Investigación científica
La falta de fondos frena la lucha contra las resistencias bacterianas
Nuevas técnicas de detección genética permiten saber qué bacteria produce la infección en cuestión de horas, pero no se aplican con carácter general por problemas de financiación.
Hay bacterias que se han vuelto resistentes a todos los antibióticos, que pueden ocasionar infecciones graves al paciente y frente a las que no tenemos armamento terapéutico, no tenemos fármacos. La necesidad de financiar la investigación de nuevos antibióticos es evidente pero también impera la de poder implementar nuevas técnicas de diagnóstico precoz y de detección genética, ya existentes, que permitan a los microbiólogos reconocer la bacteria que produce la infección y señalar el antibiótico que permita curar al paciente. Se puede, pero no se hace con carácter generalizado, ¿por qué? Por falta de financiación.
El problema es de envergadura. Tanto que las resistencias a antibióticos pueden convertirse en la primera causa de muerte en el año 2050, por encima del cáncer. Y por ello ha sido tema central del XXI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), celebrado en Málaga.
En palabras del presidente de la Seimc, Rafael Cantón, poder diagnosticar bien las infecciones y tratarlas adecuadamente es la clave: «Se necesita saber el microorganismo que está produciendo la infección y si esa bacteria es sensible o resistente a los antibióticos. Todo eso, para lo que se puede tardar dos o tres días en completar el ciclo diagnóstico, podemos acortarlo con nuevas técnicas, rápidas. No significa que los cultivos estén agotados, pero podemos añadir nuevas técnicas de diagnóstico precoz y de detección genética. Eso, tecnológicamente, es posible. Pero requiere una dotación económica», señala.
La técnica es novedosa: implica detectar genes de resistencia para ver si el paciente es portador o no de bacterias multirresistentes, para lo que se analiza su tracto intestinal; de este modo, por técnicas genéticas, podemos saber en una hora si el paciente es portador o no de bacterias multirresistentes. Si no lo es no hay que aislarlo en el centro hospitalario. Es lo que se ha hecho en el Reino Unido, indica Cantón: su problemática, grave, frente a una bacteria multirresistente, la «staphylococcus aureus», empujó al gobierno a controlar la infección y las tasas que tienen ahora han bajado drásticamente.
«Para infecciones importantes (neumonía, meningitis, sepsis), necesitamos técnicas de diagnóstico rápido para que el microbiólogo le pueda decir al clínico qué bacteria es la que lo ha provocado y si esa es resistente a los antibióticos o no. Con esta información, dada en minutos, el clínico tiene información suficiente para dar el tratamiento antibiótico adecuado», asegura el jefe de servicio de Microbiología del Hospital Clínic de Barcelona, Jordi Vila.
Para el presidente de la Seimc, se trata de una línea de investigación interesante y nueva, porque también supone utilizar antibióticos muy dirigidos hacia patógenos específicos: «Estamos acostumbrados a tratar infecciones con antibióticos de amplio espectro que sirvan para diferentes bacterias, y lo que estamos aprendiendo ahora es que podría ser mejor que, una vez que se identifique cuál es el microorganismo que produce la infección, nos dirijamos hacia eso. Hablamos, en definitiva, de especificidad. Y de medicina personalizada» como ya hacen los oncólogos, concluye Cantón.
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