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Sociedad

La procesión de Caboalles de Abajo rinde homenaje a los mineros fallecidos en Cerredo

El Cristo volvió a entrar al Pozo María

Procesión de los mineros de Caboalles de Abajo César SánchezIcal

Este Viernes Santo acogió el momento más emotivo de la Semana Santa de Castilla y León. La Hermandad del Cristo de los Mineros de Caboalles de Abajo, en el municipio de Villablino (León), celebró su procesión, con la entrada del Cristo al Pozo María y recuerdo a los cinco mineros fallecidos en el accidente en la mina de Cerredo (Asturias).

La emoción y el sentimiento de los compañeros y de los familiares de los fallecidos se hizo sentir en todo momento, pero sobre todo en el encuentro del Cristo con la Virgen.

La procesión arrancó a las 20,30 horas de un Viernes Santo plomizo que quiso recordar con su lluvia y su cielo gris a los mineros muertos en la mina de Cerredo. Los cofrades, ataviados con el mono y el casco, salieron de la Iglesia nueva de Caboalles de Abajo, con el rostro roto por la emoción y con sus compañeros siempre en el recuerdo.

Una cita con una talla del siglo XVIII, portada por los trabajadores de la mina ataviados con sus fundas, sus cascos y sus linternas, que se repite cada Viernes Santo y que en esta ocasión se vivió con especial emoción tras el reciente accidente en el que fallecieron cinco mineros en las entrañas de la tierra, el pasado 31 de marzo: Ibán, Jorge, Rubén, Amadeo y David.

La comitiva sumó este año a su vestimenta minera los crespones negros, en recuerdo a todos ellos. Y es que “uno de los fallecidos llevaba al Cristo, era uno de los costaleros; y hay dos familiares de otro que este año han querido llevarlo, en recuerdo de su primo”, explica el vicepresidente de la Cofradía, Leandro Fernández.

Se cumplió así con una tradición que comenzó en el año 1970, cuando se fundó la Cofradía del Cristo de los Mineros. Una procesión a la que en 1975 se sumó la Banda de Cornetas y Tambores, que acompaña a la comitiva, y, desde hace 15 años, la imagen de la Virgen de la Dolorosa, portada solo por mujeres. Mientras los hombres, una veintena, portan al Cristo en sus andas. La procesión se completa con dos faroles, una cruz, el estandarte de la cofradía y dos mineros que transportan una corona de flores, hasta completar un centenar de personas que protagonizan esta cita, a los que se suman todos los vecinos que quieran participar.

Pero la procesión del Cristo de los Mineros comienza mucho antes. Y es que la imagen, que durante todo el año reposa en la Capilla del Santo Cristo de Caboalles de Abajo, fue trasladada el Domingo de Ramos, como cada año, hasta la iglesia de Santa María, donde precisamente se inicia el recorrido del Viernes Santo, que no pudo efectuarse por la lluvia.

Única en Laciana

La procesión del Cristo de los Mineros es prácticamente la única que se vive en la Semana Santa del Valle de Laciana. Solo hay otra en Caboalles de Arriba, pero ni siquiera sale todos los años. Por eso es una cita muy esperada, en la que participan centenares de personas.

Y es que la Cofradía del Cristo de los Mineros aglutina a más de 700 cofrades, algunos incluso de lugares tan lejanos como Madrid. “Somos más cofrades que vecinos en el pueblo. En Caboalles de Abajo hay censados 800 vecinos pero apenas vivimos 500. No hay ninguna asociación en todo el valle que llegue ni a la mitad de personas que tenemos nosotros”, agrega Fernández.

Fernández, quien también recuerda la singularidad de contar con un Cristo dedicado a los mineros. En España solo hay dos: el de Laciana y el de la localidad de La Unión, en Murcia.

Pero además el fin de esta hermandad no es solo celebrar, cada año, la procesión. En sus estatutos también aparece la obligación de ayudar a los necesitados. “La hermandad siempre ha ayudado a los cofrades que lo han necesitado, como por ejemplo en tiempos de huelgas. Había gente que lo estaba pasando mal y entre todos se les ayudaba”, recuerda.

Tras la Semana Santa el Cristo de los Mineros regresará a su capilla, donde volverá a descansar hasta el próximo año, siempre enviando su protección a los mineros, aunque apenas queden ya minas en activo.