Literatura
El escritor Max Aub, aunque español, nació en París (1903) y murió en México (1972), diseñó un juego de cartas con sus propios dibujos, escribió “pseudobiografías” de personajes inventados, dejó una obra repleta de juegos y propuestas como “Trampas” y ahora sus microrrelatos de “Crímenes ejemplares” se completan con 22 piezas inéditas.
La editorial Reino de Cordelia ha publicado la primera edición crítica de “Crímenes ejemplares”, con un estudio introductorio de doscientas páginas a cargo de Pedro Tejada Tello, profesor de la Universidad Jaume I de Castellón, y a la que ha sumado estas 22 nuevas piezas halladas en el Archivo de la Fundación Max Aub y en el Colegio de México.
Las ilustraciones de esta edición son de Pedro Arjona, acordes con el humor negro que desprenden muchos de estos microrrelatos, como el que dice “Lo maté por equivocación, así que ni responsabilidad tengo” o el que cierra el volumen: “Lo maté porque me propuso un ciclo de conferencias en Madrid. Lo enterré en el jardín”.
Los microrrelatos de “Crímenes ejemplares” se dividen en “Crímenes”, “De suicidios”, “De gastronomía” (canibalismo) y “Epitafios” y los textos ahora publicados por primera vez en libro se dividen en una docena de crímenes, tres suicidios y siete epitafios.
La obra se abre con una “Confesión” de autor en la que asegura que estos “crímenes ejemplares” son “material de primera mano”, o sea breves historias que pasaron “de la boca al papel rozando el oído” o breves narraciones que no tienen “más deseos que explicar el arrebato”.
Max Aub explica en esa “confesión” que se trata de hechos que “recogió” o escuchó en Francia, España y México y que el paso de los años le hizo comprender que los hombres “desembuchan escuetamente las razones nada oscuras que los llevaron al crimen”.
Alguno de los “crímenes” aludía a la entonces reciente Guerra Civil española: “Lo maté porque me preguntaba qué pensaba sobre Queipo de Llano. Esto -le dije- y disparé. Creo que no tuvo tiempo de captar la alusión”.
Entre los “epitafios” inéditos, el más breve es el “Del corredor”, que dice “Perdió el aliento”, mientras que un inédito de “De suicidios” define “dormir” como “Pequeño suicidio falso que acecha cada noche”.
Y el crimen ejemplar inédito más breve: “La maté para probarle -de una vez- que Dios existe”.
Esta obra de Aub, que ha sido traducida al menos a ocho idiomas y ha sido objeto de varias adaptaciones teatrales en los años ochenta, y se publicó por primera vez en España en 1972 -el autor la concluyó en 1957-, si bien entonces no alcanzó resonancia entre el público español, pese a haber sido publicada en Lumen por Esther Tusquets.
En Francia, la obra ganó el Premio Forneret de Humor en 1981, si bien en Italia es el país donde tuvo mejor acogida, con varias traducciones y adaptaciones teatrales e incluso una adaptación musical, “Delitti esemplari in concerto” que recorre los escenarios desde 1996.
“Crímenes ejemplares” ha tenido numerosas ediciones, lo que unido al auge del microrrelato en los últimos años ha hecho que Pedro Tejada Tello haya considerado este título como el más popular de Max Aub junto al ciclo novelístico que dedicó a la Guerra Civil española bajo el título genérico de “El laberinto Mágico”, grupo de seis novelas recientemente reeditadas por la editorial granadina “Cuadernos del Vigía”.