Espacio
Las enigmáticas y extrañas emisiones de gas que acaban de llegar a una galaxia cercana
Unas misteriosas nubes de gas a velocidades anómalas podrían desvelar cómo las galaxias se alimentan para seguir creando estrellas
El cosmos, con sus inmensas galaxias y sus procesos de formación estelar, sigue guardando secretos fundamentales sobre su propia existencia. Uno de los enigmas más persistentes para la astronomía es cómo las galaxias, como nuestra Vía Láctea, consiguen mantener una producción constante de estrellas durante miles de millones de años.
Los cálculos actuales sugieren que una galaxia del tamaño de la nuestra debería agotar su material disponible para la creación de nuevas estrellas como la capturada por el telescopio James Webb en un plazo de apenas mil millones de años. Sin embargo, la evidencia observacional contradice esta hipótesis, pues la formación estelar continúa de manera ininterrumpida, lo que apunta a la necesidad de un suministro externo.
Esta aparente paradoja ha llevado a los investigadores a plantearse que las galaxias deben estar recibiendo un aporte constante de materia desde su entorno, un flujo de "alimento" cósmico que les permite regenerar sus reservas y seguir activas. La búsqueda de este material ha sido una prioridad para la comunidad científica.
Desentrañando el misterio de las nubes de alta velocidad
Un reciente estudio, del que se ha hecho eco Scitech Daily, ha puesto el foco en la galaxia espiral M83, vecina de la nuestra. Un equipo de astrónomos, liderado por Maki Nagata, de la Universidad de Tokio, investigó el origen de las nubes de gas de alta velocidad (HVC) allí observadas, sospechosas de ser ese aporte externo vital.
Estas nubes de alta velocidad se caracterizan por presentar movimientos que difieren de manera notable de la rotación habitual del disco galáctico. La principal dificultad del estudio residió en detectar y confirmar la presencia de múltiples HVC, distinguiendo las señales reales del ruido de fondo con precisión metodológica.
Para ser clasificadas como HVC, las nubes debían moverse a una velocidad de al menos 50 kilómetros por segundo más rápido o más lento que el disco rotatorio de M83. Tras un meticuloso análisis, se identificaron diez nubes que cumplían esta condición.
De estas diez formaciones, los investigadores determinaron que solo una guardaba relación con una remanente de supernova conocida, un evento que podría explicar su particular dinamismo. Las nueve restantes no mostraron conexión alguna con actividad de supernovas o cualquier otra fuente interna de la galaxia.
Además, las energías cinéticas de estas nueve nubes eran considerablemente superiores a las que cabría esperar de un origen interno, impulsado por explosiones estelares. Este dato tiene una importancia notable, pues sugiere que estas nubes podrían ser de origen extragaláctico y estar cayendo actualmente hacia M83.
Implicaciones para la evolución galáctica y el futuro estelar
Los hallazgos de este equipo de investigación, con M83 como laboratorio cósmico, arrojan una luz importante sobre la dinámica de las galaxias. Demuestran que no son entidades aisladas, sino que interactúan de forma constante con el medio que las rodea.
La detección de estas HVC cayendo sobre M83 sugiere que las galaxias crecen mediante la acreción de gas del espacio circundante, de galaxias satélite o del medio intergaláctico. Un detalle notable: estas nubes eran compactas y de gas molecular denso, el tipo exacto que da origen a nuevas estrellas.
Este descubrimiento es de gran relevancia, ya que indica que el material que fluye hacia las galaxias podría estar directamente conectado con la futura formación de estrellas. Puesto que M83 comparte similitudes con nuestra Vía Láctea, el estudio de estas HVC podría ofrecer pistas valiosas sobre el pasado distante o el futuro de nuestra propia galaxia.
Los próximos pasos de la investigación incluirán determinar cómo se formaron estas HVC moleculares y si inicialmente eran gas atómico. También se explorará si la colisión de estas nubes entrantes con el disco galáctico podría desencadenar nuevos episodios de formación estelar, un aspecto fundamental para resolver el enigma inicial de la sostenibilidad galáctica.