Fauna
Unas sepias consiguen resolver un famoso acertijo pensado para niños
Un experimento científico ha demostrado que estos cefalópodos son más inteligentes de lo que creíamos
Es bien sabido desde hace ya muchos años que los cefalópodos, entre los que se encuentran los pulpos, los calamares o las sepias, son animales con una inteligencia increíble para su pequeño tamaño. A pesar de aparente simpleza física, estos seres son capaces de analizar la información de forma compleja, mucho más que algunas aves o mamíferos terrestres.
Además de formar una parte indispensable en nuestra dieta y en la gastronomía mediterránea, este tipo de animales invertebrados, que pertenecen al grupo de los moluscos marinos, han sido motivo de estudio para distintas áreas de la ciencia. Cada día nos sorprenden más los hallazgos que se hacen sobre estar criaturas acuáticas, que no dejan de demostrarnos su gran inteligencia.
Se ha estudiado cómo muchos son capaces de abrir botes cerrados con tapa, algunos incluso han llegado a saber utilizar elementos de su entorno a su favor, a modo de herramientas. Puede que el pulpo más famoso fuese 'Paul', aquel que supuestamente "pronosticó" la victoria de España en la final del Mundial de Fútbol 2010, pero estos animales son capaces de hazañas reales mucho más sorprendentes, como veremos a continuación.
Unas sepias consiguen resolver un famoso acertijo pensado para niños
Hace un par de años, la revista de ciencias biológicas Procedings of the Royal Society B publicó un estudio en el que se demostraba la increíble capacidad de pensamiento lógico de los cefalópodos. La investigación llevaba por título "Las sepias ejercen autocontrol en una tarea de retraso de gratificación" y mostraba cómo, efectivamente, estos moluscos resolvieron un acertijo que se les suele plantear a los niños humanos.
El estudio exploraba la capacidad de las sepias para ejercer autocontrol en una tarea de gratificación diferida, una habilidad cognitiva avanzada que se hasta el momento solo se había observado en primates, aves y algunos perros, principalmente. El punto innovador de la investigación es que sugiere que los cefalópodos también pueden mostrar esta capacidad, lo que podría ampliar nuestra comprensión sobre la evolución del autocontrol en el reino animal.
La llamada 'gratificación diferida' es la capacidad de resistir una recompensa inmediata en favor de una recompensa mayor o mejor en el futuro. Este tipo de autocontrol se considera un signo de inteligencia avanzada porque implica la regulación del comportamiento en función de objetivos a largo plazo. En los seres humanos, este concepto se ha explorado ampliamente con la famosa "Prueba del malvavisco".
En ella, se le ofrece a los niños un dulce y se les dice que, si esperan sin comerlo, recibirán otro más tarde. Los resultados de estas pruebas han estado relacionados con habilidades cognitivas y éxito en la vida adulta. En los animales, sin embargo, el autocontrol suele observarse en especies que dependen de la cooperación social, la planificación o la caza estratégica.
Hasta ahora, se pensaba que solo los vertebrados con cerebros relativamente grandes (como los chimpancés, los cuervos y algunas especies de loros) tenían esta capacidad. Sin embargo, este estudio demuestra que las sepias también pueden mostrar autocontrol, lo cual es sorprendente, dado que su evolución y estilo de vida son muy diferentes a los de estos otros animales.
Diseño del experimento
Para evaluar si las sepias podían esperar por una mejor recompensa en lugar de tomar una opción menos atractiva de inmediato, los investigadores realizaron una curiosa prueba. Introdujeron a los animales en un espacio con dos compartimentos transparentes, con puertas controlables por los investigadores. Diseñaron un sistema en el que cada sepia tenía acceso a dos tipos de comida:
- Por una lado, una recompensa inmediata (comida de peor calidad, un trozo de gamba), que se encontraba en el compartimento abierto desde el inicio.
- Por el otro, una recompensa diferida (su comida favorita, gamba viva), que solo estaba disponible si esperaban un tiempo determinado.
Estos cefalópodos fueron entrenados por el equipo para comprender el mecanismo de la prueba. Cada tipo de recompensa se encontraba dentro de un compartimento transparente con puertas, de tal forma que pudiera verse desde afuera el contenido. Si la sepia elegía comer la comida de menor calidad, perdía la oportunidad de obtener la mejor recompensa. Pero si esperaba pacientemente, obtenía la mejor opción.
Para asegurarse de que las sepias entendían la prueba y no simplemente evitaban la comida menos atractiva, los investigadores hicieron varios ensayos con diferentes tiempos de espera y condiciones de control. Los resultados mostraron cómo las sepias realmente sí podían ejercer autocontrol: muchas prefirieron esperar por la comida de mayor calidad en lugar de tomar la opción menos deseable de inmediato.
La mayoría de las sepias lograron esperar entre uno y dos minutos por su recompensa favorita, pero no todas mostraron el mismo nivel de autocontrol. Algunas esperaron más tiempo que otras, lo que sugiere que hay variabilidad individual en esta capacidad, al igual que ocurre en los humanos y otros animales inteligentes. Este estudio desafía la idea de que el autocontrol es exclusivo de los vertebrados con cerebros grandes.