Política

Trapisondistas en Barajas

El ministro José Luis Ábalos
El ministro José Luis ÁbaloslarazonAgencia EFE

Desde la comedia de enredos del Siglo de Oro español, hasta su cúspide de la “Commedia dell’Arte”, no se veía tal teatro. La nocturnidad en Barajas sigue un guión básico, que improvisa como aquellos “Cannovaccio”, donde los personajes son arquetípicos. Los caracterizan sus deficiencias físicas, su propensión a disfrazar las mentiras; sus frases vacías, que dan risa; su intención de convencer tras el enredo, que lleva a otro mayor y más inverosímil. Están los “zanni", bufones, que sirven a un señor; los “vecchios”, ancianos y los enamorados; todos prestados al juego de los embrollos. Exceptos los amantes, todos llevan máscaras que les protegen de la verdad. Se podría tomar como un “dramma giocoso” si no tuviese la gravedad que tiene la visita de Ábalos a la vicepresidenta venezolana de Maduro, en un avión privado estacionado en el aeropuerto internacional de Madrid.

El argumento de esa visita, con excesiva oscuridad aún, entreteje varias tramas secundarias que le dan forma. Como “Arlecchino” y “Colombina”, el bufón y la bailarina, se encuentran; según él, y parlamentan unos 20 minutos. La punta de la Comedia aparece, debajo está la verdadera historia. Como manda el guión teatral, esta comedia bufa, hunde sus raíces más allá de las apariencias.

Primero está la conexión podemita con las dictaduras de la Venezuela bolivariana y el politburó cubano. Allí, su cúpula, y otros asesores, acumularon el dinero suficiente para poner en pie un partido político con vocación de gobernar. La otra trama se dio en el periodo del embajador español en Caracas, Raúl Morodo, a quien se le investiga por su impropia conexión con el gobierno chavista en la época de Zapatero, ahora amigo defensor de aquel régimen. Sánchez teme lo que Maduro pueda ventilar contra su partido.

Está el cambio en Bolivia, que muda su piel bolivariana-indigenista a una apertura democrática. Los nuevos en el palacio andino, anuncian que presentarán documentos probatorios contra la cúpula podemita, ahora en coalición de gobierno en España. Y el affaire de diplomáticos españoles acompañados de GEOS a las puertas de la embajada de México en La Paz.

Juan Guaidó, presidente de Venezuela, designado por su Parlamento, se pasea por Europa. Recibido por los jefes de Estado de la UE, pide ayuda política en el Foro de Davos. Sánchez, evita recibirlo pese a haberle reconocido meses antes. Fuentes consultadas afirman, que la vice venía en pos de un apaño con empresarios españoles para salvar lo que queda de su empresa de petróleo PDVSA.

La Comedia está cerrada. La vice venezolana aterriza en territorio español, que tiene prohibido pisar. Su misión es evitar que España reciba a Guaidó, preservar a sus socios podemitas de las amenazas bolivianas y recordarle a Sánchez que pueden encender el ventilador. El ministro Ábalos va de “Arlecchino”, para asegurarse que esa “Colombina” tropical salga de España en otro avión, “sin pisar suelo español”, sortilegio teatral. Puede que haya evitado un escándalo diplomático aún mayor, pero el telón baja ante el estupor general.