11-S
Aragonès da un portazo a la ANC: "Una declaración unilateral de independencia no serviría de nada"
Dice no haber hablado con Sánchez aunque reitera sus líneas rojas: amnistía y negociar un referéndum
Pere Aragonès ha replicado hoy a la ANC y ha dado un nuevo portazo a la vía unilateral que reclama la entidad: "Ahora mismo, una DUI no serviría de nada. Porque no se trata de proclamarla y ya está, podemos salir 15 veces al balcón de la plaza de Sant Jaume, la cuestión es cómo se hace efectiva".
Y eso significa, a su juicio, "reconocimiento internacional" que siempre viene de la mano de que haya habido "un acuerdo con el Estado precedente". "En las últimos 30 años, solo Blangladesh ha entrado en la ONU tras haber roto unilateralmente con Pakistán", ha asegurado en una entrevista a primera hora de la mañana en Catalunya Ràdio.
"En 2017 hicimos un referéndum y visualizamos claramente cuáles eran las limitaciones. Hubo una gran movilización de país, pero no pudimos hacerlo efectivo porque no tuvimos suficientes apoyos", ha reconocido preguntado sobre el 1-O y su discurso de entonces.
De hecho, el presidente se ha mostrado desafiante y visiblemente molesto con la ANC, otrora motor del "procés" y entidad más cercana a Puigdemont que a ERC. "No sé si es lo que más le conviene al movimiento independentista, pero en cualquier caso, adelante. Los votos no son de nadie. Y al menos serviría para ver qué apoyo popular tiene cada opción", ha resuelto sobre la amenaza de la entidad de presentar una lista cívica en las elecciones al Parlament, órdago que su presidenta, Dolors Feliu, oficializó en la Diada.
"La independencia no se hace solo deseándola mucho", ha añadido en otro momento de la entrevista.
Al margen de la desmovilización en la calle, este 11-S ha plasmado también las fuertes discrepancias en el seno del independentismo, desde los llamamientos de ERC, Junts y Òmnium Cultural a negociar amnistía y autodeterminación hasta los recelos de la ANC y la CUP a cualquier trato con el Estado. Y en particular, ha recrudecido la pugna entre Aragonès y la ANC, enzarzados por la vía unilateral que exigen la entidad y las bases más radicales.
En este sentido, el presidente catalán abandonó la manifestación de la Diada sin ni siquiera llegar a plaza de España, punto neurálgico de la protesta, tras recibir abucheos y gritos en contra -le llamaron "botifler" a él y a varios miembros del Ejecutivo- de un grupo de manifestantes. Una mala imagen que hoy ha querido rebajar asegurando que fueron "hechos aislados".
Acerca de las negociaciones con Pedro Sánchez, Aragonès ha admitido que no habla con el presidente en funciones desde antes de las elecciones, pese a que sus equipos sí están en contacto desde la pasada legislatura.
Según el republicano, las negociaciones formales "aún no han empezado", aunque volvió a repetir sus exigencias: una amnistía, que es el "punto de partida" y "fijar entre todos un mecanismo para que la próxima vez que votemos sobre la independencia, el resultado sea reconocido por la comunidad internacional". Luego y tras la reunión semanal del Govern, la portavoz Patrícia Plaja reafirmó de nuevo la estrategia de ERC y ha reclamado a Pedro Sánchez valentía para "mover ficha" en la negociación.
Todo después de que Diada de la investidura, con las formaciones independentistas en una supuesta posición de fuerza y en plenas negociaciones por la gobernabilidad con el PSOE, haya sido la más residual de la última década.La movilización de las entidades pinchó con la asistencia más baja desde que empezó el «procés», ya en el lejano 2012 y con más de un millón de personas congregadas.
Este 2023, sin embargo, la calle dio la espalda a los partidos y la movilización encabezada por la ANC apenas concentró a 115.000 personas, según datos de la Guardia Urbana de Barcelona, 35.000 menos que el año pasado.
Con Junts, "condenados" a entenderse
Sobre la tormentosa relación entre poscovergentes y republicanos, ni la llave de la gobernabilidad ha permitido unir a Junts y ERC, enfrascados en una eterna guerra fratricida por la hegemonía del independentismo. Si el año pasado el cisma se plasmó con la ausencia de ERC en la manifestación de la ANC, ayer se volvió a evidenciar con un duro intercambio de reproches entre los republicanos y el partido de Puigdemont.
Los posconvergentes acusaron a los republicanos de "veto" en la mesa de diálogo con el Gobierno y este martes, el presidente de la Generalitat ha querido rebajar la tensión al reconocer que están "condenados" a entenderse.
Eso sí, ha dicho que le gustaría que Junts diera estabilidad al Govern, auque cree que no están "en esa situación", y ha reiterado que la intención del Ejecutivo de ERC es agotar la legislatura hasta febrero de 2025.
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