Contaminación ambiental
2015 arranca con «malos aires»
En algunas ciudades europeas se aprueba la circulación alterna, se incentiva ir al trabajo en bici, se ponen tasas a los vehículos para circular por el centro y los coches pueden o no acceder a determinadas zonas según las emisiones del vehículo.
La boina de Madrid ya se veía desde el pasado día 1 de enero desde la carretera de La Coruña. Han pasado los días y la contaminación del aire en la capital continúa. El anticiclón que afecta a la ciudad desde hace varios días dificulta su dispersión. Al igual que en Barcelona y las comarcas de su entorno. En el caso de la capital, sólo en los primeros siete días del año, se han superado en hasta 119 ocasiones el límite legal de dióxido de nitrógeno (NO2) permitido en dos estaciones de medición, tal y como denunció esta semana Ecologistas en Acción, organización que el próximo martes publicará su balance sobre la calidad del aire.
En Barcelona por su parte, la Generalitat activó el pasado viernes el protocolo por contaminación atmosférica en 40 municipios del área citada, lo que implica la reducción del límite de velocidad en las vías rápidas a 90 kilómetros por hora, tal y como informó Efe. Y lo más probable, a tenor de las condiciones meteorológicas es que se mantenga hasta principios de la semana próxima, cuando podría irse el anticiclón que impide no sólo la correcta dispersión de los óxidos de nitrógeno sino también la dispersión de las partículas en suspensión de un diámetro inferior a 10 micras en la atmósfera. De hecho, este lunes, técnicos de la dirección general de Calidad Ambiental analizarán si levantan o no el protocolo y valorarán si esta medida de reducción de velocidad ha sido o no suficiente contra este episodio de contaminación, por el que el pasado viernes por la mañana se registraron unos niveles de 180 microgramos por metro cúbico de óxidos de nitrógeno en algunas de las estaciones de control del área de Barcelona, una cifra que se acerca a los 200 microgramos por metro cúbico máximos que marca el protocolo.
En el caso de Madrid, desde Ecologistas en Acción se critica la falta de medidas. Y es que la mayoría de las ciudades españolas ha apostado por un transporte público limpio. Una medida plausible, pero no suficiente para la luchar contra la contaminación, ya que según los expertos lo necesario es llevar a cabo medidas estructurales sobre el vehículo privado. Ahora bien, cuando se han sucedido episodios de contaminación como los registrados en la ciudad de Madrid en febrero de 2011, lo cierto es que, auqnue la ciudad no paraba de salir en las noticias dada la gran boina que cubría la urbe, pocos, muy pocos dejaban el coche en el garaje, tal y como reflejaban las fotos de los atascos de la M-30 tomadas en su día.
Con el fin de evitar estas situaciones, la Dirección General de Tráfico (DGT) decidió aprobar la posibilidad de 500 euros de multa para aquellos que circulen cuando haya exceso de contaminación dentro del nuevo Reglamento de circulación , tal y como publicó en julio LA RAZÓN.
Un cambio en el Reglamento de Circulación que ya sucede en muchas ciudades europeas. El ejemplo más reciente fue París. Como medida de urgencia por los episodios de alta contaminación atmosférica que se vivió en la capital en marzo, las autoridades francesas impusieron el pasado 17 de marzo en la capital y sus alrededores la circulación alterna, a excepción de los eléctricos y los híbridos. Una iniciativa a la que sumaron otras muchas como la gratuidad del transporte público, con el fin de motivar que la gente dejara el coche en su garaje.
¿Qué se hace en la UE?
París se sumaba así a una serie de ciudades europeas que han ido incorporando este tipo de restricciones para luchar contra la contaminación del aire. En Berlín (Alemania), desde el 1 de enero de 2008, se creó la Zona ecológica (Die Umweltzone) para alejar a los vehículos más contaminantes de determinadas áreas de la ciudad. Desde entonces, los automóviles llevan una etiqueta según lo contaminante que sea el vehículo. Si es verde, puedes circular libremente, si es roja hay zonas en las que no se puede acceder, por lo que hay que dejarlo en la periferia. Las sanciones, unos 40 euros.
En el caso de Londres, las autoridades pusieron hace once años una tasa a los vehículos para circular por el centro. A estas urbes se suman otras como Lyon o Copenhage donde hay zonas delimitadas al tráfico contaminante, así como aparcamientos disuasorios en las entradas de las urbes. También hay ciudades en las que hay una clara política a favor del transporte público. En Bélgica, por ejemplo, las compañías están obligadas a pagar un 60% del abono del trabajador... En definitiva, diferentes medidas para luchar contra la contaminación atmosférica dentro de las ciudades, pero en lo que a España todavía le queda un largo camino por recorrer. Pero cualquier medida que se haga en esta línea resulta clave, ya que en torno al 90% de la población urbana de la UE está expuesta a concentraciones de alguno de los contaminantes atmosféricos más perjudiciales que la OMS considera nocivas para la salud, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
De hecho, en España, el estudio de AEMA elevó a 26.800 las muertes por polución registradas en el año 2011, frente a las 19.940 que arrojaban anteriores informes.
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