La covid, paso a paso
El 2020, un año para dejar atrás cuanto antes
En estos nueve meses y medio de pandemia 5,195 personas pierden la vida por esta enfermedad de la que se han contagiado más de 137.000 ciudadanos
Han pasado 316 días desde que la organización Mundial de la Salud (OMS) declarase como pandemia la irrupción del coronavirus, y nueve meses y 17 días desde que Pedro Sánchez decretase en España el primer estado de alarma y confinamiento en casa.
Un tiempo que ha dado para mucho; que ha pasado rápido y, a la vez, despacio; que ha estado repleto de incertidumbres y miedos ante un futuro nada claro y que aún se mantienen pese a las vacunaciones que ya dejan ver algo de luz al final del túnel. Una una nueva etapa la que se avecina que, por desgracia, ya no verán 5.195 castellanos y leoneses que no han podido superar la enfermedad. Nueve meses y medio en los que se han contagiado más de 137.000 personas en esta Comunidad por el Sars-Cov2, ese letal y contagioso virus que ha irrumpido en nuestras vidas para trastocarlo todo, que ha provocado más de 19.000 ingresos hospitalarios, de los que casi 1.400 han acabado en las unidades de críticos. Castilla y León enfila el último día de este dramático 2020 con 515 nuevos contagios, 414 hospitalizados en planta y 141 en las UCI, y con una tasa de incidencia por debajo de 145 casos por cada cien mil habitantes. Si bien, y pese a esta aparente mejoría, la realidad es que la tendencia es preocupante y la Comunidad se encamina hacia una tercera ola.
Detrás, queda un año que comenzó en Castilla y León con la esperanza de alcanzar un Pacto por la Sanidad, que permitiera consolidar el sistema de salud de la próxima década. Pero todo quedó en agua de borrajas con la llegada del coronavirus.
Ya antes de que se conociera el primer caso, y ante la incidencia que estaba cogiendo el virus en todo el mundo, el 27 de enero, la Consejería de Sanidad creaba un comité técnico ante la posibilidad de que se registrara algún caso importado. Cuatro días después saltaba el primer caso en España, concretamente en La Gomera, de un paciente alemán con un cuadro de neumonía rara. Ese mismo día, el departamento que dirige Verónica Casado activaba por primera vez el protocolo epidemiológico ante un caso en investigación en Burgos que resultó negativo. Y no fue hasta el 27 de febrero, cuando un joven estudiante italiano en Segovia y un ingeniero iraní en Valladolid confirmaban los primeros casos.
Y el caos llegaba a las farmacias, que se quedan sin geles ni mascarillas.
A principios de marzo, la covid ya campaba a sus anchas y se constituía el comité de expertos en Castilla y León. El día 9 tres aulas del colegio Anduva de la localidad burgalesa de Miranda de Ebro echaban el cierre al registrarse cuarenta contagiados, lo que provocaba que el Gobierno autonómico tomase las primeras medidas drásticas un día después. En concreto, se limitaron las visitas a los hospitales y los centros de salud comenzaron a vaciarse. Tres días más tarde la Junta pedía a la población que permaneciera en sus hogares sin salir y se registraba la primera muerte confirmada: un hombre de 81 años en Salamanca. En horas se sumaron otras dos víctimas en Miranda de Ebro y Segovia, y así hasta las 4.165 de contabilizadas hasta hoy en los hospitales, a las que habría que sumar los 1.048 muertos en las residencias y las 1.105 personas que se fueron de este mundo con síntomas compatibles con la enfermedad pero sin la PCR que lo hubiese confirmado.
Con las primeras muertes todo se precipitó: cierre de aulas hasta el final de curso, situación de crisis en el país, confinamiento en casa sin poder salir salvo para actividades de primera necesidad. Y ese mismo 14 de marzo en el que Sánchez decretó el estado de alarma, el virus ya estaba desatado en la Comunidad, que pasó a ser zona de transmisión comunitaria de la covid, y con el Ejército en las calles velando por la seguridad de los ciudadanos.
La segunda mitad de marzo, el mes de abril y parte de mayo fueron los meses más duros de esta primera ola que se cebaba con las residencias de mayores. Los balcones y las terrazas se llenaban de apoyo y ánimo en forma de aplausos hacia los sanitarios, trabajadores de supermercados, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado o transportistas y agricultores por mantener activas las constantes vitales de un país que se desangraba.
A finales de marzo, Sanidad había multiplicado por tres el número de camas en las UCI que pasaban de 166 a 500 camas, y se empezaban a levantar hospitales de campaña. El 8 de abril Castilla y León superó los 10.000 contagiados y ya se hablaba de desescalada, que no llegó hasta casi final de abril en concreto el día 26, cuando los niños pudieron salir a la calle y con un adulto solo una vez al día, durante una hora y cerca de casa.
El 11 de mayo, 26 zonas básicas de salud de Castilla y León entraran en la fase 1, y desde el 21 se obligó a usar las mascarillas a los mayores de seis años. Este quinto mes del año fue también de luto y recuerdo a las víctimas de la covid y se firmó el pacto de recuperación por todos los grupos parlamentarios excepto la UPL y Vox, para tratar de paliar los efectos de la crisis sanitaria, con inversiones de 250 millones.
Junio y julio fueron aparentemente tranquilos pero en agosto comenzó la segunda ola que aún se mantiene con los primeros confinamientos en Aranda de Duero, Pedrajas de San Esteban o Íscar. En septiembre el virus se desata en Valladolid, Salamanca y León y se adelanta a octubre la campaña de la gripe para evitar que ambas enfermedades pudieran convivir.
En noviembre el virus se dispara nuevamente en la Comunidad, con especial incidencia en Burgos. La Junta, ante la cercanía de la Navidad, endurece las medidas, que van desde el cierre de la hostelería, que hace levantar en armas al sector; hasta el toque de queda entre las diez de la noche y las seis de la mañana; el cierre perimetral de la Región; o la limitación de reunión a un máximo de seis personas, que en la capital burgalesa llegó a ser de tres.
«V» de vacunas y de victoria contra el virus
Tras el arranque testimonial de las vacunaciones el pasado domingo en la residencia Santa Eugenia de la localidad palentina de Cevico de la Torre, ayer comenzaba la campaña de forma masiva en toda la Comunidad, con las 25.000 dosis recibidas en esta primera remesa. Personas mayores que viven en residencias y sanitarios en primera línea cotra la covid son los destinatarios de esta fase inicial de la vacunación que se prolongará hasta mediados de marzo.
Ilusión y expectación, muchos nervios, pero, sobre todo, esperanza ante lo que se considera como el principio del fin y el inicio de una nueva etapa, era lo que se podía verse en las caras de los residentes, directores y profesionales sanitarios en esta jornada histórica y que no se olvidará nunca en los centros residenciales. Como por ejemplo en el Centro Hermanitas de los Ancianos Desamparados San José, en León, donde la residente Trinidad Azucena Díez, de 90 años, y la cocinera María Ángeles Campo López, lo celebraban con alegría y mostrando con su manos la «V» de victoria, como se ve en la imagen.
Y es que si algo trae la vacuna es la renovación de una ilusión perdida para muchas personas que no veían la luz al final del túnel. «¡Esto es la leche!», decía el pasado domingo Áureo López, el primero en recibir la vacuna en Castilla y León, quien ya sueña con volver a caminar los tres o cuatro kilómetros que se hacía cada día antes de la irrupción del coronavirus por los alrededores de la residencia en la que vive. Termina un año fatídico pero arranca un 2021 que será complicado pero que, a poco, será mucho mejor.
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