país.

Su belleza, espectacularidad, su impresionante patrimonio monumental y natural, así como su rica y variada gastronomía hace de estas villas lugares idóneos para olvidarse un poco del estrés del día a día que supone vivir en Madrid, con sus atascos y sus largas jornadas laborales.

Para los que tienen dudas de si salir o no salir este "Puente de Mayo", aquí os dejamos unas recomendaciones con los pueblos más bonitos de España para descansar estos días.

Candelario

A poco más de dos horas de la capital de España se encuentra esta localidad salmantina que tiene su origen en una colonia de pastores asturianos y es muy remoto, teniendo ya importancia en tiempo de los romanos. El descubrimiento, en un muro, de una piedra tallada con la cabeza del Dios Jano, es algo que hace más fiable ese posible pasado romano.

A partir de la Reconquista cristiana pasó a formar parte del Concejo de Ávila, siendo repoblado por gentes procedentes del alfoz abulense y del resto de Castilla. En el año 1209, Alfonso VIII de Castilla crea la Comunidad de Villa y Tierra de Béjar en la que entra a formar parte Candelario junto con territorios segregados de Ávila.

Como parte de la comunidad bejarana, tras la pérdida del voto en Cortes de Béjar y su paso a depender de Salamanca en ese aspecto a partir de 1425. Candelario pasó a formar parte del Reino de León, en el que se mantendrá en las divisiones territoriales de Floridablanca en 1785 y finalmente en la de 1833 en que se crean las actuales provincias, quedando integrado Candelario en la misma en la provincia de Salamanca -Wikipedia-.

En la actualidad su principal forma de vida es el sector turístico y el gastronómico. La villa de Candelario se escalona en la ladera de la sierra de su mismo nombre, lo que hace inevitable que su entramado callejero sea complicado, con las calles principales en el sentido de la pendiente y las calles y callejas secundarias transversales a las anteriores.

Esta falta de horizontalidad confiere a sus rincones un sabor y una estética especial y, en consecuencia, el paseo por el interior de su casco urbano es cansado, pero siempre relajante y placentero. Sus callejas estrechas y empedradas son recorridas por sus conocidas regaderas (canalillos de agua cristalina recogida de las nieves de su sierra) con curvas y recovecos que sorprenden al visitante que se adentra en ellas.

Principales atractivos

- Ayuntamiento: Entre los espacios públicos de la villa cabe destacar el edificio del Ayuntamiento por su esbeltez y generosidad. Es éste de tres plantas y buena presencia con un jardín cerrado por una verja. La Casa Consistorial es una bella muestra de la arquitectura civil del siglo XIX. En su interior conserva una hermosa escalinata, con muros y sillería labrada, así como un amplio salón de reuniones.

- Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción: Es el edificio más sobresaliente de la villa de Candelario. De grandes proporciones, en él se mezclan diferentes estilos arquitectónicos (mudéjar, barroco, románico y gótico). Su interior lo componen tres naves, separadas por grandes arcos semicirculares.

En la nave central se encuentran el altar mayor, cubierto por un artesonado mudéjar en cuyo retablo hay una alegoría de la Asunción de la Virgen María. En las naves laterales encontramos ricos altares el de los Sagrados Corazones; Santa Ana, patrona del pueblo, o el del Cristo de la Misericordia. Entre los retablos sobresale el dedicado a los Mártires, obra de talla y pincel sobre tabla del siglo XVI

La fachada está decorada con un rosetón de complicada tracería gótica y en lado norte destaca una sencilla portada con arquivoltas y las armas de los Zúñiga, duques de Béjar y señores de la villa de Candelario.

La primera piedra se colocó en 1329 aunque su construcción debió ser deficiente, ya que en el siglo XVII se hundió parte de su fábrica, procediéndose a la edificación de otra por iniciativa del duque de Béjar, que contribuyó con fondos propios a la reconstrucción de la misma, de ahí que en la portada del lado norte figure el escudo de la casa ducal.

En la torre del templo, de 28 metros y entrada exterior, se instaló el reloj que marcaba el tiempo de la villa. Al igual que la iglesia, la torre primitiva era mucho más esbelta, pero en 1929, durante una tormenta, parte de ella se hundió y al reconstruirse ya no se remato.

- Ermita del Humilladero: Está situada en la entrada del pueblo, es una recoleta obra del siglo XVIII y estilo similar a la parroquia, dotada de un porche en la entrada sostenido por cuatro columnas. Lo más destacable es un retablo de madera (acomodación de restos de una iglesia desaparecida en Béjar) con la imagen del Cristo, por el que sienten una gran devoción los candelarienses, así como el artesonado de su interior. Entre el legado artístico que encierran sus muros se encuentran obras como la imagen del flagelado, del escultor bejarano González Macías, así como una extraordinaria talla de San Vicente.

- Fuentes: Además de las casas, las plazas y las calles que constituyen la fisonomía de la arquitectura popular, no faltan en los más diversos rincones las numerosas fuentes que otorgan personalidad a esta villa. En Candelario, los ríos Cuerpo de Hombre, Chico y Barquillo hacen que el agua sea un elemento de vida y fertilidad. El visitante se irá encontrando con numerosas fuentes manando sus caños de continuo y en las que sus aguas fluyen limpias y transparentes desde el corazón de las montañas, confiriendo un rumor y un sonido característico a la villa.

Candelario tenía tres entradas (por el Camino Viejo, por los Puentes y por Navacarros) y en cada una de ellas se construyó una fuente romana (de pilón pequeño). Estas tres fuentes todavía existen y son la de las Ánimas, la de los Puentes y la de Lapachares. Dentro del propio pueblo son numerosas las fuentes que salpican cada rincón; así tenemos, la de La Hormiga, la de la Carretera, la del Parque, la del Arrabal, la del Barranco, la de la Ánimas, la de la Corredera, y un largo etcétera hasta llegar a contabilizar once.

Pero el atractivo de Candelario no está solo en el interior de su casco urbano, sino también en esos alrededores rebosantes de naturaleza. La localidad, es ya de por sí un agraciado balcón natural, se mire por donde se mire, encontramos terreno agreste y accidentado, verdes pinares y apretados bosques de castaños entre los que sobresale algún risco de granito.

Y entre todo esto; manantiales, regatos y arroyos que unas veces se ven y otras solo se oyen. Agua, mucha agua que baja del deshielo y que con prisa busca el cauce no más tranquilo de su río por excelencia, el Cuerpo de Hombre. Río que nace aquí, en Hoya Moros, y tras recorrer su primer tramo en dirección norte, al llegar a Béjar, gira al oeste y sus aguas que parecían destinadas a la cuenca del Duero, acaban en las del Tajo tras pasar por el Alagón.

- Las Batipuertas: Uno de los elementos más curiosos y fácilmente reconocibles de la casa, que llega a singularizarla, es la batipuerta que protege su acceso desde el exterior. Se trata de la media puerta que antecede y protege a la propia de la vivienda. De madera y con un remate superior variable en su diseño parece reunir diferentes funciones, referidas a este interesado, por los más mayores del lugar, en el trabajo de campo llevado a cabo a lo largo de los años.

Para unos defendía la casa de los rigores climáticos fundamentados en forma de las frecuentes nevadas que se acumulaban en calles y accesos. Para otros permitían el airear la vivienda sin temor a que entraran algunas ganaderías de las que merodeaban frecuentemente por las calles de la localidad.

Por último, para muchos, formaban parte del quehacer cotidiano de la casa, permitiendo que desde el interior de la misma, desde el portal, el matarife, pudiera asestar a las reses el golpe definitivo que pusiera fin a su vida e iniciara el proceso de la matanza. De hecho, en algunas de ellas podrá ver una curiosa anilla de hierro y algún gancho, del mismo material por el que se hacía pasar la cuerda que sujetaba a la res, para tirar desde su interior y acercarla hasta la batipuerta, facilitando así el trabajo del sacrificio sin temor a golpes, cornadas o dentelladas.

- Las Regaderas: Son un elemento singular de este pueblo. Se trata de una especie de pequeños canales que cruzan toda la localidad desde lo alto de la villa hasta su parte más baja. Estas regaderas que adornan las callejas de la localidad sirven para el riego de las huertas cercanas y tuvieron la utilidad de arrastrar los despojos y la sangre del gorrino en época de matanza.

Las aguas proceden de los manantiales y del deshielo de la sierra próxima. Las regaderas reflejan un estilo de vida de unos habitantes sujetos a las hostilidades del medio y que con imaginación construyeron elementos domésticos y populares que han dado estilo y carácter al pueblo.

Gastronomía

La gastronomía también es muy importante en esta villa, y su relación con la matanza del cerdo hace que cuente con su “Museo Casa Chacinera”, que muestra el modo de vida básico en Candelario a finales del siglo XIX y principios del XX. La ambientación de esta casa chacinera se consigue empleando mobiliario y enseres originales cedidos por los vecinos y que han sido utilizados en la vida cotidiana de esta villa.

La musealización contempla además una actuación teatralizada que facilita al visitante dar el salto preciso en el tiempo y sumergirse en el ambiente de la matanza en Candelario en torno a 1920, de modo que comprenda mucho mejor los diferentes objetos que le rodean y, en definitiva, el propio museo.

Maderuelo

Esta villa segoviana, a 1,40 minutos de Madrid, está catalogada como Conjunto Histórico-Arstístico, y situada sobre una gran colina, rodeada por el embalse de Linares. Es el inicio de las Hoces del Río Riaza.

Entre sus atractivos se encuentran: - El Arco de la Villa: Entrada emblemática que protege el acceso suroeste. Aún conserva los cerrojos, la poterna y unas gruesas puertas de madera acorazada, con adornos y policromía, blindaje del siglo XV. Hasta principios del siglo XX disponía de foso y puente.

Este conjunto defensivo se configura con una entrada abovedada cuya abertura intramuros es un alto arco de medio punto y la exterior un arco apuntado. Adosado al arco exterior hay otro de medio punto, más alto, con un gran hueco central o buhedera y realiza la función de matacán para proteger el acceso.

- El Torreón del Castillo: Es uno de los últimos vestigios del castillo que protegía el acceso norte y fue habitado por los condes de San Esteban. Sufrió los despiadados efectos de numerosos rayos que han derribado parte de sus muros. Aún se aprecian la disposición cuadrada de este baluarte, en cuyo subsuelo existe un aljibe.

- La Iglesia-Palacio de San Miguel: Conjunto formado por la antigua parroquia del siglo XII sin culto, y una vivienda adosada, hoy privada. Sus muros formaron parte del conjunto defensivo oeste y ha sufrido profundas remodelaciones. En el siglo XV se adosó una segunda nave rectangular, rematada con una pequeña espadaña.

El campanario-torreón de la primitiva ermita románica de ábside semicircular, se convirtió en vivienda. En su sobrio interior existen varios enterramientos enmarcados en arcos góticos, destacando la lápida de la familia Hermosa. Reconstruida en 1981 gracias a la labor conjunta del Ayuntamiento y la Junta de castilla y León, se ha convertido en un edificio de gran actividad social y cultural.

- Ermita de la Veracruz: Nacida como parroquia quedó “reducida a mera ermita en la que se oficiaba misa todas las fiestas de la Cruz y de Apóstol” afirmaba Don Bartolomé de Alba en el siglo XVIII en una visita pastoral. Declarada Monumento Nacional en 1924, esta sencilla ermita templaria sorprendió al mundo por albergar uno de los mejores conjuntos de frescos románicos castellanos.

- Ermita de Castroboda: Templo construido a finales del siglo XVIII que los vecinos levantaron con su esfuerzo para albergar a la patrona de Maderuelo. En su edificación se usaron los materiales de la ermita de San Roque, situada en el mismo lugar al lado del cementerio, quizá porque este santo es el protector contra la peste, siendo ahora la Virgen de Castroboda, la que vela por el eterno descanso de los hijos difuntos de la Villa. Interesante edificio construido en estilo neoclásico con interior barroco decorado con yeserías.

También resulta interesante callejear entre los pasajes empedrados, sin rumbo fijo, dejándose envolver por el sonido de la naturaleza. Y así, por arte de magia, podemos disfrutar de unas vistas impresionantes del embalse de Linares o descubrir una catapulta medieval situada en la Bajada Alcacer, justo a espaldas de la iglesia de Santa María.

Maderuelo y el Parque Natural de las Hoces del Río Riaza se han convertido en el paraíso de los aventureros, ya que se puede practicar piragüismo, windsurf, darse un paseo en barca, pescar o bañarse. También se pueden hacer excursiones a caballo, numerosas rutas de senderismo o bicicleta de montaña y observaciones ornitológicas.

Gastronomía

Uno de los platos estrella de la zona es el jugoso cordero lechal asado. Además, los quesos y el vino también son perfectos para disfrutar de una experiencia gastronómica plena, sin olvidarse de la morcilla y otros productos de la matanza.

Arévalo

Esta villa abulense, a 1,20 minutos de la capital de España, conocida también como la capital de los Cinco Linajes, es uno de los máximos referentes de construcciones del estilo mudéjar en Castilla y León. Todo ello abrazado por las confluencias de los ríos Adaja y Arevalillo.

Ejemplo de ello es la Iglesia de Santo Domingo de Silos, que tiene un esbelto ábside mudéjar. Se accede al templo, de tres naves, por una portada de triple arquería y bolas de coronación de estilo escurialense.

Esta iglesia figuraba como parroquia ya en el año 1250, aunque sufrió transformaciones debido a las reformas llevadas a cabo en los siglos XVI y XVIII. De su arquitectura mudéjar conserva la cabecera que consta de arquerías dobladas, siguiendo el modelo toresano, sobre un zócalo de mampostería.

En el siglo XV su única nave se amplía en tres diferentes, separadas por arcos formeros de granito y uno de estilo gótico decorado con rosetas. De este momento data su sacristía, a la que se accede mediante un arco conopial con decoración vegetal.

- Plaza de la Villa: Una de las plazas más bonitas de España, la Plaza de la Villa es, sin duda, uno de los espacios más atractivos de toda la ciudad, que nos traslada al medievo, donde sería el centro la vida social y económica de Arévalo.

Plaza porticada, de piedra, madera y ladrillo, irregular y toda ella empedrada. Con dos iglesias en los extremos, San María, siglo XII, por la que hemos pasado al entrar en la plaza, y la de San Martín, siglo XII. Y con una fuente gótica con cuatro caños.

Dos museos se encuentran en esta plaza: Museo de la Historia de Arévalo, junto a la iglesia de Santa María; y el Centro de Interpretación del Mudéjar.

- Castillo: Está ubicado al norte de la localidad, protegido por los ríos, el Arevalillo y el Adaja. Fue D. Alvaro de Zuñiga, el que entre 1469 y 1480, realizó su construcción, donde anteriormente había una torre mudéjar y una de las puertas de la muralla del siglo XII, cuando este noble ostentó el Ducado de Arévalo. Destaca su forma pentagonal, en forma de flecha (o baluarte), su gran torre del homenaje, sus cubos, el gran tamaño de las cañoneras y los restos de la antigua muralla.

Fue residencia de la Reina Isabel «La Catolica», durante su juventud. Fue cementerio y posteriormente silo. Actualmente es visitable y se encuentra la exposición permanente «Castillo y Silo. Un lugar único en el mundo».

- Arco de Alcocer: Es la entrada a la ciudad antigua, a través del arco de la antigua muralla. Es la única puerta que se conserva de las cinco y dos portillos que tenía. Se puede datar en el siglo XII, e incluso antes, ya que defendía la zona sur de los ataques arabes. En las otras zonas, las defensas naturales de los ríos Arevalillo y Adaja, también fueron reforzadas por esa época.

Es el primer edificio mudéjar que vamos a ver de los numerosos que tiene Arévalo. La parte alta fue carcel (siglo XVI) y actualmente, bajo los arcos, se encuentra la oficina de turismo.

- Iglesia de Santa María: También se la conoce como Iglesia de Santa María «La Mayor», ya que fue el centro religioso más importante.

Obra mudéjar realizada en ladrillo, con una cabecera, la que da a la plaza, decorada con tres bandas de arcos de medio punto. A los pies, y bajo la gran torre del campanario, un arco abre un espacio que comunica la parte norte con la sur.

Gastronomía

Arévalo destaca por sus asados, pero, junto a Segovia, es una de las cunas del cochinillo asado, que en esta zona se le denomina tostón. Además destaca por sus tapas en las que los protagonistas son el embutido ibérico, el pincho a la brasa o las croquetas.

Pedraza

Esta localidad segoviana está considerada como el pueblo mejor situado de toda España. De Madrid se encuentra a poco más de hora y media, y destaca por su espectacularidad y belleza. Sus inicios se remontan al siglo IV antes de cristo, ya que en la explanada del castillo se han encontrado restos de cerámica realizada a mano que podrían ser de poblaciones celtas.

Pedraza puede presumir de ser uno de los pueblos medievales mejor conservados de toda España. Además, desde 2014 forma parte de la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España y en 2019 fue elegido el Pueblo Más Bello de Castilla y León. Además, cuenta con la declaración de "Monumento Histórico".

Entre sus atractivos destacan: - La Plaza Mayor: Es la quintaesencia de la Villa. Una plaza típica castellana, que se ha ido formando poco a poco a lo largo de los años. Irregular y algo anárquica, es una plaza hecha a retazos, con derribos aprovechados.

Nadie la diseñó y es hermosa, una de las plazas mayores más hermosas de España. El conjunto más llamativo son las casas porticadas frente a la iglesia. Originalmente dos casas del siglo XVI convertidas luego en cuatro viviendas. Los soportales se añadieron con posterioridad una vez que los señores feudales abandonaron el castillo al perder sus privilegios sobre la Villa. De hecho, los fustes y capiteles de las columnas pudieran proceder del propio castillo.

- El Castillo: El castillo es una fortaleza edificada en el siglo XIII y reedificada en el siglo XV. De ese siglo es la torre del homenaje. Dentro del castillo, en la escalera que da paso al aljibe, se conserva el escudo de los Herrera, anteriores a los Fernández de Velasco. Los duques de Frías, condestables de Castilla, volvieron a reformarlo en el siglo XVI de donde data la estructura que actualmente se ve. A este castillo se vinculan sucesos históricos como la prisión de los hijos del rey de Francisco I de Francia desde 1525 a 1529 y también alguna que otra leyenda. En 1926, cuando lo adquirió el pintor Ignacio Zuloaga, el interior del castillo estaba arruinado. Restauró una de las torres, donde instaló un taller y pintó paisajes y retratos de las gentes de Pedraza.

- Puerta o Arco de la Villa: Es la única puerta de acceso al municipio. Portones de álamo negro. Arco con dibujo de ladrillo mudéjar. En la parte superior central, escudo del Señorío de Velasco. En las paredes, a ambos lados de la puerta, esgrafiado.

- La Cárcel de la Villa: Edificio medieval del siglo XIII y reconstruido en el siglo XVI propiedad de la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza que se abrió al público el 1 de abril de 1994 gracias al esfuerzo de la Fundación Villa de Pedraza, que desde entonces la gestiona y cuyos guías colaboradores se ocupan de mostrarla.

El visitante podrá ver cómo era una mazmorra, el cepo de pies para inmovilizar a los presos, un grillete para el cuello, la gran chimenea con escudo, los retretes de "caída libre", las lóbregas mazmorras de los pisos bajos y las originales celdas de madera, el camastro de los presos y un largo etcétera.

Gastronomía

Pedraza asentó sus inicios gastronómicos en los corderos asados para feriantes y los guisos de la fonda. Hoy ejerce una fascinación casi mágica entre los excursionistas que ofician el rito de los antiguos tratantes; pero también entre los gourmet más avezados que gustan de combinar sabores nuevos en un entorno exquisito, donde lo viejo y lo nuevo se tienden la mano. En repostería destacan los soplillos, el ponche segoviano y una muy variada bollería, todo elaborado artesanalmente en los hornos de nuestras tahonas.

Comillas

Este municipio cántabro es el que se encuentra a más distancia de la capital de España, a unas cuatro horas, pero merece, y mucho, la pena visitar, ya que está considerado como el pueblo más bonito de España este 2024.

La villa se baña con las aguas del océano desde su accidentada costa. La belleza del paisaje se impone a los sentidos, tal como ocurre en torno a la Ría de la Rabia, enmarcada por las cumbres nevadas de los Picos de Europa, según explica la web comillas.es.

Emigrantes regresados de América, junto con el modernismo catalán, transformaron Comillas en el siglo XIX. Su arquitectura pintoresca, es buena muestra del neogótico, neoárabe, neomudejar… Un conjunto sobresaliente que destaca por su singular belleza en la Comunidad de Cantabria.

Durante la edad Media, Comillas fue una pequeña población que vivía de su pequeño puerto pesquero y de su actividad agrícola y ganadera. Enclavada en el occidente de Cantabria pronto cayó bajo el poder de los Marqueses de Santillana, con los que la población local mantuvo numerosas tensiones. Su iglesia gótica, forma hoy parte del bello cementerio de la villa declarado Bien de Interés Cultural.

A finales del siglo XIX, la historia de la población da un giro importante, gracias a un ilustre personaje Don Antonio López López que tras emigrar a América y fundar importantes empresas navales y tabacaleras en la ciudad de Barcelona, comienza a realizar importantes inversiones en Comillas. Debido a sus aportaciones para la guerra de Cuba, el rey le otorga el título de Marqués de Comillas.

A partir del siglo XIX, la prosperidad de Comillas va creciendo. Alfonso XII, invitado por el Marqués acostumbra ya a veranear en cuatro casas familiares acondicionadas para la corte. Este hecho provoca que gran cantidad de nobles y adinerados se asienten en la comarca.

De esta villa destacan su magnífica arquitectura popular y sus casas solariegas. Y entre los edificios:

- El Capricho de Gaudí: Esta residencia de verano se construyo en 1883 por encargo de Máximo Díaz de Quijano, concuñado del Marque de Comillas y con la dirección del arquitecto Cascante Colom según plano de Gaudi.

El capricho consta de semisótano, piso y buhardilla, con una torre lateral que resalta por su verticalidad en un conjunto marcadamente horizontal .En la planta noble destacan un salón a doble altura, un comedor unas cuantas habitaciones, mientras que en el semisótano y en la buhardilla estaban la cocina la cochera y otros espacios para el servicio.

Sobre un impresionante zócalo de piedra, las fachadas muestran la alternancia de franjas horizontales de ladrillo visto y frisos de cerámicas con los motivos vegetales de la flor y la hoja de girasol, presentes también en el friso superior, en la torre y en los testeros de las aperturas.

Encima del porche de entrada, formado por columnas robustas con curiosos capiteles ornados con representaciones naturalistas de hojas de palma y golondrinas se alza la torre mirador, en cuyo interior una escalera de caracol permite subir hasta la arte más alta, acabada en un templete.

- El Palacio de Sobrellano: El conjunto de Sobrellano, comenzado con la capilla-panteón, se completa con las obras del palacio. En 1888 se inauguró el palacio de Sobrellano, en el que se recogían diferentes tendencias, que iban desde el gótico civil inglés hasta el recuerdo de los palacios venecianos, pasando por un tratamiento de los relieves cercano a los mocárabes musulmanes.

En cualquier caso la estructura del edificio resulta muy poco gótica. El sencillo esquema genera un paralelepípedo casi perfecto, apenas roto por retranqueos. Tan monótono esquema se rompe a base de ornamentación, generosa en la fachada principal; mientras en la fachada zaguera más contenida.

Este palacio es en realidad un espacio para ser mostrado, un espacio de aparato cargado de objetos y elementos que reflejaban la personalidad de los marqueses de Comillas.

- Universidad Pontificia: Tras la construcción del conjunto Sobrellano solo le restaba la marques promover una gran “obra pía”, que al vez de perpetuar su nombre le ayudase a “ganarse el cielo”. Es por ello que estudia la posibilidad de levantar un gran centro docente de segunda enseñanza, finalmente se destino a Seminario de pobres (posterior Universidad Pontificia) dirigido por los jesuitas, cuyo modelo docente triunfaba desde el siglo XVII

La planta del edificio copio la estructura habitual de los edificios de la compañía (il modo nostro”), básicamente se trata de reunir los diferentes apartados del colegio en torno a dos patios porticados.

Se usa una planta rectangular, con la iglesia encuadrada por los dos patios. Se levantan iglesias espaciosas, de fácil acceso desde el interior y exterior, eliminado los coros profundos.

La construcción fue dirigida desde 1883 por Joan Martorell, quien utilizo un eclecticismo gótico-mudéjar muy ornamental, añadiéndose a partir de 1889, la decoración mas modernista dirigida por Luis Doménech y Montaner en el paraninfo, iglesia publica, vestíbulo, escalera, puerta de bronce, mosaicos y artesonados, rompiendo la severidad del edifico original.

- Cementerio: Luis Doménech y Montaner proyectara la reforma del cementerio integrando la las ruinas de la antigua ermita gótica en su estructura y proyectando una nueva cerca plagada de elementos pintorescos (pináculos, cruces patadas ,arco de acceso).

Como creación paisajística, el proyecto de Domench, pretende enfatizar su aspecto de ruina , recortando sus perfiles con la inclusión de la escultura del Ángel Guardián de Jose LLimona (1894-1985),realizada en mármol y situándola sobre los muros en la nave de la antigua iglesia. Además Domench proyecta, para el cementerio, el panteón de familiar de D. Joaquín del Piélago, con la lapida sobre la ola retorcida por el latiguillo modernista.

Con una mínima actuación logra expresar la sensación de lo eterno, la calma solemne y ambivalente del ángel posando como un pájaro, pero, también de lo caduco a través de la constante presencia de la ruina. Porque aquellas ruinas tenían su historia: unos hechos que comienzan con el zafarrancho que se organizo en la misa de aquel domingo otoñal ya entrado el siglo XVI, cuando una vieja del pueblo fue forzada a abandonar los sitiales reservados a los duques del infantado , feudatarios de aquellas tierras.

Todos a una los feligreses juraron no volver a pisar esa iglesia y decidieron construir una nueva entre los vivos y al abrigo de los vendavales marinos, tierra adentro, en lo que hoy se denomina Bº la Iglesia. Hubo pleitos y más pleitos y finalmente se decidió quitar la silla en cuestión pero el pueblo ya había decido abandonar la parroquia antigua y trasladar el culto a la ermita de S. Juan (que hoy ocupa el Ayuntamiento).

Gastronomía

Uno de los manjares más populares deComillas es el cocido montañés. Esta deliciosa receta consiste en un guiso que combina alubias blancas, berza, patatas y diferentes tipos de embutidos, como chorizo y panceta.

Otro plato que no puedes dejar de probar es el marmita marinera. Este plato, típico de las zonas costeras, consiste en un guiso de pescado y marisco fresco con patatas, cebolla, tomate y caldo de pescado.

También es muy recomendable la sopa de pescado, así como las carnes típicas de la zona.