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Salva la vida del pasajero de un avión succionando su orina con el tubo de una máscara de oxígeno

Quedaban seis horas de vuelo y un hombre comenzó a sentirse indispuesto. Tenía una afección grave en la vejiga y su vida corría peligro

El vuelo de China Southern Airlines volaba el pasado 19 de noviembre desde Guangzhou (China) a Nueva York (EE UU), cuando uno de los pasajeros, de 70 años, comenzó a sentirse mal. Tenía el vientre hinchado y sufría de hiperplasia prostática, o lo que es lo mismo, un agrandamiento de la próstata. Quedaban seis horas para llegar al destino, por lo que era necesaria una intervención rápida. La vejiga del hombre corría el riesgo de explotar. Ante esta situación, la tripulación hizo un llamamiento para ver si había algún médico en el avión. Los cirujanos Zhang Hong, del Primer Hospital Afiliado de la Universidad de Jinan en Guangzhou, y Xiao Zhanxiang, del Hospital Popular Provincial de Hainan en Haikou, respondieron al llamamiento. Cuando atendieron al anciano, vieron que sudaba mucho, tenía un fuerte dolor abdominal y estaba a punto de sufrir un shock, por lo que no había tiempo que perder y tuvieron que improvisar. Había que perforar la vejiga para liberar la orina acumulada y que ponía en riesgo su vida. Era necesario un catéter. Una pajita, una aguja y el tubo de la mascarilla de oxígeno fueron suficientes.

Con la autorización de la mujer del paciente, la tripulación colocó unas mantas sobre el suelo de la parte trasera de avión, donde el hombre se recostó para ser intervenido. Los cirujanos insertaron la aguja en la vejiga pero no era lo suficientemente grande para aliviar la presión por sí sola. Además, la falta de espacio en el avión impedía levantar lo suficiente el dispositivo para que pudiera drenar. También había otro problema la vejiga no podía drenarse debido a la diferencia de presión.

Había que buscar otro plan. La única manera era extraer la orina de otra forma. Así Zhang decidió hacerlo el mismo, succionando. "¡Rápido! Ayúdame a conseguir una taza", dijo. Durante media hora estuvo trabajando para extraer la orina. era la mejor manera de controlar la velocidad y la intensidad de la descarga. El médico escupía la orina en una taza, que luego era depositada en una botella. Acabado ese tiempo, en la botella había entre 700 y 800 mililítros de orina, lo que logró aliviar al anciano y estabilizar su situación.

"Cuando vi que el hombre ya no podía soportar el dolor, mi único pensamiento fue cómo sacar la orina de su vejiga. No había otra manera. No pensé demasiado en ello. Salvar vidas es el instinto de un médico", dijo.

Después del tratamiento, los médicos le dijeron al hombre que se acostara durante otra media hora para recuperarse y consultar con un médico después del aterrizaje.