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Cultura
El festival Sonorama Ribera 2025 planea un año más una experiencia irrepetible para todos sus asistentes. Con más de 25 años a sus espaldas, este festival con alma de pueblo, se ha convertido en uno de los eventos culturales más esperados del verano en Castilla y León, y regresa del 6 al 10 de agosto con cerca de 200 bandas confirmadas y espacio para “sorpresas desde el cielo”, tal y como adelanta su director, Javier Ajenjo.
“La gente sabe que en Sonorama te puedes encontrar a un cabeza de cartel tocando de manera gratuita en la Plaza del Trigo, y hay que estar muy atento porque cada vez en Charco nos llevamos más sorpresas. Este año es muy importante para nosotros. Nos falta gente que se ha ido este último año y que nos está ayudando desde arriba. Este año, que la gente mire al cielo porque va a haber sorpresas también desde allá arriba”, indicó Ajenjo, que no quiso adelantar nada acerca de los conciertos sorpresa de esta edición, aunque sí puso en valor el enorme esfuerzo que conlleva sacar adelante un festival como este.
“El objetivo pasa por tener un festival mejor, más inclusivo, más sostenible, que sea respetuoso con el mundo en el que vivimos”, apunta Ajenjo, que aboga por “mejorar lo presente”. En este punto, explica la importancia que tiene Sonorama Ribera, que en su edición de 2024 reunió a más de 150.000 personas a lo largo de sus días y generó un impacto económico de 23 millones de euros y creando 1.400 puestos directos dentro del festival. “Tenemos que seguir trabajando para fortalecer esta industria cultural”, afirma Ajenjo.
Unos datos muy positivos y que convierten a Sonorama Ribera en un evento de renombre en la Comunidad, sin embargo, tanto Ajenjo como la jefa de comunicación del Sonorama, Rebeca Ruano, coinciden en que lo que hace realmente especial a este evento es la “experiencia única” que pueden vivir aquellos que asisten.
“Esto es identidad. Aquí hay pueblo”, resume Ruano. A diferencia de otros festivales donde el público apenas roza el entorno, en Sonorama, la ciudad es parte del festival. Los conciertos no se viven solo en los escenarios, sino también en las plazas, en los bares, en las casas, en las aceras. El evento se funde con la vida local, y esa convivencia genera una atmósfera que no se puede replicar. “Tú vas a un gran festival, pero convives muchísimo menos con los vecinos. Aquí se disfruta diferente. Aquí compartes espacio, el vino, el lechazo… Son experiencias que no se pueden programar, que simplemente pasan.”, asegura Ruano.
Esa cercanía también define cómo se construye el cartel año tras año. No se trata solo de traer nombres potentes, sino de construir una propuesta coherente, equilibrada y viva. El trabajo empieza desde el final de cada edición: un comité de dirección comienza a elaborar una “lista de deseos” con artistas que podrían encajar en la siguiente, siempre teniendo en cuenta tanto la viabilidad como la identidad del festival. “Algunos nombres se pueden cumplir, otros no, pero siempre buscamos que haya un equilibrio entre artistas consagrados y emergentes. Queremos que haya de todo”, indica Ruano.
Esa voluntad de equilibrio no surge solo del criterio interno. El público también tiene voz, y su participación, aunque indirecta, es fundamental. “Tenemos los oídos abiertos. Hay muchos canales para escuchar al público, y lo escuchamos. No es que voten el cartel, pero sí influyen. Y mucho”, indican desde la organización.
Gracias a esa escucha activa, el festival ha sabido evolucionar. Aunque en sus inicios estaba muy vinculado al indie y al rock nacional, hoy el cartel refleja una apertura estilística evidente, en la que conviven bandas veteranas con sonidos urbanos, pop alternativo, electrónica y nuevas corriente. “Grupos como Arde Bogotá ya no son minoritarios. Y el movimiento urbano también tiene su lugar. El festival ha cambiado porque la música ha cambiado, y el público también”, explican.
El efecto que produce Sonorama Ribera a lo largo de los años atrae a varios artistas de renombre, entre ellos Fermin Muguruza, FernandoCosta, Viva Suecia, Nil Moliner, Ginebras, Carolina Durante, Amaia, Carlos Sadness, Café Quijano, Pignoise, Siloé, Arde Bogotá o La Raíz, aunque también es importante destacar a otras bandas emergentes que también encuentran su hueco en este festival de la música.
En este sentido, Ajenjo explica que este año hay “más que nunca artistas de Aranda y de Castilla y León”. “Es tremendamente importante que las bandas sepan que tienen una oportunidad, que hay un hueco para ellos”, añade. “Una parte de nuestro ADN es desarrollar y apoyar a bandas que en el futuro pueden convertirse en cabezas de cartel, y vamos a seguir haciéndolo”, reiteró.
Más allá de tener como objetivo el entretenimiento y fomentar la cultura local, el Sonorama es una gran oportunidad para impulsar el turismo y la economía de la comarca. Los alojamientos y la restauración tienen un papel protagonista en este punto. Respecto a los hospedajes, los hoteles, hostales y pisos turísticos, todos alcanzan un cien por cien de su ocupación al realizarse el evento. Debido a esto, mucha gente suele quedarse sin poder asistir al evento. Dada la polémica desatada los últimos meses sobre la estafa de pernoctaciones, el Sonorama respondió dando camping gratuito.
“Nuestro público sabe que siempre estamos ahí para tratar de ayudar. Nuestra fórmula era esta, no solo en el camping, sino facilitando también dentro del glamping, la ampliación de las plazas para la gente que ha tenido el problema pudiera tener un nuevo alojamiento con un precio accesible”, explica Ajenjo, dejando ver que “es muy triste que esto se produzca y que la gente no sea razonable”.
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