Investigación científica
¿Qué sabes de higiene postural?
Contracturas, pinzamientos, lumbalgia o torticolis, por citar sólo algunos ejemplos, son dolencias derivadas de una mala higiene postural. Te damos las claves para corregir tus hábitos y evitar la visita constante al fisioterapeuta.. Contracturas, pinzamientos, lumbalgia o torticolis, por citar sólo algunos ejemplos, son dolencias derivadas de una mala higiene postural. Te damos las claves para corregir tus hábitos y evitar la visita constante al fisioterapeuta.
¿Qué es la higiene postural?
De piernas cruzadas, con un pie bajo las posaderas, las rodillas completamente flexionadas y los pies sobre la silla (si el contexto lo permite), con las piernas estiradas, etc. Una misma actividad -estar sentados, pongamos por caso- se puede hacer adoptando un sinfín de posturas. Sin embargo, la más higiénica es aquella que te permite desarrollar la actividad del modo "más seguro y liviano para la espalda", la más ergonómica. Así lo señala el doctor Mario Gestoso, presidente de la Escuela Española de la Espalda (EEDE).
¿Cuál es su objetivo?
La higiene es la parte de la medicina que se encarga de conservar la salud y prevenir enfermedades. La postural, por tanto, pretende disminuir la carga que soporta la espalda y el esfuerzo que tiene que hacer su musculatura durante las actividades cotidianas y laborales para preservar su salud.
¿Existe una postura correcta para todo(s)?
Aunque no hay consenso 'planetario', sí se admite generalmente que hay posturas que respetan más la biomecánica del cuerpo durante la acción. Las posiciones articulares más cómodas y donde mejor trabaja la musculatura suelen ser aquellas en las que los músculos y elementos articulares no están ni excesivamente acortados ni excesivamente tensos.
Por ejemplo, a la hora de dormir, lo ideal es acostarse boca arriba, tratando de mantener las curvas de la columna neutras y a la vez garantizar el mayor apoyo lumbar y cervical posible. Al sentarnos, debemos apoyar siempre la zona lumbar con su curva natural y para leer, usar el ordenador o conducir es esencial que la cabeza no se proyecte excesivamente por delante de los hombros. Y para agacharnos, como ya hemos oído en infinidad de ocasiones, lo preferible es flexionar las rodillas y mantener la curva lumbar, si doblar la espalda.
¿Es sólo una cuestión de buenos hábitos?
Independientemente de la existencia de unas recomendaciones generales, desde la EEDE hacen hincapié en que lo realmente importante es "mantenerse físicamente activo y hacer el ejercicio necesario para tener una musculatura tan potente, resistente, coordinada y entrenada como sea posible".
La práctica de ejercicio físico de forma general ayuda a la prevención del dolor musculoesquelético. Cada persona debe encontrar aquella actividad con la que su cuerpo se siente a gusto.
¿Notamos que una postura es poco higiénica?
No. El motivo principal es nuestro desconocimiento de lo que se denomina la sensación postural. Nuestra pobre consciencia postural nos impide a menudo saber qué hacemos mal. Además, los mecanismos neurológicos de control postural, procesados por una parte de nuestro cerebro llamada cerebelo, son mayoritariamente involuntarios.
¿La espalda sufre en soledad?
Nuestro eje postural es la columna vertebral. Por eso, es toda la columna la que sufre las malas posturas, si bien es la zona lumbar quien se lleva la peor parte porque soporta todo el peso del tronco. Sin embargo, cuando la espalda es sometida durante demasiado tiempo a malas posturas, a menudo experimentamos síntomas derivador de la misma. Los más típicos son cefaleas, mareos, hormigueos en brazos o piernas o falta de fuerza.
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