Sociedad
Las vacaciones de la pandemia, fuente de ansiedad
Evitar las ideas repetitivas y aceptar que esta es una situación puntual, algunas de las claves para superar estos momentos
Las vacaciones pueden convertirse en la vía de salida de todo el estrés y la ansiedad acumulados durante el confinamiento por la crisis sanitaria de la covid-19, con muestras de irritación, agresividad e, incluso, alteraciones físicas, pero existen actitudes para mitigar esa situación.
Durante la vorágine del día a día se puede evitar pensar en la situación de emergencia sanitaria, pero “una vez que las personas se relajan, es probable que salga todo lo que han ido taponando” en el plano psicológico, según ha declarado a Efe la coordinadora del grupo de Intervención en Emergencias y Catástrofes del Colegio Oficial de Psicología de la Comunitat Valenciana, Teresa Marín.
”Para muchas personas, el verano es el motor que les ayuda a enfrentarse a los madrugones, a los problemas laborales y a los jefes a su vuelta al trabajo”, ha señalado Marín.
Sin embargo, este año “es difícil desconectar por las normas de distanciamiento social y el uso de mascarillas”, ha indicado.
En el nivel emocional, el confinamiento y la evolución de la pandemia de la covid-19 “han dejado a la gente muy tocada”. Y ante la imposibilidad de abstraerse, “la frustración va en aumento”, ha apuntado.
También ocurre con los menores. “Han estado realizando un gran esfuerzo escolar para pasar un verano en condiciones y, al final, no pueden ni salir de su urbanización a dar una vuelta en bicicleta”, ha expuesto.
En esta situación, es fácil que aflore la ansiedad “interna” acumulada, que hasta ese momento no se ha manifestado. Un estado psicológico que “deprime el sistema inmunológico, disminuye la capacidad de respuesta y afecta incluso al campo de visión”, por lo que la respuesta a ciertos estímulos del individuo que la padece no es la misma que en una situación normal, ha dicho la experta.
”Aparece la irritación, cierta agresividad, perfiles hipocondríacos que se acrecientan”, ha expuesto Marín. Puede aumentar también el riesgo durante un baño en la playa, ya que en este estado psicológico “no se responde igual a un medio salvaje como el mar”, ha añadido.
Para facilitar la relajación progresiva durante el periodo vacacional, la psicóloga alicantina recomienda dos premisas. ”La primera, pensar que esta situación es atípica y no va a convertirse en lo cotidiano”, ha explicado Marín.
“Debemos dar la orden a nuestro cerebro de que esto es algo puntual y que se resolverá pronto”, ha sostenido esta experta, para quien “nuestro sistema nervioso se colapsa cuando no se puede tener una cotidianidad”.
Además, hay que procurar “no empezar a crear incertidumbre sobre el futuro, porque no depende de nosotros lo que vaya a pasar”, ha destacado.
”Tenemos que aprovechar el descanso” y “no dar vueltas a lo que suceda en septiembre”, según Marín.
”Nada de ideas repetitivas”, ha aconsejado, “no pensar en que puedan volver a confinarnos, en la vuelta de los niños al colegio o en los problemas laborales” derivados de la situación económica.
En su opinión, “debemos buscar una zona de confort segura, acotar un sitio tranquilo en que podamos leer, por ejemplo, y dejar que el sistema nervioso se vaya relajando poco a poco”.
También ha sugerido Marín aprovechar el verano para paliar el denominado ‘Síndrome de la Cabaña’, por el que muchos ciudadanos prefieren quedarse en casa para no afrontar riesgos. ”Nuestro cerebro se ha acostumbrado a estar en casa”, ha dicho, “y hay que estimularlo saliendo a explorar sin nada de riesgo”.
”Debemos hacerle un rodaje, si no, el cerebro se entumece como cualquier otra parte del cuerpo”, ha zanjado.
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