Investidura al límite

Pere Aragonès, nuevo presidente de Cataluña con los votos de ERC, JxCat y la CUP

El candidato republicano arranca su mandato con el horizonte de 2023, cuando se tendrá que someter a una moción de confianza

Casi siete meses después de la inhabilitación de Quim Torra (desde el 28 de septiembre) y tras tres meses de negociaciones convulsas entre Esquerra y JxCat que han mantenido la incertidumbre hasta el último momento, Cataluña vuelve a tener president. Pere Aragonès ha sido investido este viernes con los votos de Esquerra (33), JxCat (32) y la CUP (9), que han sumado 74 escaños. PSC (33), Comunes (8), Ciudadanos (6) y PP (3) han votado en contra.

Aragonès tomará posesión del cargo previsiblemente el lunes y se formará Govern probablemente el miércoles. A partir de ahí, arrancará una legislatura llena de dudas porque las relaciones entre Esquerra y JxCat están rodeadas de máxima desconfianza y porque Aragonès empieza debilitado por cómo han transcurrido las negociaciones -dos intentos de investidura fallidos y ultimátums incumplidos- y por el reguero de renuncias en las filas posconvergentes para formar parte de su Govern (Elsa Artadi o Joan Canadell).

Asimismo, el mandato de Aragonès tendrá que superar un examen a mitad de legislatura: en 2023, se tendrá que someter a una moción de confianza. Estos dos primeros años estarán también marcados por la mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat, que tanto JxCat como la CUP han aceptado. Si no da frutos, los posconvergentes y los cuperos (que exigen un referéndum antes de 2025) presionarán para regresar a la confrontación con el Estado y materializar la ruptura con España.

La sesión de investidura ha estado lejos de despertar la expectación de otras citas precedentes relacionadas con el “procés” y ha estado rodeada también de las medidas de seguridad por la pandemia. Oriol Junqueras ha querido estar y ha pedido un permiso para salir de prisión y acudir al Parlament para ver cómo invisten a Aragonès, su sucesor al frente de ERC en el Govern.

El acuerdo entre Esquerra y JxCat diluye, de entrada, la figura del Consell per la República y Carles Puigdemont ya que quedan en un segundo plano ante la creación de una nueva dirección colegiada formada por los cinco principales partidos y entidades (ERC, JxCat, CUP, ANC y Òmnium) para dirigir el “procés”.

Aragonès, durante su intervención ayer, se comprometió a “culminar la independencia” de Cataluña y amagó con más desobediencia al asegurar que solo obedecerá la voluntad popular. Un guiño a JxCat y la CUP, que han mostrado muchas reticencias a la vía dialogada y negociada que abandera ERC, que ha funcionado a los republicanos electoralmente ya que el giro dado les ha dado más fuerzas en las urnas en las últimas citas.

En este sentido, también cabe subrayar que el pacto a tres incluye medidas socioeconómicas que rebasan el marco competencial catalán y también pueden convertirse en una fuente de confrontación con el Estado. Así, entre esas medidas aparecen una prueba piloto de Renta Básica Universal, un salario mínimo catalán de 1.239 euros, una banca pública o selecciones deportivas catalanas.

Lo cierto es que Aragonès solo podrá contar con la mayoría independentista ya que el resto de fuerzas se han alejado bastante. Tanto PSC como Podemos no ven con buenos ojos colaborar con un Govern que incluye a JxCat y que se antoja bastante similar a los precedentes, llenos de choque, división y confrontación. No obstante, el candidato republicano ha hecho esfuerzos por atraer, sobre todo, a los morados y ha pedido su abstención en la votación, aunque sin éxito. Podemos se ha mostrado bastante crítico con el nuevo Govern de coalición.