Nazis, túneles secretos y espionaje: la inquietante historia de la Casa Winter

Esta es una historia envuelta en misterio, que habla de nazis, de un espía alemán que construyó una casa singular en el árido y solitario paisaje de Fuerteventura. Se mencionan avionetas vigiladas, submarinos de guerra y pasadizos secretos. Nada de esto figura en los documentos oficiales, pero vive intensamente en la memoria colectiva de miles de majoreros, que mantienen viva la leyenda de la enigmática Casa Winter.

Ubicada en la misteriosa playa de Cofete, en plena península de Jandía, esta singular edificación ha sido, desde hace décadas, el epicentro de rumores que entrelazan hechos históricos con leyendas fascinantes. Construida en 1946 por el ingeniero alemán Gustav Winter, la casa destaca por su arquitectura -una especie de palacete con torre- y su ubicación remota, a los pies del Pico de la Zarza, entre las montañas que dividen el norte y el sur de la península. El difícil acceso a la zona y el entorno prácticamente deshabitado han contribuido a alimentar un aura de misterio que ha traspasado generaciones.

¿Un refugio nazi en Canarias?

Gustav Winter (1893–1971), ingeniero alemán con una trayectoria vinculada al desarrollo eléctrico es el personaje central de esta historia. Emigrado a Argentina en su juventud, volvió a Europa al estallar la Primera Guerra Mundial, siendo capturado por los británicos en circunstancias poco claras. Hay quien asegura que su liberación fue pactada, mientras otros sostienen que logró escapar de manera casi cinematográfica.

Durante las décadas siguientes, Winter prosperó profesionalmente en España, manteniendo vínculos con Alemania tanto durante la República de Weimar como en la época nazi. Su traslado a Gran Canaria en los años 30 para liderar proyectos de electrificación consolidó su influencia en la región. Sin embargo, fue su incursión en Fuerteventura lo que generó mayor controversia.

Según diversos testimonios y versiones no oficiales, Winter habría firmado en 1937 un contrato de arrendamiento sobre gran parte de la península de Jandía, con la supuesta intención de desarrollar fábricas y plantas procesadoras. No obstante, tales proyectos nunca se concretaron, y pronto se comenzó a restringir el acceso a la zona, lo que despertó sospechas entre los habitantes locales, quienes lo conocían como "Don Gustavo".

Submarinos, secretos y pasadizos bajo tierra

Las teorías sobre la Casa Winter son tan abundantes como intrigantes. Algunas sugieren que la casa fue utilizada como punto de apoyo logístico para submarinos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Se habla de pasadizos secretos, cuevas submarinas conectadas al océano y una pequeña pista de aterrizaje camuflada en la playa. Incluso se han encontrado rieles y una vieja vagoneta de la empresa Krupp, lo que refuerza la hipótesis de que existió una infraestructura oculta para facilitar operaciones clandestinas.

"Es difícil creer que alguien construyera semejante caserón en un sitio tan inaccesible sin un motivo poderoso", declaró en su día el escritor Alberto Vázquez-Figueroa, autor de la novela Fuerteventura, en la que recoge parte de estos relatos. Para él, la elección del lugar no fue casualidad, sino parte de un plan bien calculado.

Un enigma que resiste en el tiempo

Abandonada desde hace décadas, la Casa Winter continúa atrayendo a curiosos, historiadores y amantes del misterio. A pesar de que no existen documentos oficiales que respalden las teorías más conspirativas, la falta de información clara y la persistencia de los rumores mantienen viva la leyenda. Ciudadanos de la isla y visitantes siguen preguntándose qué secretos podría ocultar aún esa mansión solitaria frente al Atlántico.

¿Fue realmente un enclave nazi en territorio español? ¿O simplemente el proyecto fallido de un empresario excéntrico? Hasta que aparezca una prueba irrefutable -como un viejo submarino oxidado entre las rocas o documentos escondidos entre los muros de la casa-, la Casa Winter seguirá siendo una sombra intrigante del pasado de Fuerteventura.