Cataluña

La comisión del cómic

Una viñeta de Mortadelo y Filemón, los personajes de Ibáñez
Una viñeta de Mortadelo y Filemón, los personajes de Ibáñezlarazon

Esta pasada semana hemos sabido que la conselleria de Cultura ha puesto manos al asunto de salvar patrimonio, en este caso el del cómic, tan mal cuidado como despreciado en no pocas ocasiones por las Administraciones. Sí, es una buena noticia que por fin haya un organismo que creará la Colección Nacional del Cómic y la Ilustración de Cataluña, con el objetivo de enriquecer nuestros museos. Tienen mucho que hacer porque estamos hablando de legados, fondos o archivos que se han perdido en muchas ocasiones. Sin ir más lejos, si algún miembro de esta comisión se hubiera pasado por el salón del coleccionismo que se ha celebrado este fin de semana en el Casinet de Hostafrancs, habrían visto en venta originales de autores de Bruguera o de la revista «TBO». Hay mucho que hacer y no será fácil porque el tiempo ha pasado y, por ejemplo, muchos de los originales que se han perdido para siempre, algunos incluso convertidos en pasta de papel. Uno de los casos más extraños es el del archivo de Bruguera. Oficialmente se conserva todo, aunque me consta que ha habido «escapes», algo que puedo dar fe de haber visto durante algún tiempo en el Mercat de Sant Antoni. Por allí han caído, por ejemplos, páginas originales de Manuel Vázquez que deberían estar en un museo. La Conselleria debe ponerse en contacto con los coleccionistas que en los últimos años han salvado abundante patrimonio. Gracias a ellos, por ejemplo, tenemos un museo en Sant Cugat del Vallès que es un ejemplo de lo que tienen que hacer con medios privados aquellos que deberían contar con el respaldo firme de la Administración. Hay que hablar con los autores o con los herederos de estos dibujantes porque sí que es patrimonio y una parte de nuestra historia que en muchos casos y para desgracia nuestra se ha perdido. Vayan a ver a los responsables de «El Víbora», «El Jueves», «Cimoc, Selecciones Ilustradas, Bruguera y tantos otros nombres históricos. Autores como Opisso, Coll, Benejam, Raf, Gin, Escobar, Ibáñez, Vázquez, Bernet o José Luis Martín hace tiempo que se merecen estar en las salas de algún museo nacional de arte. Ojalá que no sea todo solamente un cúmulo de buenas intenciones institucionales.