101 historias «increíbles... pero ciertas»
El libro «Las páginas secretas de la Historia» recoge los artículos de Zavala cada fin de semana en LA RAZÓN con anécdotas apasionantes y desconocidas de grandes personajes
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El libro «Las páginas secretas de la Historia» recoge los artículos de Zavala cada fin de semana en LA RAZÓN con anécdotas apasionantes y desconocidas de grandes personajes
El grupo editorial Penguin Random House, a través de su sello de referencia en España, Plaza&Janés, publica mañana «Las páginas secretas de la Historia», una de sus grandes apuestas literarias de este año. Se trata de la recopilación de los 101 artículos publicados en LA RAZÓN entre julio de 2015 y julio de 2016, cuyo germen supo sembrar con su acostumbrada inspiración el también periodista Iker Jiménez mientras desarrollábamos juntos en el plató de «Cuarto Mileno» la sección titulada, precisamente, Páginas secretas de la Historia.
Viajar por la Historia nos lleva a descubrir todavía un sinfín de túneles y pasadizos secretos donde se esconden personajes, hechos y anécdotas, por increíble que parezca. A estas alturas, demasiados recovecos del imponente archivo de esta ciencia milenaria siguen aún inexplorados. ¿Acaso un neurocirujano conoce a fondo el portentoso cerebro humano que ni la más perfeccionada computadora sería capaz de imitar jamás? ¿O un astrónomo posee el mapa completo del universo? Tampoco el historiador, pese a ser un profeta del pasado, está en condiciones de explicar todo lo acontecido desde que el ser humano existe.
«Las páginas secretas de la Historia» es precisamente eso: un esfuerzo detectivesco –o si me lo permite el lector, tintinesco– para desentrañar los más increíbles enigmas de todas las épocas. Recuerdo lo que a este propósito señala, sobre un servidor, el Premio Nacional de Poesía Luis Alberto de Cuenca, uno de los mayores forofos que conozco del inmortal personaje de cómic creado por el autor belga Georges Remi (Hergé): «Zavala es un grandísimo investigador, tipo Tintín, capaz de viajar a cualquier parte para hallar un archivo desconocido», atestigua.
Cada una de estas «páginas secretas» constituye así un pasaje de ida y vuelta a los tiempos del mítico gángster Al Capone, del pirata Barbanegra, del primer y único emperador en la historia de los Estados Unidos (Norton I), del verdadero detective Sherlock Holmes, o de Lewis Carroll, el autor de «Alicia en el país de las maravillas», el matemático que hacía soñar despiertos a los niños.
La conocida novelista Julia Navarro atina también al advertir el verdadero propósito de quien esto escribe a la hora de relatar cualquier episodio del pasado: «Zavala nos da un inolvidable paseo de la mano por la Historia», constata. Asistiremos así en este nuevo libro a historias tan increíbles como la del pretendido romance de la prolífica escritora de misterio, Agatha Christie, con el mismísimo rey Alfonso XIII de España. Sabremos también si el gran virtuoso del violín Niccola Paganini hizo un pacto de sangre con el diablo, el cual pudo inducirle a rechazar los auxilios de un sacerdote hallándose ya en el lecho de muerte, a la edad de cincuenta y ocho años. ¿Por qué, si no, el obispo de Niza se negó a dar sepultura religiosa a los restos mortales del músico, que hoy reposan ya en el cementerio de Parma?
¿Y qué decir sobre la misteriosa muerte de Ramón Franco, el hermano maldito del Caudillo? En octubre de 1938, su hidroavión despegó con la misión de bombardear el puerto de Valencia, en plena Guerra Civil española. Su aparato cayó en picado poco después en aguas de Mallorca, donde Ramón estaba al frente de la Aviación nacional. ¿Accidente o sabotaje?
El confesor, confinado
Por no hablar de fray Juan de Almaraz, el confesor de la reina María Luisa de Parma, confinado en una miserable mazmorra por orden del ladino Fernando VII, sin juicio previo, para que no revelase el gran secreto: que ninguno de los catorce hijos de la reina lo era del rey Carlos IV. En el castillo de Peñíscola permaneció así incomunicado el infortunado Almaraz durante casi siete largos años hasta que, muerto el monarca, lo liberó su viuda María Cristina de Borbón.
También desfila por estas sorprendentes páginas el jesuita y futuro santo Francisco de Borja. No en vano, el clérigo rubricó de su puño y letra una carta estremecedora al futuro rey Felipe II, recomendando exorcismos a su abuela enferma Juana, motejada «la Loca». Muerto Felipe el Hermoso, doña Juana acabó sus días confinada en su palacio de Tordesillas, en el mismo torreón donde cada siglo había estado encerrada una reina de Castilla.
No podía faltar tampoco en esta recopilación de asombrosos relatos el gran príncipe de las letras Víctor Hugo... ¡porque también hablaba con los muertos! Empezando por el espíritu de su hija Léopoldine, con quien se comunicó durante una sesión de espiritismo celebrada con su familia, diez años después del fallecimiento. La poetisa y médium Delphine de Girardine le llevó al célebre escritor una mesa parlante para que entrase en contacto con los difuntos durante su exilio de Francia. Y puesto que aludimos a Francia, conozcamos igualmente cómo el príncipe Napoléon Bonaparte, sobrino del célebre Napoleón I, mató de un disparo al periodista Víctor Noir, sacudiendo los cimientos del imperio de su primo Napoleón III, en enero de 1870.
¿O es acaso menos interesante el gran hallazgo protagonizado por el doctor y ensayista Gregorio Marañón, en 1947, nada menos que de la momia del rey Enrique IV, hermanastro de Isabel la Católica? Se sabía que Enrique IV había sido inhumado en el monasterio jerónimo de Guadalupe, en Cáceres, pero todos los intentos de encontrar sus restos habían resultado baldíos hasta entonces.
¿Se imaginaba alguien, por otra parte, que toda una infanta de España, Eulalia de Borbón en su caso, tía del rey Alfonso XIII, fuese capaz de salvar la vida del hijo de su secretario particular, Lotario Giménez, estudiante de Ciencias Políticas y Económicas en La Sorbona, detenido por la Gestapo en el París ocupado durante la Segunda Guerra Mundial? La Gestapo irrumpió en casa de Lotario, llevándoselo detenido a su cuartel general de la Kommandantur, donde le arrancó una confesión que casi le costó la vida...
Descubriremos igualmente facetas insospechadas sobre un personaje tan siniestro como Stalin, a quien su camarada Lazar Kaganovitz describía como un «hombre distinto en cada ocasión». La madre del genocida estaba convencida de que su hijo, bautizado en el templo de Gori, dedicaría su vida a servir a Dios como patriarca de la Iglesia ortodoxa. Verlo para creerlo. Y hablando de personajes funestos, rescatamos de las tinieblas a Rodrigo Borgia, elegido Papa con el nombre de Alejandro VI y fallecido posiblemente envenenado tras celebrar su cumpleaños con un gran banquete en compañía de su hijo César. Ambos sufrieron náuseas, vómitos, diarrea y fiebre; pero César, por ser más joven y fuerte, sobrevivió. ¿Estuvo confabulado acaso el cardenal Adriano de Corneto con el cocinero papal? Lo veremos...
Como también asistiremos a la trágica muerte del príncipe Alfonso de Borbón, primogénito del rey Alfonso XIII, en plena Guerra Civil española, como consecuencia de un leve accidente de automóvil que a él le costó la vida por ser hemofílico. El sedán del príncipe de Asturias, conducido por la camarera Mildred Gaydon, se desvió ligeramente a la derecha en el bulevar Byscaine, en Miami, y acabó empotrándose contra un poste telefónico. Ahora desvelamos el expediente policial de su muerte.
Para sucesos tétricos, muy pocos o ninguno como el vivido en primera persona por el joven sacerdote africano Gaetan Kabasha, en 2011, quien realizó su primer exorcismo entonces y quedó ya curado de espantos para afrontar otros insólitos casos de brujería y magia negra. Ordenado sacerdote en la catedral de San Pedro Claver, en el corazón de la República Centroafricana, el padre Gaetan se enfrentó al terrible caso del carnero embrujado que relatamos también con todo lujo de detalles en este nuevo libro.
¿Y quién no ha oído hablar del detective más famoso de la Historia, el mismísimo Sherlock Holmes? ¿Existió en realidad o es un personaje de ficción? Averiguaremos que el doctor Joseph Bell, pionero del método deductivo, falleció viudo y cojo por accidente de caza, habiendo inspirado a Conan Doyle el célebre detective de sus novelas. Profesor de medicina de Conan Doyle y de Robert Louis Stevenson en la Universidad de Edimburgo, el doctor Bell solía decir a sus alumnos: «Elemental...». Nosotros decimos ahora, en «Las páginas secretas de la Historia»: «Increíble... pero cierto».
La enfermedad que hermana a Goya y Van Gogh
¿Qué misteriosa enfermedad estuvo a punto de segar la vida de Francisco de Goya y afectó a otros grandes maestros como Ludwig van Beethoven y Vincent Van Gogh? Debemos aludir al plomo, un metal pesado, de un color gris azulado causante de numerosas intoxicaciones con resultado de muerte, a las que se ha dado el nombre científico de «saturnismo». Una enfermedad letal en muchos casos, también conocida como «plumbosis» o «lengua negra», derivada del «color de Saturno» por el tinte plomizo en la piel debido a la acumulación excesiva de este metal. Para nadie es un secreto que célebres pintores como Goya y Van Gogh utilizaban cerusa en sus talleres, es decir, albayalde o blanco de plomo. Jugaban así, sin saberlo, con fuego.
«Las páginas secretas de la Historia»
José María Zavala
PLAZA&JANÉS 480 páginas,
19,85 euros